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'Exitoso' modelo fracasado

Los cubanos pagan un alto precio por la negativa oficial a liberalizar la economía, en un país donde la riqueza de los ciudadanos es ilegal.

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Remedo de capitalismo

La última década del pasado siglo encuentra a varios países tradicionalmente retrasados (China, Chile, India, Vietnam) en franca y sostenida expansión económica, y a Cuba sumida en la recesión de una economía seriamente descapitalizada y expuesta a vivir de las remesas de los siempre despreciados exiliados y de las migajas solidarias del siempre satanizado capitalismo.

Ni el tardío impulso a la industria turística, ni otorgar a los extranjeros espacios y derechos económicos —que se les niegan a los cubanos— para introducir un remedo de mediatizado capitalismo, ni la dolarización de la sociedad, pudieron salvar a la economía de un deterioro sostenido e irreversible que incluye el agotamiento y derrumbe de los sectores tradicionales.

Por muchos años las autoridades de la Isla han preferido "resolver" los acuciantes problemas económicos en la esfera de la circulación monetaria —arbitrarios e indiscriminados aumentos de precios y caprichosa manipulación de las paridades cambiarias— o a través de los vínculos externos —Unión Soviética, China, Venezuela y la controversial "compra sin venta" de productos agropecuarios a Estados Unidos—, sin dar impulso y garantías a la iniciativa ciudadana y fomentar un dinámico mercado interno.

Cabe preguntarse: ¿por qué si los avatares del destino obligaron a las autoridades cubanas a retomar mecanismos y resortes capitalistas de gestión económica, no son los nativos los primeros en participar del nuevo experimento?

Tal parece que para el alto liderazgo de la Isla los cubanos son capaces de llevar adelante exitosas campañas bélicas en las junglas y desiertos africanos, cortar árboles en la fría Siberia o enfrentar la desconocida y peligrosa Amazonia para curar a personas que nunca han visto un médico, pero ineptos para operar, con derecho e interés, una pequeña empresa en La Habana o en Manzanillo.

La historia más reciente muestra varios regímenes autoritarios, dictatoriales, incluso represivos (Franco en España, Pinochet en Chile, China, Vietnam), que intolerancia política aparte han impulsado el renacimiento y la prosperidad material de sus naciones garantizando a sus ciudadanos los espacios de desenvolvimiento y participación. La Habana parece debatirse en la encrucijada de propiciar el necesario despegue económico y su necesidad vital de negar a los cubanos los derechos y potestades que naturalmente les corresponden.