Actualizado: 07/05/2024 1:47
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Leve retrato de familia

¿Están listos los cubanos para una futura convivencia en democracia, o está lista la democracia para enfrentar el futuro de Cuba?

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Sucede también que estos ancianos que aún viven en Cuba son el remanente de una generación que voló en masa hacia el exilio. Los que no se marcharon en décadas anteriores fue por apego sentimental a la tierra o porque entonces simpatizaban con el gobierno, o porque mantenían la ilusión de que éste cambiara en breve.

Pero en cualquiera de los tres ejemplos se trata de personas cuya actitud política se iguala hoy en la tendencia a la resignación y a las posiciones conformistas, retrógradas, que resultan propias de la edad. Y más aún si, como suele ocurrir, tienen garantizado el sustento gracias a las remesas que desde Miami les envían sus parientes.

Los 'tembas'

En un segundo grupo se podrían ubicar los 'tembas', es decir, aquellos cuyas edades oscilan entre 40 y 60 años. Por cierto, es muy posible que a este grupo pertenezca la inmensa mayoría de los miembros de la disidencia interna. Pero también aglomera en alta proporción a los funcionarios estatales de diversos rangos.

Se trata de individuos que nacieron y/o crecieron a merced del régimen, con todos los defectos y (¿por qué no?) las capacidades que ello pudo contraerles.

Si, como dijera Chesterton, el signo dominante en nuestra época es un signo de interrogación, todavía lo es más en esta isla. Y dentro de ella, las mayores incógnitas gravitan en torno al comportamiento que en el futuro cercano de que hablamos puedan asumir estos compatriotas que hoy median entre la juventud y la vejez.

Mucho más definidos y activos que los ancianos (en pro o en contra del régimen), aunque menos desprejuiciados y más pícaros y previsores que los jóvenes. Agotados pero aún con ánimos. Cautos pero aún crédulos. Conservadores pero aún propensos a la ilusión. Derrotados, mas no vencidos. Desilusionados de la política pero al mismo tiempo dispuestos (más y menos secretamente) a confiar en nuevas expectativas, vengan de donde vengan.

Al margen de sus convicciones ideológicas, estos tembas suelen ser también muy recelosos frente a todo lo que proceda de Estados Unidos. Han vivido desde niños la dramática pirotecnia del 'bloqueo' con todos sus anexos. Ven en los yanquis el coco que les enseñaron a ver. Pero igual saben que en definitiva aquel país ha sido el mejor aliado, la más eficaz, la más útil y recurrente pala con que contó siempre el régimen durante las últimas cuatro décadas.

Saben que toda "nuestra" política exterior ha estado fundamentada en el papel de víctimas del Imperio, igual que para todos "nuestros" desaguacates buscamos pretextos o justificaciones en los desaguacates cada vez más obtusos (léase más convenientes al régimen) de los gobernantes estadounidenses.

Patrióticos de mente en Babia

Otra es la historia, y bien distinta, con los jóvenes que viven en la Isla, los cuales aparentan tragarse y hasta eructan el mejunje de la amenaza imperialista, pero no lo digieren.

Ser patriotas, para una parte considerable de este grupo, significa dejarse llevar a las marchas y a las concentraciones con banderitas de papel entre las manos, pero con la mente en Babia, mientras que sus patrióticas anatomías quedan al buen resguardo de los tenis de marca, las ropas y demás monadas made in usa.