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De la Paz: Medio siglo de Lunes de Revolución (I)

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un reportaje de Luis de la Paz

En Cuba, los primeros meses de 1959 condujeron a acontecimientos verdaderamente sorprendentes en la vida nacional. Con el advenimiento del año, el dictador Batista abandona con premura el país y comienza un gobierno cuyas primeras medidas asombran y confunden. Por un lado se dictan resoluciones populares, como la reforma agraria. Por otro, juicios sumarísimos mandan al paredón de fusilamiento, o a la cárcel, a cientos de personas, mientras familias visionarias que percibían en Fidel Castro el prototipo del despiadado tirano, parten al exilio. En medio de esa euforia social de incipientes contradicciones y eventos catastróficos, se crea el periódico Revolución, vocero del nuevo gobierno, y poco tiempo después, en marzo, sale a la luz el primer número del suplemento cultural Lunes de Revolución, publicación que a la postre marcaría de una manera definitiva el curso de la cultura y la libertad intelectual en Cuba.

Lunes de Revolución se convirtió desde su aparición en el motor impulsor de la cultura nacional. Su director lo fue el escritor Guillermo Cabrera Infante, el subdirector Pablo Armando Fernández y el diseñador gráfico Jacques Brouté. Prácticamente todos los escritores, pintores y dramaturgos importantes de la época colaboraron con el suplemento o fueron mencionados en algún número. En total entre el 23 de marzo de 1959 y el 6 de noviembre de 1961, se publicaron 131 suplementos. Entre número y número hubo tiranteces, mezquindades (sobre todo con los que estuvieron en torno a la famosa revista literaria Orígenes) y presión ideológica, pero también se dieron a conocer importantes textos literarios que revelaban el alcance de la literatura cubana.

“Yo conocía a Guillermo desde los años cuarenta. Trabajamos juntos en la revista Carteles y sabía que era la persona indicada para dirigir Lunes”, comenta vía telefónica desde San Juan, Puerto Rico, Carlos Franqui, director de Revolución, y persona cercana en aquel entonces a Castro. “Se quería hacer un periodismo moderno, con grandes fotografías y un diseño novedoso”, añade.

El suplemento realmente era de vanguardia. Su primer impacto visual fue la R de Revolución al revés, pero lo importante era el contenido. Para el escritor José Lorenzo Fuentes, “Lunes fue una verdadera revolución dentro de la revolución, y no sólo por su contenido ideo-temático, que ponía énfasis en la libertad creadora, sino por su presentación. El director artístico fue Jacques Brouté, que había dirigido en Francia varias revistas surrealistas, y quien aportó al suplemento un audaz mensaje gráfico en el que destacaba el atrevido manejo de fotos y tipografía”.

Sin duda Lunes de Revolución fue un extraordinario y contradictorio espacio cultural abierto, libre y plural (sobre todo en su primera etapa), en una isla convulsa donde otros medios de comunicación eran expropiados y cerrados por el mismo gobierno que favorecía y financiaba a Revolución y su suplemento cultural. El dramaturgo y ensayista Matías Montes Huidobro también estuvo cerca de Lunes, redactando la columna Retablo, especializada en teatro. Montes Huidobro describe el ambiente que se respiraba en la redacción donde acudía a entregar sus textos: “Había un ambiente, yo diría, que independiente, crítico en cierta medida a la Revolución, pero más bien, en lo que yo recuerde, a niveles de percepción estética ya que los que estábamos interesados en la vanguardia cultural no nos identificábamos con la estética socialista”, apunta.

