En primera persona
Sanidad y alimentación: Los sueños del Comandante y las pesadillas de la población.
Por estas razones, los médicos y enfermeras (os) lo único que desean es que los envíen a cualquier lugar del orbe, situación que el Comandante aprovecha de forma magistral para llevar a cabo su "conmovedor" programa. Según él mismo ha informado, hay más de 20.000 médicos cubanos laborando en diferentes regiones del planeta, lo que representa, según la opinión de un economista amigo, la tercera parte de los facultativos existentes en la Isla.
Un cirujano me comentó, descorazonado, que en su hospital estaban trabajando casi con la cuarta parte de los médicos que se necesitaban porque todos estaban cumpliendo misiones en otros países. "Te podrás imaginar", me dijo, "que no damos abasto, estamos agotados". No hay más que entrar a un hospital para saber que no miente. Los buenos médicos y enfermeras (os) tratan de hacer lo que pueden, pero la realidad es que la atención en los hospitales es cada día peor, el maltrato es increíble y el desinterés, la negligencia y la desidia están acabando con los cubanos, mucho más que las enfermedades.
Esta situación de caos y estrés resulta insoportable para los propios médicos y, muy especialmente, para los enfermos y los familiares que tienen que soportar la grosería y la desatención constantes. Los facultativos cubanos tienen una bien ganada fama de ser buenos, pero ya no lo son tanto, y no los culpo. Si usted tiene que trabajar con pésimas condiciones de higiene, si en su consultorio no hay un mísero ventilador para aliviar algo el calor sofocante, si no tiene las medicinas necesarias, si no hay agua para lavarse las manos, si la comida del hospital es incomible, si no le alcanza el salario para vivir… usted no puede brindar una atención correcta y profesional.
A todo esto se suma que, por la escasez de personal de la salud, más la falta de equipos (a pesar de que la televisión y la prensa dicen lo contrario) hay muchos tratamientos limitados que pueden demorarse meses, tiempo valioso si usted, por ejemplo, necesita darse radiaciones.
Lo que se sabe no se pregunta
El Comandante algo sabe, lo comentó en una de sus últimas y kilométricas apariciones en las mesas redondas televisivas. Explicó que sabía de casos de corrupción, incluso contó el de un especialista que había realizado una interrupción de un embarazo y había cobrado 1.000 pesos. Para demostrar la ira de la población ante semejante hecho, leyó el sentir de un cubano indignado, recogido a través de una encuesta ("opinión del pueblo", le llaman) que dijo: "Si Fidel se entera, lo manda a fusilar", para enseguida aclarar: "No se preocupen, no lo vamos a fusilar, aunque se lo merece".
Entonces, las radiaciones se cobran, las placas de rayos X, los ingresos, las operaciones, las consultas: todo tiene un precio, una tarifa. No digo que es así siempre, ni mucho menos, afortunadamente; pero si usted está desesperado, le dan un turno muy lejos y tiene el dinero, siempre aparecerá alguna forma de "resolver" esa situación, teniendo en cuenta que se conjugan sus necesidades con las del médico: "usted requiere atención especializada, yo necesito dinero", que no es otra cosa que el imperio de la implacable ley de la oferta y la demanda aplicada a la salud pública.
Y estos casos suceden, también, en otras ramas de la economía, como son los servicios de notaría, que también tienen sus tarifas, y los maestros, que dan sus clases particulares porque los tan cacareados maestros emergentes (como los enfermeros emergentes), en su mayoría, no sirven para nada.
El descalabro se extiende como un cáncer incontrolable, y ya es verdaderamente escandalosa la escasez de medicinas, que faltan, no tanto como consecuencia del famoso "bloqueo" (que tampoco es como lo pintan), sino porque, sencillamente, se las roban y las revenden a precios de mercado negro.
Por mi casa pasa un señor pregonando, literalmente (bajito, claro, es un pregón algo apagado), todas las medicinas que están "en falta" en las farmacias: Meprobamato, Dipirona, Ibuprofen, antibióticos, inyecciones de Complejo B, etc. Pocas personas me creerán si les afirmo, con absoluto conocimiento de causa, que en las farmacias que venden en pesos cubanos (porque hay farmacias que venden en pesos convertibles) usted jamás puede encontrar cosas tan elementales como: algodón, alcohol, agua oxigenada, laxantes, curitas o jeringuillas desechables, por sólo citar artículos muy sencillos y de gran demanda.
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