En primera persona
Sanidad y alimentación: Los sueños del Comandante y las pesadillas de la población.
Como se habrán fijado, lo que ha comprado Juan no le alcanza para todo el mes, ni mucho menos. Los crédulos que leen nuestra prensa dirán: "¡pero está la canasta básica!". No me detendré en este punto, pero les puedo asegurar a estas personas que la canasta básica y… "la carabina de Ambrosio", es la misma cosa. O sea, no alcanza ni para una semana.
Nótese, también, que Juan no ha comprado ropa, ni medicamentos, ni materiales de oficina; que no ha pagado los gastos de la casa, como electricidad, teléfono, agua, y gas, los cuales —aunque también subsidiados— representan un desembolso y hay que cubrirlos; que, por suerte, no ha tenido que hacer ningún arreglo de plomería, electricidad o carpintería en su casa; que Juan no tiene carro, ni puede ahorrar un centavo para unas merecidas vacaciones, ni se puede dar el lujo de comprarse una cervecita fría (0.90 CUC = 22 pesos cubanos), y que ha dejado de tomar café.
Soluciones 'a la cubana'
¿Y si Juan tuviese un hijo que necesitara tenis, por ejemplo? Los zapatos no se venden en pesos cubanos, ni subsidiados, sólo en pesos convertibles, a un precio aproximado de unos 20 CUC (480 pesos cubanos). Las únicas soluciones posibles que Juan tiene para sus limitadas finanzas son: 1) Irse en una misión internacionalista, 2) Cobrar por sus servicios médicos, de forma clandestina, 3) pedirle ayuda a algún familiar que tuviese en el extranjero, 4) hacer otro tipo de trabajo, en las noches, sin que se supiese, porque el médico no puede tener, por Ley, ningún trabajo por cuenta propia, 5) quedarse en otro país, si logra que le den el permiso para viajar, siendo médico, sin hijos ni familia, 6) inventar algo porque, está claro, la cuenta no da.
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