Actualizado: 25/04/2024 19:17
cubaencuentro.com cuba encuentro
| Opinión

Opinión

Leve retrato de familia

¿Están listos los cubanos para una futura convivencia en democracia, o está lista la democracia para enfrentar el futuro de Cuba?

Enviar Imprimir

Algunos continúan preguntándose si los actuales habitantes de la Isla estaremos preparados para una futura convivencia en democracia. Las respuestas (porque sin duda hay más de una) no han de ser tan sencillas ni tan convencionales como la pregunta.

Al menos no para quienes asumimos el asunto desde adentro, mediante un enfoque quizás afectado por los límites de nuestro encerramiento, pero a la vez con una experiencia y un conocimiento de causa que deben favorecer la perspectiva.

En principio (y esta sería una primera respuesta), se impone reformular la interrogante: ¿estará lista la democracia para enfrentar exitosamente el futuro más o menos cercano de Cuba?

Porque si bien la democracia (como el pan de la libreta) aguantó siempre los más violentos estirones sin apenas chistar y sin perder la compostura, parece que en los últimos tiempos se resiente y ha empezado a exteriorizar las secuelas de tanto maltrato.

Hoy, resulta cuando menos paradójico constatar que en la lista de países que viven bajo sistemas democráticos son relacionados sin la más leve salvedad Suiza e Irán, Chile y Venezuela, o Francia y Bielorrusia, entre otros muchos contrastables.

De modo que una segunda respuesta para la interrogante de marras podría ser otra pregunta: ¿cuál es el tipo de democracia para la cual se supone que debamos estar preparados?

Los propios representantes del régimen cubano afirman que en la Isla se practica la democracia participativa. Y a nadie debiera sorprender que la sucesión de la primera cabeza y del único dedo de este régimen (designada ya de hecho y en funciones preliminares), se oficialice en su momento a través de referéndum o de cualquier otro mecanismo (sensible a la pirueta) bien visto en lo que todavía catalogamos genéricamente como el mundo democrático.

Entonces, ¿estaremos por fin preparados los habitantes de la Isla para enfrentar civilizadamente, o sea, en paz y haciendo valer los verdaderos principios de la democracia, cualquier maniobra futura que tenga como objetivo la prolongación de la tiranía totalitaria, con o sin la figura de un solo tirano en jefe?

Más dudas que certezas

Lo que está en el corazón de ñame, cuchillo sólo lo sabe. Así es que ni Orula, con su oráculo infalible, se encuentra quizás en condiciones de anticipar una respuesta única y definitiva.

Por lo pronto, un vistazo a ojo de buen cubero a la composición psicosocial de los cubanos de adentro arrojaría, en el mejor de los casos, muchas más dudas que certezas.

Descontando a los militantes comunistas de palo y pedrada, que conforman minoría cada vez menor y más dramática, así como a otros comprometidos más y menos recalcitrantes, quedan tres grupos específicos de ciudadanos que son a fin de cuentas los que pudieran incidir por mayoría a la hora del cuajo.

Primero, están las llamadas personas mayores, quienes si bien es cierto que se muestran en gran medida apáticas o críticas ante el régimen, son las que más le temen, amén de las más fáciles de manipular, ya que con el transcurrir de los años fueron reduciendo aspiraciones, planes y esperanzas, hasta un punto que hoy son capaces de dormir tranquilas sólo con saber que disponen de una jubilación de 200 pesos (poco más de 8 dólares), de un techo que no les pertenece y de una cama que es la misma que acomodó sus sueños en la adolescencia.


« Anterior123Siguiente »