El suplemento mantenía un ritmo ascendente y aunque había un marcado interés por destacar los temas sociales y la nueva vida bajo la revolución castrista, sus directores manejaron las presiones con habilidad y sabiduría, para mantener el curso cultural de la publicación. A lo largo de su año y medio de existencia se dieron a conocer textos de los más notables escritores del mundo, como Jorge Luis Borges, Octavio Paz, Jean Paul Sartre, Franz Kafka, Federico García Lorca, Pablo Picasso, Albert Camus, James Joyce, Marcel Proust y T. S. Elliot. Entre los autores cubanos que estamparon su firma en Lunes figuran Virgilio Piñera, José Álvarez Baragaño, Calvert Casey, Antón Arrufat, Oscar Hurtado, Natalio Galán, Edmundo Desnoes, Rine Leal, Heberto Padilla y Nicolás Guillén.

En Lunes se hicieron también eco de ensayos políticos del propio Fidel Castro, de Ernesto Guevara, Mao Tse-Tung, León Trotsky y Vladímir llich (Lenin). Se rindió homenaje a intelectuales y se resaltó la cultura de países vecinos y de naciones exóticas y distantes como Guatemala y Laos. Entre los homenajeados estaban Emilio Ballagas, Pablo de la Torriente Brau, José Martí, Pablo Neruda, Ernest Hemingway, Constantin Stanislawski, Federico García Lorca y Pablo Picasso, que fue la última entrega de Lunes de Revolución en noviembre de 1961. “Este último número lo hicimos a manera de protesta indirecta por el cierre, ya que Picasso estaba pintando una paloma de la paz para sustituir el águila del Maine que había sido derribada, y de pronto la esposa de Osmani Cienfuegos, que en aquel entonces era ministro de Obras Públicas, fue a decirle que no siguiera, perdiendo los cubanos la oportunidad de tener una paloma de Picasso”, detalla Franqui sobre el número de cierre.

Para los jóvenes escritores la revista cultural resultaba muy reconfortante y de vanguardia. El entonces joven escritor y dramaturgo Héctor Santiago, que en aquella época se vinculó con el movimiento cultural El Puente fundado por el poeta José Mario, afirma desde Nueva York que “Lunes puso a mi generación en contacto con la cultura europea, con la filosofía de Sartre, con el movimiento beatnik norteamericano, con la disidencia antisoviética, como Pasternak y autores que abrieron otras corrientes de pensamiento”. Luego añade: “Virgilio Piñera tuvo la feliz idea de crear las Ediciones R. Él tenía la visión de que sería el puente entre su generación (1940) y la siguiente (1950) formada por los escritores que regresaban al país tras la caída de la dictadura batistiana y que formaban una amplia gama estilística e ideológica, algunos de los cuales como Lisandro Otero, se plegaron a los nuevos dictados, y otros como Cabrera Infante huyeron”, apunta describiendo la época. Añadiendo: “Lunes gestaba conferencias y conversatorios muy amplios donde se discutía todo con gran libertad, pese a que pronto las diferencias generacionales fueron muy evidentes, y lentamente hubo un poco de prensión contra los jóvenes, particularmente después del Congreso de Poesía celebrado en Camagüey, donde por primera vez se planteó una política de exclusión de los gays de la cultura y se comenzó a ver como un pecado el no estar sometido ciegamente a los postulados marxistas”.

El suplemento cultural comenzó a entrar en crisis tras la polémica que se desató en torno al documental PM de Sabá Cabrera, hermano de Guillermo Cabrera Infante, y Orlando Jiménez Leal. Se trataba de un corto que recogía la vida nocturna habanera en los bares alrededor del puerto. Ese documental, curioso pero menor, fue el detonante que inició la cuesta abajo de Lunes de Revolución y el fin de la libertad cultural en la isla.

Cortesía del Diario las Américas. Pulse aquí para leer entrevista relacionada



La Revista Hispano Cubana en Miami

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La Fundación Hispano Cubana presenta este domingo en Miami, en la librería Books and Books de Coral Gables (265 Aragon Avenue), el último número de su revista, dedicada esta vez a evaluar las secuelas del castrismo cuando se cumplen cincuenta años de la instauración de ese régimen totalitario en Cuba.

