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Sociedad

Esperando el batacazo

¿Prepara el gobierno a la opinión pública para la eliminación de los mercados agropecuarios?

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Razones para sospechar

Tal vez bastarían estos breves y muy cuidadosos testimonios para ir comprendiendo el papel jugado por el gobierno en el surgimiento y propagación de la "actividad inescrupulosa" de los intermediarios. Igual que bastan para esbozar una comparación entre ellos y los funcionarios (estatales) de acopio, si es que a la falta de escrúpulos queremos referirnos.

Sin embargo, considerando antecedentes, existen razones para sospechar que justo las cabezas de los intermediarios y, por extensión, las del comercio por cuenta propia, serán las primeras (quizá las únicas) que rueden como resultado de esta nueva serie crítica.

No en balde está cundiendo el pánico. Es algo que se nota desde ya, tanto en muchas tarimas vacías de los agromercados llamados "de oferta y demanda", como en la consternación de la gente ante los vendedores que se precipitan a dejar la raya apenas comienzan los enjuiciamientos.

Quiera la providencia que no estemos tropezando otra vez con la histórica obsesión del régimen por mantenerlo todo entre sus manos, fuertes y hábiles para apretar, pero para nada más.

Por si las moscas, habrá que ofrecerle flores frescas a San Lázaro, aliviador de la agonía, rogándole que el mencionado despliegue periodístico de Granma sea algo más que un pretexto para introducir otro capítulo de esa sufrida telenovela por entregas a la que podríamos llamar "Paredón para el trabajo independiente". Y habrá que apurarse para comprar las flores, no sea que también se nos pierdan, detrás o delante de los intermediarios.

Y que a nadie le extrañe. Ya que durante decenios, antes de que surgiera aquel primer mercado libre campesino, para ver en La Habana (y sólo desde lejos) flores frescas, había que trasladarse hasta el último piso de la funeraria de Calzada y K, a la capilla bautizada por el pueblo como 64, número que significa "muerto grande" en la charada.

Para no hablar del largo e insólito destierro de la malanga, el plátano, la yuca, la berenjena, el boniato, los frijoles recién cosechados, el ñame, la carne de cerdo (no mencionemos otras); o de casi todos los vegetales y hortalizas; o de las frutas en generalidad, desde la ciruela hasta el melón, arrasados de raíz (por un tornado con denominación estatal: Cordón de La Habana), y no vueltas a ver más que en fotografías viejas, hasta el día en que, con la soga al cuello, no les quedó otro remedio que despenalizar la actividad "inescrupulosa" de los independientes.

* Luego de la redacción de este artículo, han aparecido en el diario Granma otros reportajes "críticos" sobre los mercados agropecuarios.


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