Actualizado: 25/04/2024 19:17
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Insurrección, Fidel Castro, Disidencia

Transición y generaciones

Fidel Castro sabía que, para hacer su revolución, “un lumpen bien preparado puede ser bueno”

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El deceso de Melba Hernández redujo el grupo político seminal de Fidel Castro a él solo. Ese grupo se formó el primero de mayo de 1952, al toparse Castro con Abel Santamaría y su hermana Yeyé, Chucho Montané y Melba, Raúl Gómez García y Elda Pérez Mujica. Esta última no apareció en el Moncada porque tuvo que quedarse en La Habana junto a su madre gravemente enferma.

Aquel primero de mayo hubo un rally en el Cementerio de Colón frente a la tumba del joven ortodoxo Carlos Rodríguez. Castro había sido el abogado que acusó a los policías Rafael Salas Cañizares y Rafael Casals de asesinarlo. Los otros seis fueron a repartir el boletín antibatistiano Son los Mismos, que tiraban en mimeógrafo. Castro iría a cenar al apartamento de los Santamaría y el primero de junio sacaba en el mismo mimeógrafo El Acusador con “¡Revolución no, zarpazo!”

La Generación del Centenario

Castro cuenta que personalmente reclutó “en menos de un año a mil doscientos jóvenes,” a quienes sedujo con la oportunidad de ser revolucionarios en medio de la sonsera con que los líderes de la disidencia antibatistiana habían reaccionado al manifiesto de la Juventud Ortodoxa el 25 de junio: “Batista hoy, como Machado ayer, no se puede tumbar con papelitos.”

Al asalto fueron 158 hombres y dos mujeres. Además de Castro y Melba, sólo tres eran profesionales universitarios. Castro sabía que, para hacer su revolución, “un lumpen bien preparado puede ser bueno” (Biografía a dos voces, Debate, 2006, página 125).

En The Moncada Attack (Universidad de Carolina del Sur, 2007), el Dr. Antonio R. de la Cova precisa que 9 asaltantes cayeron en combate y 52 asesinados tras ser capturados. De los 99 sobrevivientes, solo 20 se embarcaron de nuevo con Castro en el Granma y de estos últimos, tan sólo Raúl Castro y Ramiro Valdés perviven en el Buró Político, que es el foco de poder en Cuba.

Otro centenario, pero sin generación

En mayo de 1995, Yoani Sánchez publicó en el tercer número de su boletín Letra a Letra, que armaba en computadora. Allí soltó: “De otros peligros será salvada esta vez la patria, para eso cuenta con el mismo José Martí y con otra Generación del Centenario”. Se refería al centenario de la muerte del Apóstol, pero ni ella misma se lo creyó: el 9 de abril de 2007 lanzó su blog Generación Y.

Tal como advirtió el filósofo Emilio Ichikawa, para tener éxito político entre cubanos es preciso fichar seguidores entre “el lumpen” antes que entre “curas, profesores y escritores”. Este 28 de marzo se cumple un año de la aparición de Yoani en Miami. Nada sucedió en Cuba tras su regreso.

Así, la generación disidente del otro centenario gana premios antes que militantes, convoca a la prensa extranjera antes que a la juventud cubana y concita el apoyo hipócrita o impotente de fuera antes que la simpatía y la sinergia dentro.

Coda

Antonio Veciana intentó dar solución al “problema cubano” tal y como había imaginado la CIA desde 1959: “removiendo” a Fidel Castro. Lo planeó cuatro veces: con una bazuca en La Habana (1961), un arma oculta en una cámara de televisión en Santiago de Chile (1971), un fusil con mira telescópica en Quito (1971) y una pelota de softball con explosivo en Nueva York (1979).

A la postre Veciana reconoció que había perdido. El martes 19 de febrero de 2008, en el programa “A Mano Limpia” (AmericaTeVe, Canal 41, Miami), sentenció también que “el problema cubano” se resolvería después que murieran las viejas generaciones de ambos bandos. Algo así dictaminó el físico alemán Max Planck (1858-1947) sobre la solución del diferendo entre la teoría clásica de Newton y la teoría de la relatividad de Einstein: la nueva verdad nunca triunfa por sí misma, sino porque sus oponentes se van muriendo.

¿Cuál sería la nueva verdad en el problema cubano, si no fuera que los cubanos mismos son el problema? Tras la sucesión planificada de Raúl Castro y la extinción natural de la Generación del [Primer] Centenario, ¿se vendrá abajo el castrismo por sí solo?

El 21 de enero de 1959, Fidel Castro advirtió: “Ya lo saben mis enemigos: me pueden matar cuando quieran, que no hay problema. A mi hermano Raúl lo considero con cualidades suficientes para sustituirme en el caso de que yo muriera mañana en esta lucha, porque además es un compañero de muy firmes convicciones revolucionarias. Y si matan a Raúl, atrás de él vendrá otro y detrás otro y detrás otro…” En más de medio siglo, ¿habrán podido arreglárselas los Castro para dejar un grupo político transgénico que garantice esta secuencia?


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