El dossier Castrismo, 50 años del desastre contiene trabajos de Armando Añel, Armando de Armas, Oscar Espinosa Chepe, René Gómez Manzano, Pío E. Serrano y Julián B. Sorel. La revista también recoge textos de Beatriz Bernal, Pedro Corzo, Manuel Díaz Martínez, Orlando Fondevila, David Lago, Dennys Matos, Carlos Alberto Montaner, William Navarrete, Raúl Rivero, Vladimiro Roca y Marta Beatriz Roque, entre otros.

En la presentación, que tendrá lugar a las seis de la tarde, participará Orlando Fondevila, editor de la revista que dirige en Madrid Javier Martínez-Corbalán, junto a varios de los escritores publicados en este último número.

Noticiero de Rog Noble



La batalla por otros medios

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La capacidad didáctica de Carlos Alberto Montaner se nos revela una vez más en su penúltimo libro, Cuba, la batalla de ideas (Firmas Press, Miami 2008), una compilación de conferencias, ensayos y artículos redactados por el autor en los últimos años y ahora puestos a confluir armónicamente. Dividido en cuatro partes fundamentales (Debates, La transición, José Martí y La identidad conflictiva), este volumen desarticula el “descomunal y constante esfuerzo por ocultar la realidad” al que el gobierno cubano, con su proverbial destreza eufemística, llama “la batalla de ideas”.

Cuba, la batalla de ideas abre con un prólogo en el que el autor de Viaje al corazón de Cuba ausculta los primeros meses revolucionarios, inmediatamente posteriores a 1959, a través de su experiencia vital. Niño precoz, Carlos Alberto Montaner tuvo el privilegio de descubrir tempranamente, y por partida doble -a una edad muy temprana y de una muy temprana manera- el carácter totalitario de la revolución castrista. Un privilegio que lo llevaría a la cárcel cuando sólo contaba 17 años, en 1961.

Es a partir de su salida de Cuba, tras escapar de prisión, que el actual presidente de la Unión Liberal Cubana desarrolla una carrera literaria y periodística en la que el afán de trascender la exposición de los hechos para proponer explicaciones y/o soluciones a los mismos, marcará distancias. A esta tradición pedagógica, que probablemente Montaner ha llevado más lejos que cualquier otro escritor cubano, pertenece Cuba, la batalla de ideas, una batalla por otros medios que pone al contrario –el régimen castrista- bocabajo y pataleando.

Pero, ¿por qué por otros medios? Porque la “batalla de ideas” anunciada por el régimen de La Habana no es más que una operación propagandística en la que no caben el intercambio de argumentos ni la polémica, dado que el público lector natural, el residente en la Isla, sólo tiene acceso a las “ideas” de uno de los contrincantes. ¿Cómo puede haber batalla si en el campo de batalla por antonomasia, el territorio cubano, sólo dispara al aire un solo ejército? ¿De qué batalla estamos hablando si uno de los dos bandos se niega a enfrentar al otro en un debate abierto? Imaginémonos la arena del circo romano y a un solitario gladiador en el centro, pegando mandobles a diestra y siniestra, sin oposición visible. Es esta suerte de grotesca pantomima lo que puede percibir el público (la sociedad cubana) desde las gradas insulares. Es a esto a lo que se reduce la famosa “batalla” castrista.

Así, en este contexto oportunista, desde el que los lectores de la Isla carecen de contrapartidas, se inscriben libros de reciente aparición en Cuba como, por ejemplo, El Imperio del terror, el cual, según sus patrocinadores, constituye "una investigación acuciosa y oportuna" sobre "una esfera del desarrollo capitalista norteamericano, conducida hasta sus expresiones más recientes". Escrito nada menos que por el coronel del Ministerio del Interior cubano y asistente de Raúl Castro (quien casualmente es su padre), Alejandro Castro Espín, el panfleto supuestamente ofrece "pruebas contundentes sobre la esencia imperial de las fuerzas que ejercen el poder" en Estados Unidos y "los métodos empleados para preservarlo", incluida la manipulación "del sentimiento patriótico".

