Actualizado: 25/04/2024 19:17
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Política

«La Iglesia polaca apoyó las aspiraciones de libertad»

La entrevista que Lech Walesa concedió a 'Vitral', pero que no pudo ser publicada en el último número de la revista.

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Nosotros menospreciamos a los "nuevos socialdemócratas", ex comunistas, y sus ganas de regresar al poder. Personalmente creo que su presidencia fue una pérdida para Polonia, una oportunidad no aprovechada. Ahora, la cuestión de mi pérdida. Sí, perdí las elecciones, es cierto, pero las perdí ante la democracia. Fue la tremenda lección para todos nosotros, porque comprobamos que la democracia tiene sus propias reglas, y hasta un gran líder de la revolución pacífica puede perder contra un desconocido representante del ancien régime, si cuenta con malos argumentos.

Perdí ante el sistema democrático, respeté la decisión de la mayoría y, en consecuencia, vencí. Claro que pude haberme atrevido a tomar el papel de un jefe, de un caudillo. Pude haberme atrevido a tener el poder que tiene Castro, Lenin o Kim Il-Sung. Pude hacer el papel de comandante en jefe. Esto es muy, muy fácil. El problema es que a ellos les parece que ahora están ganando, y que yo perdí. No es verdad, ellos perdieron y yo estoy ganando cada año, porque no perdí la guerra, sino una batalla. Ganó la democracia.

En 1990, como tercer extranjero en la historia (después de Lafayette y Winston Churchill), usted habló en el Congreso de EE UU. ¿Cuál fue el papel de EE UU en el proceso de apoyo a Solidaridad? ¿Cree usted que el embargo puesto a Polonia por la administración de Ronald Reagan, después de la Ley Marcial, aceleró los cambios en Polonia?

Hay que aceptar y tratar de utilizar cada apoyo. Eso no significa que cada apoyo no tenga sus más y sus menos. Hay que ser flexible y observar cómo cambia la realidad. El apoyo y reconocimiento internacional que tuvimos nos ayudó muchísimo, también el apoyo estadounidense. Sin embargo, no olvidemos que EE UU no lo hacía desinteresadamente. Por ejemplo, en los años ochenta, casi todos los aviones en el aeropuerto de Varsovia eran soviéticos. Ahora, la mayoría, están hechos en EE UU.

Mi punto de vista es que los americanos siempre han sabido, y saben hacer buenos negocios. Los hicieron aquí también. Recordamos el apoyo estadounidense, lo estimamos, pero a la vez, recordamos que ellos nos traicionaron y abandonaron en 1945. Recordamos que, por la política de Roosevelt, caímos en manos de Stalin. Sin embargo, sacamos buena lección del refrán que dice: "si te ayudas a ti mismo, los demás también te van a ayudar". Hoy día les agradezco a los americanos su apoyo y ayuda, pero para mí siempre cuenta más el interés de mi patria.

Usted está viajando mucho por todo el mundo dando conferencias, compartiendo su experiencia. Estuvo también muchas veces en distintos países de América Latina. ¿Qué opina sobre el giro a la izquierda en Latinoamérica?

La demagogia y el populismo tienen mucho éxito bajo ciertas circunstancias. El comunismo y todos los movimientos izquierdistas ponen en sus banderas la lucha contra la injusticia humana que predomina en muchas partes del mundo. Dicen que van a resolver los problemas, y que cuando ganen el poder, todo mejorará. Sin embargo, al ganar el poder político, no resuelven nada.

Me parece que, tanto los movimientos izquierdistas como el comunismo, tienen dos características: Les interesa sólo el poder político, no la justicia humana; y al ganar el poder, les interesa sobre todo cómo mantenerlo. La demagogia, el populismo, tienen una fuerza muy poderosa; ambos son más operativos y efectivos en la lucha política. Sin embargo, no pueden ser utilizados para gobernar un país de modo estable y democrático.

Hay que preguntarse también: ¿qué significa la izquierda hoy día? Creo que hace falta redefinirla en el siglo XXI. Antes, la definición era muy clara, con dos ejes de división: falta de fe cristiana ("no creo en Dios") y la propiedad estatal como el medio de producción predominante.

Volviendo al contexto latinoamericano, me parece que no es la izquierda la que esta luchando allí, sino la gente perjudicada, humilde, que busca la justicia social. Al mismo tiempo, esa gente no tienen ni idea lo que se esconde detrás del término "izquierda", y los demagogos pueden manipularlos fácilmente.

¿Qué diría usted a los lectores cubanos de esta entrevista?

Todas las experiencias son distintas. No existe un modelo de transición universal. Cada país y sus ciudadanos deben buscar su propio camino. Sin embargo, hay que recordar que el ser humano tiene la potencialidad para cambiar él mismo y cambiar su entorno. Tiene poder para librarse del miedo. En este contexto, es muy importante la educación y responsabilidad cívicas.

¿Qué más diría? ¡Que no pierdan la fe!, que piensen en las actividades cívicas, que no duden de que a su patria le espera una gran redefinición y que se incorporen cuando haya oportunidad para incorporarse.


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