Efemérides de la Contrarrevolución Cubana
De espías, avionetas, boda y películas
El 16 de octubre de 2001, Alfredo Arango reporta desde People en Español Magazine para El Nuevo Herald que “próximamente el público norteamericano podrá ver a un actor de alto calibre, como Benicio del Toro o Javier Bardem”, protagonizar en la pantalla grande al agente Germán de la Red Avispa: Juan Pablo Roque, mayor de la fuerza aérea de Castro.
Aquel público lleva casi dos décadas esperando por esa película, mientras que hace rato anda por Netflix otra que se estrenó el año pasado en el Festival de Cine de Venecia. En ella el actor brasileño Wagner Moura interpreta a Roque, quien nada con traje y equipo yuma hasta GITMO en vez de con la trusa soviética remendada y las patas de rana cosidas con alambre que usó realmente para consumar su deserción embaucadora.
Historias de película
La cinta que aún se espera tendría su pauta de guion en el libro Estrecho de traición: La historia de la fatídica unión entre Ana Margarita Martínez y Juan Pablo Roque (Miami: Ediciones Universal, 1999, 134 pp.), de la escritora cubanoamericana Diana Montané. Según Arango, el presidente de la compañía de cine y televisión de Francis Ford Coppola (American Zoetrope), Fred Fuchs, “expresó en conferencia telefónica a Martínez y a Montaner (sic) su deseo de comprar los derechos para realizar la película basada en la historia”.
El filme que ya salió deriva del libro Os últimos soldados da Guerra Fria (São Paulo: Companhia das Letras, 2011, 315 pp.), del político y escritor brasileño Fernando Gomes de Morais. Lleva como subtítulo esta media verdad: “La historia de los agentes secretos infiltrados por Cuba en organizaciones de extrema derecha en los Estados Unidos”. La media mentira consiste en que también y preferentemente se involucraron en espionaje militar, como penetrar el Comando Sur (Operación Surco) y la base aeronaval de Boca Chica (Operación Aeropuerto).
Enroque vital
Germán se hizo pasar como piloto desertor del castrismo, fue a la iglesia, cortejó a Martínez hasta casarse con ella [1], tupió al exiliado José Basulto para colarse en Hermanos al Rescate (HAR), entró al Centro de Apoyo a desertores y envió mensajes por onda corta a Cuba, publicó sus memorias (Desertor, Fundación Nacional Cubano-Americana, 1995, 140 pp.), se ofreció al FBI como informante, echó palante a exiliados anticastristas y así hasta que se largó de Miami la víspera del derribo de dos avionetas desarmadas de HAR, que acaeció el 24 de febrero de 1996 en aguas internacionales. El lunes 26, Roque reapareció en la televisión cubana para tachar a HAR de organización terrorista y a la Casa Blanca, de cómplice.
En 2013 el periodista Tracey Eaton se alzó con premio de la Sociedad de Editores de Noticias de Florida por su reportaje de citas del ya teniente coronel Roque, quien como espía quemado por Castro estaba en la fuácata. De ahí que pusiera a la venta en el zoco cubiche la casa de dos pisos y tres dormitorios que había heredado de sus padres (Foto) y en e-Bay, el Rolex que según Martínez había comprado “con el dinero que el FBI le pagó como informante”. Roque confió a Eaton que pensaba sacarle buen dinero a ese reloj, pues algún coleccionista americano estaría interesado: “Alguien a quien le guste James Bond”.
Berrinche autoral
Al filo de la obra cinematográfica que, sin el pedigrí de Coppola y su American Zoetrope, salió a la francesa con guion y dirección de Olivier Assayas, Roque tronó contrarrevolucionariamente: “Aunque la película es más fiel a la verdad que ‘ese libro de mierda’ [Os últimos soldados da Guerra Fria], no deja de ser un filme comercial que se aleja bastante de la realidad”. Para el agente Germán, la culpa recae sobre todo en Miguel Álvarez, el tracatán de Ricardo Alarcón encargado de facilitar revolucionariamente la documentación a Gomes de Morais.
Al año siguiente de ver la luz aquel “libro de mierda”, Álvarez entraba con su esposa, Mercedes Arce, en la lista del contador de presos políticos Elizardo Sánchez por revelar y/o vender no se sabe qué secretos de Estado dizque a unos mexicanos. Álvarez acaba de salir de la cárcel con licencia extrapenal por grave enfermedad.
Bandos inconciliables
Para subrayar la aguda fractura de la nación cubiche en castristas y anticastristas, el filósofo exiliado Emilio Ichikawa indica la escena ilustrativa en que Olga Salanueva [agente Ida, por Penélope Cruz], su esposo René González [agente Castor o Iselín, por Edgar Ramírez] y el oficial de la Red Avispa Gerardo Hernández [Giro, por Gael García Bernal] jaranean sobre la muerte en cierne del líder exiliar Jorge Mas Canosa.
Así como presenta a unos agentes ilegales —esto es: sin cobertura diplomática— que espían para Castro como si fuera en nombre de la soberanía nacional, la película recrea cómo ciertos exiliados se vinculan al narcotráfico y al terrorismo en nombre de la libertad y la democracia para Cuba. Y así como unos pilotos de Castro en cazas a chorro celebran entre palabrotas el derribo a cohetazos de dos avioneticas de HAR desarmadas, la película muestra cómo ciertos exiliados incursionan a tiros en balneario de la Isla y otros encargan a un salvadoreño temerario repartir explosiones por instalaciones turísticas de La Habana.
Coda
Ichikawa también aprecia poca sensibilidad en la escena ilustrativa de cómo los espías abordan las explosiones de 1997 en La Habana. Puesto que evitarlas era otra de las misiones de la Red Avispa, se pregunta: ¿Espías para qué?
Notas
[1] Martínez demandó al gobierno de Castro por los daños y perjuicios que causó su agentón Germán. Un tribunal de la Florida falló el 9 de marzo de 2001 adjudicarle $7.175.000.00. En la película Martínez —interpretada por Ana de Armas— salió requetebién como una bella y sexy cubanoamericana víctima por amor del villano Roque, pero De Armas salió requetemal con la propia Martínez, quien declaró a Univisión 23 (Miami): “Debería haber tenido más vergüenza como cubana [y] no haberse prestado para representar una infamia contra la comunidad cubanoamericana”.
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