Precisamente, es a este universo editorial –y mediático- cerrado a cal y canto, oscurantista y acostumbrado a jugar con ventaja, al que se oponen compilaciones como Cuba, la batalla de ideas, un libro de estructura sui generis, en el que se suceden los desmontajes y las refutaciones (son refutados desde el escritor francés Ignacio Ramonet hasta el ex canciller cubano Felipe Pérez Roque, pasando por el propio Fidel Castro). Recomiendo especialmente las secciones “José Martí” y “La identidad conflictiva”, en las que el autor explora algunos ángulos y/o recovecos del nacionalismo cubano hasta arribar a la sociedad posnacional que integran, entre otros, los llamados cuban-americans, o descendientes de cubanos en Estados Unidos.

En cualquier caso, no se puede abandonar el campo de juego, ni siquiera cuando ha sido secuestrado por jugadores que no respetan las reglas, y Carlos Alberto Montaner lo sabe muy bien. Hay que dar la batalla aunque sea por otros medios, y este libro la da por todo lo alto.

Cortesía Libertad Digital



De Armas: Una entrevista con Armando Valdés-Zamora (II)

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Reseño dos entrevistas antes de pasar a la nuestra. En la primera, en Efory Atocha, Chago dialoga con Maria Elena Cruz Varela, quien analiza los actuales movimientos en la cúpula del poder castrista, y nos habla de su próxima presentación en Barcelona, entre otros tópicos. No se la pierdan. En la segunda, la famosa Superwoman, que en su momento electrizara la blogosfera cubana, responde a las preguntas de nuestras reporteras de oro en la Segunda Elaboración de este blog en Google.

A continuación, la segunda parte de la entrevista posteada en la entrada anterior. Abarcadora y muy instructiva:

Una entrevista con Armando Valdés-Zamora

por Armando de Armas

Armando de Armas: Usted es Doctor por la Universidad de la Sorbona con una tesis titulada La escritura del cuerpo: el discurso teórico y poético de José Lezama Lima. ¿Cómo se aprecia en la obra lezamiana la escritura del cuerpo, específicamente cómo se manifiesta en la novela Paradiso?

Armando Valdés-Zamora: Con respecto a Lezama mi tesis es que es el cuerpo la forma predominante en toda su escritura: poesía, narrativa, ensayística, diarios, cartas, etcétera. Yo he pretendido invertir el punto de vista crítico con respecto a la escritura de Lezama: verlo como un escritor del cuerpo y no del espíritu insular, partir del análisis de su conciencia y confrontarlo al texto sin tener en cuenta las numerosas trampas y guías apócrifas con las cuales él criollamente desvía a los lectores.

En mi tesis yo demuestro que Lezama pasa por tres etapas al tratar de escribir un texto-cuerpo: una insular, otra barroca y la última, la más trágica, que él mismo nombra barroco carcelario, es la etapa durante la cual él escribe su propio cuerpo, encerrado en el espacio de su casa y en el tiempo agónico del estalinismo de los setenta, que coincide con el final de su vida en 1976.

Ah, en mi tesis me centro en la poesía de Lezama, en su discurso teórico y en su escritura íntima. No toqué entonces Paradiso porque es de lo que más se ha hablado. En un libro que escribo actualmente integró la novela a esta estructura de lectura del cuerpo que divido en dos partes: Mirada y Experiencia corporal. Los resultados de este estudio complementario aún no son definitivos.

AA. ¿Cómo se aprecia la escritura del cuerpo, digamos, en la narrativa cubana de la década del 90 al presente?

