Actualizado: 17/05/2024 12:58
cubaencuentro.com cuba encuentro
| Opinión

Atizar el odio, Protestas, Manipulación

Dale al que no te dio

Los universitarios cubanos critican que el gobierno norteamericano apoye a Israel, pero no que su propio gobierno sea incapaz de asegurarles los alimentos y el transporte necesarios para garantizarles sus estudios

Comentarios Enviar Imprimir

En mis años de estudiante de primaria los niños desorganizaban las filas tocando por el hombro al compañerito delante. Decían: “dale al que no te dio”. Así se iba pasando el golpe al inocente, al más próximo, hasta que alguien, por temor u otra razón, se “quedada dado”. Aunque el propósito visible era alterar el orden, la intención oculta era salir del aburrimiento, del tedio de aquellas filas monótonas en los matutinos o a la hambrienta espera para entrar al comedor.

El fenómeno que hemos visto en las universidades norteamericanas se parece mucho a ese juego por sus objetivos primeros. La violencia mostrada en centros de nivel superior ha sido como un choque en la sociedad civil, sin distingo de colores políticos. Se necesitarán estudios sociológicos profundos para determinar por qué una parte de la juventud norteamericana está vacía de juicios justos, propósitos firmes, y, en consecuencia, son fácilmente manipulables por agitadores sociopáticos. Habría que distinguir entre quienes con madurez o sin ella, defienden la causa palestina de manera pacífica; otros permanecían en una “espera fecunda”, y han encontrado el momento para lanzarse a la violencia tras la primera llamada de la selva mediática.

Dentro del primer grupo puede haber chicos cuya vida ha sido relativamente fácil; carecen de información real de las causas de la guerra en Oriente Medio. Su mundo, antes de pasar las cancelas universitarias, era el alejamiento de la problemática social y la política, los viajes a Europa y las vacaciones en el Caribe. Tienen un vacío intelectual y cultural donde cualquier causa, por equivocada que este, podría ser su causa —en esta parte de la película aparecen los compañeros de la Hoz y el Martillo, y con pulóver de la famosa foto de Alberto Korda. También hacen presencia aquellos cuyas familias han tenido experiencias traumáticas con el bando contrario, léase judío, y aunque aceptarían la retaliación por los sucesos de Octubre 7, creen que la respuesta ha sido desmedida, bordea el genocidio y debe parar. No sería mínimo el porcentaje de los que consideran al Estado de Israel un error histórico, y que la única forma de repararlo sería la creación de un estado palestino. A todos ellos los une el derecho en suelo estadounidense a expresar pacíficamente sus razones, incluyendo la ausencia a clases, y asumir las consecuencias de sus actos.

El otro grupo, que excluye a quienes no son estudiantes es el de los violentos. Una parte de estos chicos necesita ese tipo de suceso desordenado, “estaminėrgico”. Para ellos no han bastado los deportes de alto riesgo y de contacto “total”, la violación de los límites de velocidad, el consumo de estupefacientes y alcohol para apaciguar sus cerebros hiperactivos. Algunos de ellos han conocido la violencia intrafamiliar, el abuso infantil —mayormente emocional—, el abandono de unos padres ricos cuya forma de resarcir el amor ausente es pagando altas colegiaturas en esas universidades elitistas. A todos los une el afán destructivo de lo ajeno. El desorden por el desorden. El tedio de la larga fila que no avanza, y que al golpear al proxi, por lo menos liberan parte de la pesada carga de no ser ni hacer nada.

Del grupo de agitadores profesionales solo unas líneas. La debilidad de la democracia y del poder ejecutivo es inversamente proporcional al accionar de los revoltosos. Si la democracia no ejerce su papel de movilizar a la sociedad civil, no llena los espacios que le corresponde, y esos espacios son completados por los provocadores. Se convierten en una lluvia pertinaz en busca el resquicio en el tejado para colarse, ir minando la estructura. El poder ejecutivo en una democracia tiene la misión primera de proteger a la sociedad. Un ejecutivo percibido como endeble, permisivo, es esa loza en el techo que se ha movido de lugar, vibra sobre otras lozas, y al primer aguacero deja pasar el agua.

En los regímenes totalitarios la “técnica” de culpar y golpear al otro es tan antigua como la Humanidad misma. Pero hay sutiles diferencias entre el llamado Chivo Expiatorio, y horizontalizar el descontento a través del desplazamiento de la violencia. Quizás formen parte del mismo proceso. En la tradición hebrea milenaria se echaba al desierto el macho cabrío cargando todas las culpas del pueblo israelita. De esa manera el animal, ajeno a todo pecado, expiaba la falta ajena. Aunque cargado de simbolismo y crueldad, no deja de ser un acto sosegado, diríase pacífico. Pero trasladar los afectos, casi siempre negativos, hacia otra persona o cosa, es un término defensivo tomado del psicoanálisis: el desplazamiento. La consecuencia no solo radica en responsabilizar al otro. Es atizar la venganza, el odio, el resentimiento hacia quien nada debe directamente.

