Actualizado: 25/04/2024 19:17
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Testigo directo

La cara oculta de la potencia médica

Hospitales destruidos, discriminación hacia los nativos y una atención cada vez más deficiente son hoy el día a día de la salud pública cubana.

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Una de las anécdotas que sigue corriendo de boca en boca por las calles de La Habana es la de un vecino del municipio Playa que puso un letrero en la puerta de su casa que decía: "Permuto para Venezuela, necesito operarme de cataratas".

Uno de los dramas que vive la población es que, a pesar de que se ha anunciado que este año se operarán de la vista en la Isla unas 100.000 personas provenientes de América Latina, y la invitación a beneficiarse de la llamada Operación Milagro ha sido extendida por el presidente venezolano Hugo Chávez a Estados Unidos, los ciudadanos cubanos no tienen la misma suerte.

Martha, una cubana que vive en Centro Habana y que padece una catarata progresiva desde el año pasado, no ha podido conseguir un turno en el Hospital Oftalmológico Ramón Pando Ferrer (conocido como La Liga Contra la Ceguera), porque esa dependencia ahora está "consagrada" a cumplir con las cirugías a extranjeros que promociona el Proyecto Alba.

"En cuanto tú ves un hospital, o cualquier otro lugar en Cuba, al que le construyen un muro alto alrededor, lo remozan y le ponen aire acondicionado y muebles de lujo, ya uno sabe que allí no reciben a cubanos". Y acto seguido explica: "¿Para nosotros? Primero ir al policlínico de tu zona y de allí te remiten para el hospital que te corresponde; luego te inscriben en una lista y te vas para tu casa a esperar por las calendas griegas".

Martha ya ella perdió la esperanza de que le avisen y no confía en las listas, porque "los que las controlan, las manejan a su manera". Ahora está tratando de "resolver" su problema a través de un amigo que trabaja en La Liga. "Allí están utilizando una técnica muy novedosa para las operaciones de cataratas que no practican en los demás hospitales para cubanos en el país", aclara.

Crisis de reactivos

Pero operarse de la vista no es el único problema que enfrenta un ciudadano cuando necesita solucionar sus problemas de salud. A pesar de que el país produce médicos hasta para exportar y Cuba equipa y asiste con medicamentos a hospitales de varios países latinoamericanos, el médico local carece de medios para diagnosticar y de medicinas para recetar.

Si un cubano tiene o se sospecha que tiene una enfermedad importante, tendrá que esperar para el diagnóstico definitivo a que haya en el laboratorio una cantidad de muestras a examinar que sumen el total de análisis que se pueden hacer con un frasco de reactivo. De lo contrario, "no se puede desperdiciar" el contenido. La espera puede ser de meses.

Y lo peor es que, en muchos casos, los reactivos para determinados exámenes de sangre no existen, o están disponibles solamente en hospitales "para extranjeros", donde los cubanos no tienen acceso, como por ejemplo el Centro Internacional de Restauración Neurológica (CIREN).


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