Actualizado: 18/04/2024 23:36
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Literatura

'Encuentro' número 39

Texto leído por el ensayista puertorriqueño Juan Duchesne Winter en la presentación de la revista 'Encuentro de la Cultura Cubana' en San Juan.

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La poesía de Nivaria Tejera

Cuando abrimos las páginas de la revista, lo primero que alza vuelo es un pequeño enjambre de palabras de Nivaria Tejera que vibran con suavidad enervante. Su poesía narrada y su poesía versificada nos murmuran las deliciosas claudicaciones del yo y los triunfos secretos de la persona en su perpetuo apostar al mundo del lenguaje. El homenaje a Nivaria Tejera ha sido la gran lección que me entrega este número 39 de Encuentro, pues lo que era un nombre de referencia cuyas palabras realmente desconocía me ha llegado con letra y voz.

La selección es demasiado breve, pero cada letra de esta escritura aérea condensa las pequeñas mutaciones de un laboratorio solitario y sin cuartel, la trama de una prolongada libertad de acción en el lenguaje, conquistada no sólo en la aventura estética que la autora compartió con los experimentadores más audaces de una época, sino, tratándose de una cubana que no escapó por completo a la fulguración del mito político, conquistada también con una postura ética de indiferencia del artista a las interpelaciones de la beatería ideológica.

Constatamos, no por casualidad, que en la poesía de Nivaria Tejera son irrelevantes palabras que la vesania identitaria ha cargado, lamentablemente, de ponzoñosa banalidad, palabras como cubanía, caribeñidad, hispanidad y otras pamplinas que quizás nunca se merecieron la inflación trivial que las hace hoy tan pesadas. Las palabras de Nivaria Tejera despliegan raíces aéreas indiferentes a las aduanas del territorio.

Los poemas de Félix Cruz Álvarez y Rafael Enrique Hernández sostienen la alta expectativa establecida por el homenaje a Nivaria Tejera. Cruz Álvarez concita escenarios del mar y del cielo donde inaugura repetidamente una memoria desconocida. Hernández descorre el ritual de mutilaciones ejecutadas en obediencia a un siniestro mandato de sacrificio perpetuo.

Gustavo Firmat aprovecha la lectura de un poema de Eugenio Florit para mediar en la propuesta de Antonio José Ponte sobre la prominencia de una "tradición cubana del no" verificada en el tipo melancólico, nihilista y maldito que Cintio Vitier no sólo excluye de "lo cubano en la poesía", sino que anota en el índice de su inquisición solar y solariega.

En su libro Isla sin fin, Rafael Rojas ya coloca al amparo de la tenue luz lunar lo que llama "una posible tradición nihilista en nuestra cultura" en la cual, de hecho, sitúa a los autores más capaces de interesar a lectores de un ámbito internacional y contemporáneo a quienes muy poco les motivará husmear dónde caracoles estará "lo cubano" en la literatura. Sabemos que "lo cubano", "lo puertorriqueño" y otras sensaciones similares cuyos secretos conocen sólo quienes las poseen, perviven en nuestras artes como pequeñas potencias de gozo inmunes a las abstracciones de la ideología de la identidad.

Isla boca arriba y diseminada

Relatos, crónicas y ensayos críticos de Charo Guerra, Luis Manuel García, Hugo Luis Sánchez, Alejandro Armengol, María Elena Blanco, Amir Valle, Duanel Díaz Infante, nos ofrecen un cortometraje informativo y meditativo del sensorium intelectual que atraviesa el borde sin sutura, la isla boca arriba y diseminada, que se nos expone en Encuentro 39.

Como sucede en toda América Latina, la abundancia imaginaria de la república de las letras contrasta con la miseria material y espiritual del Estado-nación. Las estadísticas oficiales analizadas por Carmelo Mesa-Lago muestran un incremento en los niveles de pobreza, un aumento en la desigualdad de la distribución de la riqueza y un incremento en el desempleo a partir de 1995.