Actualizado: 17/04/2024 23:20
cubaencuentro.com cuba encuentro
| Cultura

Literatura

'Encuentro' número 39

Texto leído por el ensayista puertorriqueño Juan Duchesne Winter en la presentación de la revista 'Encuentro de la Cultura Cubana' en San Juan.

Enviar Imprimir

Quien no quiso aceptar este traicionero dictamen de la historia de los opresores, quien quiso tomar en serio la interrupción liberadora ocasionada por los oprimidos, fue arrasado por el mando revolucionario con una violencia que la burguesía oligárquica cubana apenas experimentó en carne propia.

Mientras leía este dossier de Encuentro número 39, específicamente el texto de Elizabeth Burgos que interpreta testimonios de sobrevivientes de las torturas y malos tratos carcelarios ocurridos durante la guerra sucia de la oligarquía militar revolucionaria, discutía en mi curso de literatura la novela Insensatez, del salvadoreño Horacio Castellanos Moya.

El relato describe cómo el protagonista lee otros relatos: los testimonios de sobrevivientes de la guerra sucia perpetrada en los ochenta por la oligarquía militar guatemalteca contra la sociedad civil de su país. También cité en clase el libro A Lexicon of Terror, de Marguerite Feitlowitz, quien lee e interpreta relatos de sobrevivientes de la guerra sucia librada contra los movimientos sociales por los militares argentinos de 1976 a 1983.

Las tres experiencias de lectura comparten las mismas estructuras traumáticas y las mismas transformaciones básicas del lenguaje a la hora de comprender las aporías del testimonio de la víctima. Comparten además procesos históricos estructuralmente similares de reconstitución oligárquica de los Estados-nación latinoamericanos.

La excepcionalidad cubana

La especificidad o, si se quiere, excepcionalidad del caso cubano, es sobre todo instrumental: el Estado cubano, aparte de anticiparse históricamente a sus congéneres en la operación del dispositivo de guerras sucias, aplicó las técnicas seudomodernas de los legados leninistas, estalinistas y fascistas, entre las que se incluye el desplazamiento de las oligarquías tradicionales, la movilización y encuadramiento políticos de las masas subalternas según el molde totalitario.

Además, la oligarquía revolucionaria cubana transfirió la propiedad privada tradicional a un sistema burocrático bajo su control y usufructo privilegiado, que funciona como propiedad exclusiva de la corporación político-militar compuesta por el ejército y el partido único. Estas diferencias son significativas y explican en gran medida la permanencia extendida de dicho poder oligárquico, que se reproduce mediante técnicas de gestión burocrática planificada.

Sin embargo, los testimonios demuestran que tanto el comportamiento estructural del poder como la fenomenología del trauma histórico, en términos psicológicos y políticos, de todos estos procesos violentos de reconstitución oligárquica de la dominación del Estado en nuestro continente, han sido experiencias muy similares para sus víctimas innumerables, para los oprimidos y excluidos, que son quienes importan desde el punto de vista ético. Cuba, en ese sentido profundo, no ha sido una excepción.

Agradezco, en fin, a la revista Encuentro, el haberme estimulado a pensar una vez más en estos problemas de la ciencia de la libertad, e inspirar de nuevo mi convencimiento de que, si alguna validez le resta a la metáfora espacial que me ubica siempre en la izquierda política, es el planteamiento firme y radical de la igual libertad de todos, es decir, de lo que Jean-Luc Nancy llama la "egaliberté" o igualibertad, como tema fundamental de toda discusión estética, ética o política.

*16 de marzo de 2006, librería La Tertulia en el viejo San Juan, Puerto Rico.


« Anterior12345Siguiente »