Actualizado: 19/05/2024 23:18
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| Opinión

Editorial

Financiación, totalitarismo y democracia

El gobierno cubano y sus ataques a Encuentro.

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En conclusión, que instituciones de muy diverso signo, de tendencias diametralmente distintas, han considerado que Encuentro es un proyecto que contribuye positivamente al debate y la información sobre la temática cubana, lo cual se refleja en la heterogeneidad de las fuentes: desde fundaciones privadas a partidos políticos de la izquierda europea —Partido Socialdemócrata Sueco y Partido Socialista Obrero Español—, desde agencias gubernamentales como la AECI y la Unión Europea hasta entidades financieras como Caja Madrid, pasando por gobiernos regionales —como la Junta de Andalucía, socialista— y otras instituciones de apoyo a la cultura. Esa diversidad, por sí misma, haría imposible "obedecer" ningún dictado de nuestros patrocinadores. Y, por supuesto, ninguna de estas instituciones jamás se habría atrevido a insinuar siquiera la menor sugerencia sobre nuestra línea editorial, hecho inconcebible en el mundo democrático.

Ejercicio de libertad

Jesús DíazFoto

Escritor Jesús Díaz, fundador de Encuentro: 'la cultura cubana es una sola'.

Dos de los principios fundacionales de Encuentro de la cultura cubana, fueron su independencia y su apertura a todas las voces, tendencias y geografías, conciliando en un solo espacio de diálogo las hasta entonces antitéticas nociones de "nosotros" y "ellos", "adentro" y "afuera".

Según La Habana, ese principio ha sido mediatizado bajo la influencia de nuestros patrocinadores, especialmente la NED, condicionando una línea editorial pro-norteamericana. Basta hojear la revista desde sus orígenes hasta hoy para percatarse de la falsedad de esas acusaciones.

Tan temprano como en el número 1, ya aparece una mirada crítica hacia el embargo, y en especial hacia la ley Helms-Burton. Pero no sólo. Encuentro ha dado cabida, a lo largo de sus 29 números, a numerosos textos que cuestionan la política norteamericana, tanto hacia Cuba como hacia el resto del planeta, textos que critican el escoramiento hacia la derecha en diferentes ámbitos y otros que diseccionan con rigor políticas europeas, e incluso ha acogido textos que censuran a la propia revista, y no sólo entre las cartas de los lectores, algo usual en las publicaciones de países democráticos. Ello queda perfectamente reflejado en muchos de los trabajos publicados, como cualquier lector podrá corroborar.

Es evidente que no hay un hiatus en esta política, ni un punto de inflexión que permita a los funcionarios cubanos sostener la tesis del "desvío" del mesurado proyecto inicial. Aunque algo sí ha cambiado, año tras año. La consolidación de Encuentro, su talante conciliador y abierto a todos los ámbitos de la cultura cubana se ha acentuado; al mismo tiempo, la sostenida calidad de los trabajos publicados le han valido un prestigio que atrae incesantemente a nuevos colaboradores y lectores. Tendiendo puentes entre tendencias ideológicas, geografías y estéticas, Encuentro ha conseguido lo que el gobierno cubano ha intentado evitar durante casi medio siglo: la Cuba posible donde quepan todos los cubanos.

Por otra parte, la idea de que la cultura cubana es una e indivisible, no ha sido para nosotros un mero argumento retórico. La relación de personalidades a las que Encuentro ha rendido homenaje, salta cualquier barrera geográfica e ideológica y subraya lo trascendente: su aporte a nuestra cultura. Así hemos homenajeado a Tomás Gutiérrez Alea y a Gastón Baquero, a Eliseo Diego y a Luis Cruz Azaceta, a Fina García Marruz y a Julio Miranda, a César López y a Manuel Moreno Fraginals, a Antón Arrufat y a Heberto Padilla, a Abelardo Estorino y a José Triana, a Virgilio Piñera y a Antonio Benítez Rojo; a Nicolás Quintana, a Lorenzo García Vega y a Jesús Díaz. Como también hemos celebrado, en un acto de justicia, a la República y a la vilipendiada generación de Mariel. Una política que no variará, por muy virulentos que sean los ataques de las autoridades cubanas. Y no se trata, al estilo de La Habana, de rescatar post-mortem del ostracismo a escritores indefensos, filtrando hacia el lector cubano sus obras previamente escardadas de "malas hierbas". Nosotros no hemos dudado en homenajear a intelectuales que a su vez han recibido distinciones gubernamentales cubanas, y que en algún caso militan activamente a favor del régimen. El valor de sus respectivas obras es, en este caso, lo único que cuenta. Una prueba fehaciente del compromiso irreversible del diálogo cultural de Encuentro con lo mejor de la creación artística, literaria e intelectual de la isla es que el Homenaje del número 26/27 de este año, después de tantos ataques y calumnias, después de la Feria del Libro de Guadalajara y de mesas redondas y centenares de páginas infamantes en la prensa oficial cubana, estuvo dedicado al dramaturgo Abelardo Estorino, que reside en La Habana, e ilustrado por el gran pintor del pop revolucionario, Raúl Martínez.

En cuanto al principio de no exclusión y apertura que ha signado el quehacer de Encuentro durante sus seis años, basta recordar que, entre otros muchos colaboradores cuya mención in extenso es imposible, aunque todos sean depositarios de nuestro agradecimiento, se cuentan César López, Lina de Feria, Eliseo Diego, Raúl Rivero, Guillermo Rodríguez Rivera, Efraín Rodríguez Santana y Manuel García Verdecia; pero también Heberto Padilla, Gastón Baquero, Manuel Díaz Martínez, José Kozer y Nivaria Tejera. Han publicado en Encuentro Abilio Estévez, Pedro Juan Gutiérrez, Ena Lucía Portela, Ronaldo Menéndez y Atilio Caballero; junto a Antonio Benítez Rojo, Jesús Díaz, Zoé Valdés, Carlos Victoria, Eliseo Alberto y Eduardo Manet. Han aparecido textos de Mons. Carlos Manuel de Céspedes, de Rafael Alcides y Rafael Almanza, así como otros de Aurelio de la Vega, Jorge I. Domínguez y Enrico Mario Santí; de Oscar Espinosa Chepe y de Carmelo Mesa-Lago; de Aurelio Alonso y Marifeli Pérez-Stable. Han coincidido en nuestras páginas Ambrosio Fornet y Roberto González Echevarría; Jorge Luis Arcos, Víctor Fowler y Antonio José Ponte, junto a Iván de la Nuez, Emilio de Armas, Rafael Rojas y Gustavo Pérez Firmat.


Primer número de EncuentroGalería

Primer número de Encuentro; verano de 1996. Una cultura diversa, contemporánea e internacional como una de las primeras esperanzas de la nación.