Actualizado: 17/05/2024 12:58
cubaencuentro.com cuba encuentro
| Opinión

Opinión

Sociología barata

La guerra de las encuestas y el exilio cubano: Del diálogo a la invasión y vuelta a empezar.

Enviar Imprimir

La imaginación sociológica

Ante semejante cuadro de fervor guerrero, las investigadoras señalan que la comunidad cubanoamericana se siente frustrada y desilusionada con la política de la Casa Blanca, pero no atinan a explicar por qué la carga emocional inclina tanto hacia la guerra, incluso a quienes llegaron hace poco y dejaron familiares en la Isla.

Es paradójico que la frustración y desilusión con la tesitura política de Washington empujen a recrudecerla. Máxime si el último llamado en Miami para emprenderla "a bombazos" contra Castro y promover la "insurrección dentro de Cuba" no pasó de congregar a cuatro gatos y concitó aun divisiones intestinas entre los grupos beligerantes. Ni siquiera Alpha 66 respaldó esta rara iniciativa.

Al parecer, el tema cubano precisa otro tipo de preguntas antes que aquel con varias respuestas predeterminadas. No vendría mal el esquema clásico del árbol de Porfirio para procurar primero el orden lógico entre conceptos que podrían prestarse a confusión e indagar después la opinión de la gente al respecto.

Así como Irak y la amenaza terrorista no constituyen un binomio riguroso, Cuba y Castro no podrían formar pareja para quienes consideran a este como el problema cardinal de aquella. En tal sentido se torna oscuro que las preocupaciones de los exiliados con respecto a la situación dentro de Cuba se repartan entre derechos humanos (36%), democracia (29%) y Castro (22%). También la opción militar queda en penumbras, ya que podría contemplar desde ultimar sólo a Castro hasta invadir la Isla.

Igual suerte corre, por ejemplo, la inferencia de Darío Moreno (Centro Metropolitano de FIU) acerca de que la generación más joven "sigue identificándose como conservadora y religiosa" por efecto de "la educación recibida en las escuelas privadas católicas". No encaja bien esta conclusión cuando es probable que la mayoría de los encuestados matricule a sus hijos en las escuelas públicas, porque el 56% declaró que su ingreso familiar no pasaba de 40 mil dólares al año.

Tal nivel de ingresos se tomó más bien como indicador de que las preocupaciones del exilio transitan desde la situación en Cuba hacia la vida cotidiana en EE UU. Y por este camino se llega a la imagen de una comunidad cubanoamericana "que con el tiempo ha ganado en madurez y resulta más difícil de engañar por demagogos" ( El Nuevo Herald, marzo 9, 2006).

Aquí la ganancia en madurez puede enlazarse con el vuelco (en menos de tres años) hacia la línea dura anticastrista, mientras que volverse inmune a la demagogia entraña tantos grados de dificultad como máscaras usan los demagogos: desde "el combatiente vertical" hasta "el demócrata incorruptible".

Acaso esta ambigüedad se derive de la propia encuesta, que serviría para aprehender intencionalmente el espíritu de los tiempos desde dos frentes conexos: Castro puede enarbolarla para dar fundamento sociológico a la sempiterna "amenaza de invasión" y la Casa Blanca para atenerse más bien a los problemas de "la vida cotidiana" de los exiliados cubanos en EE UU.


« Anterior12Siguiente »