AV. La imaginación literaria cubana puede valorarse a partir de la lectura de la figura del cuerpo. Eso forma parte de un proyecto de libro que sé me llevará muchos años de trabajo. Con respecto a la narrativa de los 90 quiero creer que son las memorias de Reinaldo Arenas "las responsables" de otra manera de llevar al extremo la corporeidad en la literatura cubana. Aquí lo que se ha dado en llamar "las políticas del cuerpo" están regidas por el exceso del sexo y por el nihilismo del sujeto. El cuerpo en Arenas es la única posesión y reivindicación del insular frente al poder, el máximo ejemplo de rebeldía frente a las marcas que instaura el totalitarismo en los cuerpos de sus víctimas. Aunque se diferencie mucho de Antes que anochezca por adoptar la forma de una ficción, La nada cotidiana de Zoé Valdés es la variante femenina de esa manera descarnada de asumir el cuerpo, en este caso de una mujer. Estos dos libros, junto al Premio Cervantes a Cabrera Infante en 1997, constituyen los hitos más visibles de la literatura cubana en Europa en los noventa. Mucho de lo malo que ha venido después en nuestras letras parte de una interpretación errada y simplificada de estos paradigmas.

Yo quiero añadir también los casos de los desaparecidos Guillermo Rosales y Carlos Victoria. Me parece increíble no haberlo leído en ninguna parte, pero yo considero la novela Puente en la oscuridad el más logrado trabajo de ficción de todos los escritos sobre la tragedia del exilio de Miami: ese cuerpo dividido en dos, esa mitad perdida del hermano, ese padre del otro lado del puente, tomando como base lo más sugerente del romanticismo inglés, salvan otra manera perdurable e intelectualmente refinada de escribir el cuerpo contemporáneo del cubano.

AA. ¿Qué opinión le merece que el mismo régimen que condenó a José Lezama Lima al ostracismo y la miseria, procure luego de su muerte rendirle honores y apoderarse por otra parte de su legado?

AV. Mario Vargas Llosa ha escrito un bello artículo en El País sobre el intento de recuperación de Jorge Luis Borges por parte del gobierno populista argentino que deseaba repatriar los restos del escritor enterrado en Ginebra. Los mediocres siempre necesitan empobrecer el discurso con símbolos que las masas idolatren.

La figura de Lezama se puede prestar a la burda recuperación por el solo hecho de haber muerto en Cuba. Lo más bochornoso no es la manipulación de los comisarios culturales, sino la traición a su memoria de quienes contaron con su confianza y que se prestan por temor y oportunismo a tergiversar incluso su pensamiento y su literatura. Los ejemplos sobran, pero quiero mencionar al menos uno. El de "la congelación" de la tesis de la teleología insular. Esta idea de Lezama que data de 1937 sólo constituye una etapa inicial de su pensamiento, la cual, además, él criticó después. Dejar a Lezama en este estado de sus reflexiones estéticas pretende integrarlo a la idea de una excepcionalidad insular a la que corresponde un hecho final unitivo, una utopía posible que viene siendo al triunfo de la revolución de 1959. Sin comentarios…

La celebración de un coloquio en México en 2010 por los 100 años del nacimiento de Lezama promovida por José Prats Sariol y de cuyo comité organizador formo parte, es una de las maneras de tratar de salvar la memoria de "El Maestro", de actualizar el estudio de su obra, de rendir homenaje a unos de los más importantes escritores de todo el siglo XX, al margen de rencores, de odios, y de protagonismos inútiles.

AA. ¿Ha visto la película sobre Lezama, El viajero inmóvil, que el régimen de La Habana ha hecho circular recientemente? ¿Qué le parece la película? ¿Qué le parece el hecho de que algunos de los intelectuales que aparecen en el filme fueron los mismos que le censuraron y reprimieron?

AV. De esa película sólo he visto las imágenes de Youtube, aunque sí he leído muchas reseñas que insisten en considerarla muy mediocre. De las bajezas de ciertos sectores intelectuales cubanos de la isla se puede esperar cualquier cosa. Yo que quiero ser hasta compasivo me pregunto qué harán esos canallas letrados cuando no estén sus amos en el poder…

AA. ¿En qué proyecto literario trabaja actualmente Armando Valdés-Zamora?

