Actualizado: 02/05/2024 23:14
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Un SMS de Cuba para el mundo

Las redes sociales demorarán en llegar con el impacto que tienen en el mundo, pero ya es un paso la 'Isla virtual' de Facebook y Twitter.

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Gran Hermano y otros realities televisivos han sido exitosos por situar a los espectadores como voyeurs de la realidad, alimentando el morbo de seguir paso a paso una historia sin aparente guión y cuyos personajes son gente cotidiana en la que pueden verse reflejados. Similar estructura encontramos en el funcionamiento de las redes sociales, que nos permiten saber desde lo más elemental hasta lo más relevante de las personas que "seguimos" —conozcámoslas o no—. En las redes no hacen falta tantas presentaciones.

Nicholas A. Christakis, sociólogo de la Universidad de Harvard, describe en su libro Conectados el impacto de las redes sociales en el comportamiento, y las compara con "una telenovela moderna, sólo que los personajes son personas reales". Las redes sociales son un paso evolutivo en esa búsqueda por estar interconectados, opina este experto.

Muchos hoy cambian la frase acuñada "Si no estás en internet, no existes", por "Si no estás en las redes sociales, no existes". Aunque todavía hay quienes desconfían de su impacto o se escabullen de esa virtualidad exhibicionista donde se juega también con la construcción de un sujeto social: qué decir y cómo decirlo marca una postura pública. El posicionamiento se ha convertido en una herramienta de poder. Mientras más followers tengas, tu mensaje llegará más lejos. El poder de tu alcance en la red delimita las fronteras. Los límites espacio-temporales se franquean cuando una joven cubana que jamás ha viajado puede acceder a las fotos que un amigo exiliado ha colgado en Facebook.

La información en tiempo real, una de las mayores ventajas de este intercambio social, convierte las redes en instrumento imprescindible allí donde los medios no pueden llegar. La revolución verde iraní se pudo seguir en Twitter, Flickr, YouTube…, que permitían comunicar al mundo lo que estaba ocurriendo en Irán, cuyo gobierno expulsó a los corresponsales extranjeros.

El ciudadano común, convertido ahora en una suerte de "reportero anónimo", circula la información en tiempo real, que se expande por la red instantáneamente. Una vía útil para burlar la censura informativa. No quiere decir esto que cualquiera pueda ser periodista, pues los medios tradicionales tienen que seguir contrastando la información a través de sus fuentes, del mismo modo que deben aprovechar estas plataformas para llegar al público de una manera directa y conectar con lo que ocurre en las calles.

"No creo que Twitter pueda usarse para frenar la violencia, pero sí creo que puede utilizarse para alertar sobre lo que está pasando alrededor de una comunidad, del país y del mundo", declaró Jack Dorsey en una entrevista al diario mexicano Excélsior.

La amplia cobertura en las redes no pudo impedir la ola represiva en Irán, pero fue un modo eficaz de romper la censura, un llamado de atención a la opinión pública internacional: "Irán existe". Este llamado se extendió más allá de ese territorio geográfico. Su grito tuvo eco en miles de cibernautas que trasformaron de verde su foto de perfil y se lanzaron a las calles de muchas ciudades del mundo en solidaridad con el pueblo iraní. Como lo hicieron por Colombia con "Un millón de voces contra las FARC", un grupo creado en Facebook que movilizó a 12 millones de personas en 200 ciudades de 40 países en 2008; o las protestas mundiales del pasado septiembre bajo el lema "NO MÁS CHÁVEZ".

Aunque las redes sociales no logren incidir con contundencia en el mundo real, donde siguen existiendo Chávez, Ahmadineyad y las FARC, sí ponen en evidencia que existen miles de personas dispuestas a hacerse visibles, reivindicando sus derechos desde esa "tierra de libertad" que es internet.

La inmediatez que trasmiten las redes tiene su eco en todo tipo de sucesos. El fallecimiento de Michael Jackson llegó a colapsar Google y Twitter. En este último, que por esos días sufrió una "caída" por el excesivo tráfico, se registraron más de 66.500 actualizaciones con el rótulo "Michael Jackson", según las estadísticas de TweetVolume.

En ese punto, la muerte de una celebridad musical llegó a opacar cualquier suceso político, como el conflicto en Honduras o la histórica visita de Obama a Rusia, que contó con menos tiempo en los telediarios que los preparativos del concierto en honor al cantante pop. Trendrr, servicio que sigue la actividad de los sitios sociales, señaló que el día de la muerte de Jackson el número de mensajes en Twitter que contenían su nombre superó los 100.000 por hora, a la par de las protestas en Irán.

Por este tipo de paradojas, los más conservadores achacan cierto carácter superfluo a estas plataformas de comunicación. Spam, rumores, publicidad, información de primera mano, bombardeo de RSS, suplantación de identidad… en las redes hay de todo, como en la vida real. El uso que hagas de estas herramientas, a quién sigas, de quién te hagas "amigo" en Facebook, de qué canal de YouTube recibas actualizaciones, el rastro que vas dejando por la red, es el resumen de tu experiencia y un reflejo de tus intereses como usuario.

