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Irán

Con el dedo en el gatillo

Pese a la desaprobación de la comunidad internacional, Teherán ha reanudado su programa nuclear.

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Estaba cantado desde que el 24 de junio del pasado año resultó elegido nuevo presidente de Irán el ultraconservador Mahmoud Ahmadinejad: el régimen de Teherán reanudaría su programa nuclear, sin importarle la reacción de la comunidad internacional.

Desde el 3 de agosto de 2005, el guía supremo de Irán, Ali Jamenei, que es quien tiene la última palabra en todo, incluida la estrategia nuclear, recordó en un acto, entre estentóreas apelaciones a "la muerte de América y de Israel", que "los dirigentes iraníes no pueden renunciar a los derechos económicos y políticos de la nación".

Europa, en especial la troika de Londres, París y Berlín, había apostado unánimemente desde un principio por la vía de la negociación para evitar que Irán (país incluido en el "eje del mal" por el presidente George W. Bush) posea armas nucleares. Hasta el momento de las declaraciones de Jameini, el diálogo había logrado sus objetivos. Teherán aceptó precintar la central de Isfahán a cambio de negociar un trato comercial y nuclear de favor a partir de noviembre de 2004.

Ocho meses después, las autoridades iraníes rompieron el statu quo con la excusa de que las negociaciones no habían avanzado, colocaron sobre la mesa la reactivación de las actividades nucleares y exigieron a la Agencia Internacional de la Energía Atómica (organismo de las Naciones Unidas que vela por la no proliferación nuclear) que levantaran de inmediato los precintos de la citada central.

El apoyo de Castro

El 10 de agosto de 2005 Teherán levantó los precintos de Isfahán, pero continuó las negociaciones con la Unión Europea y el Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA). El 10 de enero de este año, rompió los precintos de tres instalaciones nucleares para iniciar trabajos de "investigación nuclear", lo que causó una ola de protesta internacional.

Curiosamente, cinco días antes de la drástica decisión iraní, el diario oficialista Granma publicó una versión de una conversación telefónica entre Fidel Castro y Mahmoud Ahmadinejad. Según el diario, fue el presidente del gobierno iraní quien telefoneó a Castro para expresarle su voluntad de estrechar la cooperación y agradecer la postura de La Habana sobre el programa nuclear. Ahmadinejad destacó así "la política de resistencia del líder cubano contra las potencias arrogantes, en referencia a Estados Unidos".

Por su parte, Castro apuntó que "Irán, como cualquier otro país, tiene el derecho de producir energía atómica para fines pacíficos y de tener acceso a la tecnología moderna para este propósito".


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