AV. Acabo de terminar lo que llamo "mi poemario de exilio", en el cual trabajé durante 10 años, se trata de un poemario apócrifo que toma como base un grabado alquímico alemán…

También está casi concluida la antología de cuentos cubanos a la que me refiero en la respuesta 5. Retomo el próximo verano una novela sobre los años 93 y 94 en Cuba. Más que de balseros se trata de una novela de argonautas, es en cierta medida, una continuación de las ideas expuestas en mi primera novela, Las vacaciones de Hegel.

Poco a poco acumulo las páginas de un libro de cuentos, bastante raros, por cierto.

Escribo un libro de ensayo a partir de mi tesis sobre Lezama.

Constantemente abordo en artículos y ensayos publicados casi siempre en Francia diferentes aspectos de la literatura cubana. De aquí saldrá también un libro.

Y acumulo fuerzas e ideas para una historia de la imaginación literaria cubana de la cual sólo están escritos algunos esbozos.

AA. ¿Es feliz Armando Valdés-Zamora? ¿Qué es lo que más desea en su vida?

AV. Contra todos los pronósticos me considero un hombre feliz. Como digo en un poema: Triunfador de todo por una razón inesperada y desmedida: me pasé de límites y de destinos.

Nunca hubiera pensado cuando me expulsaron en un acto público a los 18 años del preuniversitario por problemas ideológicos, cuando mis balsas no llegaban a sus destinos ni cuando vendía libros en la Plaza de Armas, que viviría en París. Que vería crecer mis hijos nacidos en Francia. Que podría viajar, con mi pasaporte francés y un mínimo dinero sudado con mis clases, por el mundo entero cuando me dé la gana. Y decir no, y no pasarme nada…

Lo que más deseo ahora en mi vida es que no haya en Cuba presos políticos. Así de simple.

Y poder ir de vacaciones a la playa con mi hija Ariane que el día que atraparon a Saddan Hussein se puso de lo más contenta y vino a decirme en medio de su confusión de dictadores: Papá ya podemos ir a la playa en Cuba, cogieron a FC, estaba en un hueco y con la barba sucia…

Tomar un café de nuevo con mi madre en Santa Clara. Publicar en revistas literarias editadas en mi país sin filiaciones ni obediencias políticas. Transmitir a los estudiantes cubanos y a los escritores lo que aprendí en Francia. Que en el país en que nací reconozcan el trabajo intelectual que he consagrado a la literatura cubana, a pesar de los rigores de la sobrevida en el exilio.

Y que nunca más cuando me presenten en Francia mi interlocutor me pregunte:

- ¿Cubano?, ¿de dónde? ¿De Cuba o de Miami…?

Y yo me vea obligado a responderle:

- No Monsieur, cubano de París, del Mundo. ¡Un cubano libre!

Ser cubano, por culpa de otros, es algo sumamente difícil… ¿no?



De Armas: Una entrevista con Armando Valdés-Zamora (I)

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una entrevista de Armando de Armas

Armando Valdés-Zamora nació en La Habana, en abril de 1964, pero creció en Santa Clara por una razón trágica: sus padres fueron encarcelados y fue criado por una tía en esa ciudad del centro del país.

Ha publicado el poemario Libertad del silencio, Ediciones Trazos de Cuba, París, 1996, y la novela Las vacaciones de Hegel, Madrid, 2000, que resultó finalista del Premio Felipe Trigo, publicada en Francia como Les vacances de Hegel, donde fue finalista del Premio a la mejor primera novela en Francia. Doctorado por la universidad de la Sorbona en 2003 con una tesis sobre José Lezama Lima, es profesor Adjunto de la Universidad de Paris XII y de la Escuela Superior de Gestion (ESG) de París. También es autor de decenas de artículos y ensayos sobre la literatura cubana publicados en Cuba, Europa y Estados Unidos.

Armando de Armas: Como estudioso de las letras cubanas, ¿qué opinión le merece el estado actual de la literatura cubana en la isla y en el exilio?

