Actualizado: 23/04/2024 20:43
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Humor

Viva el deporte

Si Cuba gana el Clásico Mundial, la prensa celebrará la superioridad del deporte revolucionario sobre el rentado... y la del picadillo de soya sobre el filet mignon.

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Se hablará de las duras presiones que el equipo cubano tuvo que soportar —sobre todo cuando pasaba por delante de algún supermercado— y cómo a pesar de todo supo mantener la moral revolucionaria en todo momento. Como recordarán, en ocasión de la derrota que sufrieron los cubanos ante el equipo de los Orioles de Baltimore, el Granma anunció "Ganó el deporte". Y luego, cuando lograron ganarle a los Orioles, el mismo periódico anunció en sus páginas: "Victoria de Cuba". "Desde entonces", me comentó en una carta un amigo que vive en La Habana, "siempre quiero que gane el deporte".

Preparándose para Ginebra

Así que es de esperar que si Cuba gana el campeonato, la prensa celebre la clara superioridad del deporte revolucionario sobre el deporte rentado, del socialismo sobre el capitalismo y del picadillo de soya sobre el filet mignon. Un resultado adverso, en cambio, será declarado una victoria moral como ocurre cada vez que Cuba recibe una votación desfavorable en la Comisión de Derechos Humanos de Ginebra.

Y entonces uno se empieza a preguntar si la participación del equipo Cuba en el Clásico Mundial de Béisbol no tiene otro objetivo que permitirle a la prensa cubana que se vaya entrenando para la próxima votación en Ginebra.

Llegado a este punto, voy a tratar de responder la pregunta que todos se están haciendo ahora mismo: ¿por qué el Comandante ha asumido el riesgo de participar en ese torneo, en el que puede perder juegos en el terreno y jugadores en cualquier otra parte?

Según algunos expertos, se trata de buscar un merecido descanso entre las protestas contra Posada Carriles y por la liberación de los Cinco Héroes Prisioneros del Imperio (CHEPRIM) y el comienzo del torneo de Derechos Humanos en Ginebra. Pero, por otra parte, hay que pensar que con este torneo el Comandante podrá salir por fin de una vieja duda: ¿han valido la pena todos estos años de revolución y todos los sacrificios que han representado?

Es cierto que el Comandante ha conseguido cosas que cuando llegó al poder se tenían por impensables, como lograr que Cuba se convirtiera, junto con el resto de los países desarrollados, en importadora de azúcar. Pero el hecho es que ahora el Comandante tiene ante sí una misión, cuyo cumplimiento las presentes y futuras generaciones de cubanos le agradecerán eternamente: demostrar que puede preparar un equipo capaz de derrotar a los mejores jugadores de Grandes Ligas, igualito que el equipo Almendares en tiempos de José Miguel Gómez.

En la derrota ni se piensa: si pierden en contra del deseo del Comandante (y en claro contubernio con la mafia de Miami), los peloteros están conscientes de que eso equivaldría a colaborar con la propaganda enemiga, delito que, de acuerdo con las leyes actuales, recibe penas mayores que por asesinar a cuatro personas o haber fileteado una vaca. Aún así, el equipo de expertos que trabaja para esta columna me ha dado el pronóstico de que Cuba terminará compartiendo entre los lugares del quinto al octavo. Yo prefiero no opinar. Yo lo único que quiero es que gane el deporte.


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