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Un nuevo guión para el exilio

¿Seguirá apoyando la comunidad cubanoamericana las políticas de Washington que no son compartidas por la disidencia interna?

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La verdad es que, en lo que esperamos hasta que muera Castro para interactuar directamente con la Isla, sus sucesores están solidificando sus enlaces con la izquierda mundial, los viejos oficiales —con citas pendientes con la justicia por sus violaciones de derechos humanos— se están muriendo y la disidencia interna crece más desconfiada de la ayuda propuesta por la administración Bush y los cubanoamericanos que la apoyan.

El guión se está llenando de huecos. Las respuestas de los disidentes cubanos al reporte de la Comisión de Asistencia a una Cuba Libre sirve come prueba: los líderes de los movimientos pro-democracia agradecen el gesto, pero no van a aceptar ayuda estadounidense que imponga leyes extraterritoriales que infringen los derechos soberanos de Cuba, o que estén condicionadas a la existencia de un gobierno de transición que se doblegue a los intereses de Washington.

Escuchen bien, porque no es Castro el que está hablando. Este es el mensaje de los que todos los días sufren persecución, encarcelamiento y acoso, por el propósito de gestar la democracia y traer elecciones libres a la república.

Si el cambio tiene que empezar por dentro, en el exilio no cumplimos nada apoyando una política norteamericana que no es apoyada por los movimientos pro-democráticos dentro de la Isla. Los líderes de la comunidad deben ajustar su manera de pensar, y ver cómo trabajar con las limitaciones de un período autoritario post-Castro, si tal situación ocurriese.

Es mejor encender un vela…

"Si nos tocara perecer", advirtió Niebuhr, "el carácter despiadado del enemigo sería sólo la causa secundaria de nuestro desastre. La causa primaria sería que la fuerza de una nación gigante fue dirigida por ojos ciegos, incapaces de ver todos los riesgos de la lucha, con una ceguera no inducida por algún accidente de la naturaleza, sino por el odio y la autocomplacencia".

La cubana es una comunidad rica, trabajadora, educada y respetada, y bien conectada en el mundo entero. Si durante tal período los cubanos de adentro están dispuestos a cooperar y someterse a un cambio gradual —con reformas económicas que den la oportunidad a todos los cubanos de trabajar y prosperar, aunque quede corto de un proceso democrático—, el exilio debe ayudarlos.

Nuestro apoyo económico y moral durante un período tan crítico, y el intercambio de ideas que generaría, serán esenciales para que la democracia llegue y crezca saludablemente en Cuba. Como decían en el A.D.A., "es mejor encender un vela que maldecir la oscuridad".

Debemos desarrollar una voluntad para separarnos del guión neoconservador americano, para negarnos a emular la autoconfianza absoluta de las ideologías políticas practicadas por Castro y Bush. Con respeto a la ley, debemos tener la fuerza para decirle "no" a los gobiernos de EE UU y Cuba, si los intereses de nuestra gente así lo requieren.

Para lograr esto, debemos negarnos a apoyar políticas que, aunque sirvan para expresar catarsis ante pasadas injusticias, terminan separando a más familias y causando que los cubanos de la Isla, que tanto han sufrido, se sientan más inseguros sobre su futuro.

Como dijo Niebuhr: "Ningún acto virtuoso lo es desde el punto de vista de nuestros amigos o enemigos tanto como desde nuestra propia visión. En consecuencia, alcanzamos nuestra salvación a través de la forma final del amor que es el perdón". Sólo en el espíritu del perdón puede nuestro pueblo alcanzar un día la reconciliación.


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