"En el universo Twitter, eres lo que persigues —así que si lo encuentras aburrido, probablemente es que estás siguiendo a la gente equivocada", comenta Evgeny Morozov, investigador del Instituto Open Society Institute, en un artículo publicado en la edición española de Foreign Policy. Para Morozov, la influencia de Twitter en la política internacional es todavía marginal, aunque hace referencia a esa "diplomacia en Twitter" en la que cada día se involucran más políticos.

El ejemplo más positivo fue la candidatura de Barack Obama y el uso que la campaña hizo de estos medios, teniendo en cuenta que Estados Unidos es uno de los países con mayor cantidad de usuarios conectados. Las movilizaciones vía Twitter en las protestas de Moldavia e Irán son pasos importantes, pero aún aislados a la hora de medir el potencial de las redes como "agentes movilizadores".

¿Cuba está (des)conectada a las redes?

Partiendo del hecho de que los cubanos en la Isla tienen un ínfimo acceso a internet, el uso de las redes es muy limitado, aunque se empieza a notar la entrada de usuarios provenientes de Cuba, sea con el fin de comunicarse con familiares y amigos o promocionar páginas culturales. Incluso los medios oficiales del régimen y los blogueros "por cuenta propia" —y ajena— cuentan con un sucedáneo en las redes.

Es prematuro todavía hablar de una isla virtual. El exilio es el que hace mayor uso de estas herramientas, si se compara con los usuarios de la Isla. Pero a través de ellas una comunidad dividida por el mar, y a veces las ideas, se ha puesto en contacto; se ha abierto una ventana por la que mirar hacia ambos lados. Desde las calles del Vedado hasta YouTube viajó Juan Carlos González Marcos, Pánfilo, y su reclamo de "Jama", un vídeo que cuenta ya con más de 600.000 reproducciones. Circuló de las redes a los medios internacionales. Sin tener acceso a internet, Pánfilo pasó de anónimo a ciberfamoso, y más tarde, a estar "en candela" con el régimen.

El caso de Pánfilo tiene un final más o menos feliz —si se es optimista, pues pudo ser peor—. Internet volvió a movilizarse para denunciar su encarcelamiento. La campaña "Jama y Libertad" recaudó 3.900 firmas solidarias y los medios volvieron a hacerse portavoces. Esta vez de la injusticia de encarcelar a un hombre alcohólico que pidió comida. "Coincidentemente", días antes del concierto Paz Sin Fronteras, Pánfilo pasó de preso a loco. Hoy está de vuelta en las calles del Vedado, y parece feliz, pero ¿será el de antes?

¿Puede internet romper la barrera 'adentro'/'afuera'?

La política y la geografía marcan ese límite, pero la sensación de libertad que trasmite contar la realidad desde Cuba al mundo por un SMS y recibir respuestas instantáneas —sí, existe mundo afuera— puede ayudar a empujar esas fronteras. "Ustedes pueden ser nuestros ojos en la red. Lazarillos para internautas ciegos, es lo que necesitamos", dice @yoanisanchez, que twitea desde su teléfono móvil y recibe la respuesta de algunos de sus 9.348 followers, entre los que se encuentra @juanestwiter —quien la sigue en las tres Yoani que hay en Twitter —a pesar de no contactar con ella cuando visitó la Isla.

Eso sí, sólo por tratarse de Cuba, cubanos de cualquier punto del planeta estuvieron meses pendientes de un cantante que a más de uno jamás habría interesado. Según Twittercounter, en agosto pasado, Juanes era seguido por 11.641 internautas, y en la actualidad le siguen unos 103.933. Al millón de personas que asistieron a Paz Sin Fronteras en La Habana, se suman los que lo vieron en vivo por internet. En esa suerte de "concierto-streaming" confluyó la ilusión de unidad que el pueblo cubano pide. "Por una sola familia cubana" fue el lema más optimista con que algunos se quedaron. Pero calmados los revuelos pre y post concierto, todo vuelve a la (a)normalidad, "la vida sigue igual", como la canción, porque no hay paz sin libertad.

Reclamos digitales de esa falta de libertades se suceden a diario en la red. Iniciativas más o menos efectivas que van dejando un rastro, el comienzo de un camino en el que los cubanos tenemos mucho terreno por andar. El pasado 20 de octubre, "Día de la Cultura Nacional", blogueros e internautas lanzaron otro llamado en la red para exigir libertad de expresión, de asociación, de movimiento, para entrar y salir de la Isla. Peticiones que pueden caer en el olvido o tener eco, pero quedan registradas como una denuncia virtual. Las dictaduras totalitarias pueden intentar limitar el acceso a internet, controlar la tecnología, bloquear sitios, pero no evitar que un internauta "libre" ejerza su derecho a disentir.

Por el momento, las redes han permitido que cubanos de ambas orillas entren en comunicación. Llegan mensajes y se reenvían, se comparten fotos y se difunde todo tipo de contenidos. Se rompe el cerco comunicativo que sufre el cubano dondequiera que esté. Los de la Isla, porque piden a gritos esa información del mundo que se les niega. Los del exilio, porque necesitan saber la realidad que no publica Granma.

Faltará mucho para que las redes sociales lleguen a la Isla con el impacto que tienen en el mundo. Esperemos que ese "paso evolutivo" sea más temprano que tarde, y al menos virtualmente, cubanos de cualquier parte tengamos en la red una verdadera Cuba virtual que nos lleve también a la comunión para construirla en la vida real.


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