Manejados por el aparato de propaganda y control

Los universitarios cubanos, manejados por el aparato de propaganda y control, creen estar defendiendo una causa justa cuando son convocados para protestar por la guerra en Gaza. Probablemente casi ninguno podría explicar la génesis del conflicto actual, y menos aún la historia de la Resolución 181 de la ONU en 1947 y sus secuelas. Casi ninguno, para no ser absoluto, ha visto el video grabado por los propios militantes de Hamás violando, asesinado, quemando casas y personas. Los universitarios cubanos citados, nunca voluntariamente reunidos, se manifiestan con ganas, dolor, vehemencia, sobre una guerra que se desarrolla a miles de kilómetros de sus costas, y piden una nación, del río hasta el mar, sin poder colocar en un mapa los límites territoriales de lo que llaman Palestina y el Estado de Israel. Para ellos, todo es territorio Filisteo.

El régimen cubano no desperdicia la oportunidad de desplazar las frustraciones y la desesperanza a través de “manifestarse” contra un enemigo y de desviar y aplanar la violencia. Los universitarios cubanos protestan por Palestina, no porque no tienen luz ni agua para estudiar. Critican que el gobierno norteamericano apoye a Israel, no que su propio gobierno no asegure los alimentos y el transporte necesarios para garantizar los estudios. Piden autonomía para los palestinos, no autonomía para la universidad que es solo para los revolucionarios. Los universitarios cubanos están contra lo que llaman genocidio en Gaza, no contra el genocidio de las tropas rusas en Ucrania, un país independiente. En fin, no están en contra de que sus abuelos y padres hayan encanecido en un país miserable y sin esperanzas. Los manifestantes universitarios piden que ese mismo proceso deshumanizador y fallido sea para ellos, sus hijos y nietos.

No es la primera vez que en Cuba se desplaza la violencia de manera horizontal para evitar que se verticalice, es decir, vaya de abajo hacia arriba, lo cual debería ser en sociología geométrica la dirección correcta. En eso el ex Máximo Líder siempre estuvo más claro que el café con chicharos, y lo dijo el pueblo tiene que estar siempre movilizado. La Batalla de Ideas y el regreso de Elián, Los Cinco Héroes, La Deuda Externa, Ángela Davis, El Alecrín y tantas otras marchas y contramarchas que nada tenían que ver con las necesidades del pueblo, son trazos en la horizontal que aplanan la curva insurgente. El pueblo siempre debe estar protestando… por los demás. Interesarse, como diría el Bacán de la Habana, por todo lo que sucede en Chipre: “Mima, ¿y cuando nos mudamos pa Chipre?”.

Es muy probable que los comisarios políticos a falta de héroes de Hamás —son impresentables— encuentren estudiantes y revoltosos norteamericanos encarcelados como una nueva “bandera de lucha”. Un nombre capaz de cambiar el hambre y la oscuridad del pueblo cubano con la luz de su mal ejemplo. O buscar otro enemigo. El Imperio y el genocida Israel están muy gastados. Algo deberá aparecer. La hilera de cubanos es demasiado larga, y la espera, desespera. Hay que darle a quien sea. Pero nunca quedarse dado.


Los comentarios son responsabilidad de quienes los envían. Con el fin de garantizar la calidad de los debates, Cubaencuentro se reserva el derecho a rechazar o eliminar la publicación de comentarios:

  • Que contengan llamados a la violencia.
  • Difamatorios, irrespetuosos, insultantes u obscenos.
  • Referentes a la vida privada de las personas.
  • Discriminatorios hacia cualquier creencia religiosa, raza u orientación sexual.
  • Excesivamente largos.
  • Ajenos al tema de discusión.
  • Que impliquen un intento de suplantación de identidad.
  • Que contengan material escrito por terceros sin el consentimiento de éstos.
  • Que contengan publicidad.

Cubaencuentro no puede mantener correspondencia sobre comentarios rechazados o eliminados debido a lo limitado de su personal.

Los comentarios de usuarios que validen su cuenta de Disqus o que usen una cuenta de Facebook, Twitter o Google para autenticarse, no serán pre-moderados.

Aquí (https://help.disqus.com/customer/portal/articles/960202-verifying-your-disqus-account) puede ver instrucciones para validar su cuenta de Disqus y aquí (https://disqus.com/forgot/) puede recuperar su cuenta de un registro anterior.