Actualizado: 19/05/2024 23:18
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La guerra avisada de Raúl

Operación Caguairán: ¿Un mensaje al mundo de que el poder piensa vender con tiros su entierro definitivo?

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Ejercicios armados con fuego real y simulacros de operaciones de defensa, complementan una preparación que oxigena el espíritu guerrerista, y al mismo tiempo aísla el pensamiento divergente de los soldados movilizados, vestidos de verde olivo pero también preocupados por la alimentación de sus respectivas familias, las que han tenido que abandonar por las "urgencias de la patria".

Cuando la Operación Caguairán se acerca a los diez meses de vida, pocos saben de sus nuevas etapas, su extensión en el tiempo y sus fines más secretos. Un alarmante incremento de certificados médicos para la no movilización y la reticencia de las autoridades militares para aceptarlos, es una de las más nuevas manifestaciones.

Actos tan valientes como declararse homosexual ante las autoridades para no ser movilizado (hecho no visto en Cuba desde los días del Mariel) o la negativa tácita de incluirse en el dispositivo de la operación —con las obvias sanciones y cuestionamientos—, son hechos totalmente silenciados por el gobierno, pero que constituyen evidentes muestras de desacato y respuesta a los nuevos aires de la dictadura.

Los otros disparos

La Operación Caguairán se extiende a la infinidad de organizaciones armadas con las que cuenta el país. Además de los tres ejércitos (occidental, central y oriental), el ejercicio se ha hecho sentir entre los trabajadores de las firmas turísticas Gaviota, Havanatur y entre los que trabajan en la cadenas de tiendas TRD Caribe y CIMEX, entidades todas pertenecientes al MINFAR.

La Policía Nacional Revolucionaria, las Tropas Guardafronteras, las Brigadas Especiales de Respuesta Rápida, las Unidades de Tropas Especiales, los trabajadores de las Oficinas de Inmigración, del Departamento Técnico de Investigaciones (DTI), los miembros de la Seguridad del Estado (G-2), así como de la Asociación de Combatientes de la Revolución Cubana, también cumplen orientaciones vinculadas al ejercicio con nombre de árbol imperecedero.

Es casi imposible encontrar en otra realidad tantas fuerzas para hacer valer el poder, tantos núcleos armados para ejercerlo y abusarlo a niveles aún por estudiarse.

Lo cierto es que asumiendo un papel cada día más protagonista ante el proceso actual, Raúl Castro ha aceptado públicamente el desarrollo de tales maniobras movilizativas. Los tiempos que corren en la Isla hacen ver un endurecimiento del ejercicio violento del poder y de un constante espíritu de reclutamiento para hacer de la dictadura de casi 50 años un hecho infinito.

La constante propaganda política que llega a la exacerbación de la lucha ideológica-psicológica a través de los medios de difusión y las llamadas de atención a los organismos e instituciones que menos hacen en los nuevos tiempos de la batalla, van constituyendo hechos característicos de la política interina.

Ya se comienza a decir en el lenguaje popular aquella vieja frase criolla de "no moja pero empapa", para describir el creciente hostigamiento de la clase dirigente, que tiene como cabecillas a Raúl Castro y a los vetustos generales.

Es, sin duda alguna, un mensaje al mundo de que, más que un cambio pacífico, el poder mortuorio piensa vender con tiros su entierro definitivo.

Si bien la Operación Caguairán identifica entre sus objetivos más específicos evaluar el nivel de respuesta del oprimido pueblo a la convocatoria política, no entenderla como una guerra avisada es como hablar de ángeles en tierra de diablos.


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