Armando Valdés-Zamora: La principal ganancia de la literatura cubana actual viene de un doble aspecto cuantitativo: la cantidad de escritores con que cuenta y la cantidad de libros escritos por cubanos que se publican.

En cuanto a lo que en realidad cuenta, es decir, a la calidad, soy mucho más escéptico. En este aspecto la literatura cubana no es una excepción: ocurre lo mismo en todas las lenguas y países. El ensayista italiano Pietro Citati -uno de mis favoritos- afirma que actualmente la gran literatura "descansa". El escritor cubano José Manuel Prieto decía hace poco en una entrevista que la literatura cubana llega tarde, que es muy lenta. Pienso que Prieto se refiere a la forma de nuestra literatura. Creo que toda gran literatura llega un poco tarde, excepto la testimonial o la literatura que Cabrera Infante llamaba "de aeropuerto", la que dura, digo yo, el tiempo del vuelo.

Lo que más me preocupa de la escritura de ficción cubana actual es que parece ser escrita para ser aplaudida de inmediato, para ganarle una apuesta a otro concursante sin tratar, además, grandes temas con la reflexión de una prosa trabajada ni la búsqueda de una forma, de una manera de decir que corresponda a esas intenciones.

Pienso sin embargo que en los libros de Abilio Estévez, José Manuel Prieto, Antonio José Ponte, y en textos diversos de otros escritores del exilio, se inauguran nuevos cánones de la escritura literaria cubana.

No me gustaría hacer diferencias entre los escritores de Cuba y los que estamos fuera. Pero las limitaciones, las rupturas referenciales y de difusión, han llegado a extremos que nos tienen que diferenciar cuando escribimos, claro.

Debo confesar que cada vez leo con más temor los textos escritos en Cuba porque la suma de decepciones que he sufrido en los últimos tiempos con esas lecturas entristece mi memoria afectiva. Quiero al menos mencionar un ejemplo que contradice lo que acabo de decir, porque siempre hay personas que a pesar del ostracismo y la incomunicación insular, del desespero por ser reconocidos afuera, hacen una obra de calidad, como es el caso de Ena Lucía Portela.

AA. ¿Por qué salió de Cuba?

AV. Yo salí de Cuba porque le tengo terror a la cárcel. Es decir, temía no soportar los rigores del encierro y convertirme, por ejemplo, en delator de amigos. Salí también porque quería "perderme" como se dice en cubano. Confundirme con el mundo. Coger catarro por culpa de una nevada. Ganar el derecho a una privacidad y a cierto anonimato. Vivir, en serio, como los personajes de las películas que veía en los cines de Santa Clara o en la cinemateca de la Rampa. Y para escribir y hablar, para gritar que NO, algo, esto último, que me fascina…

AA. ¿Cómo es la vida de un escritor cubano exiliado en París?

AV. La vida de un escritor cubano en París depende de cómo sobrevive materialmente en una de las ciudades más caras del mundo. En Francia sólo 3% de los escritores viven de su literatura. (Dos cubanos han tenido la suerte de integrar este selecto grupo: Zoé Valdés y Eduardo Manet).

Yo trabajo de profesor en una universidad pública y en unas cuantas privadas, lo cual creo es un privilegio para un ex balsero que llegó a Paris sin ni siquiera hablar francés. Tengo clases todos los días. Mi escritura es el sueño. Y esto no es una metáfora onírica. Escribo, investigo y leo en horas que pertenecen al descanso. Termino una conferencia para un coloquio o para una revista. Adelanto uno de mis libros. Retoco mis cursos sobre América Latina antes de irme a correr unos kilómetros a un parque para no perder la forma. Es decir que duermo como promedio 5 horas por día. Me levanto temprano, escribo si las clases comienzan más tarde. Me sumerjo en el metro. Doy clases. Me voy a la biblioteca. A veces vuelvo muy tarde a casa. Pero he logrado reunir en mi apartamento parisino las más confortables condiciones mínimas para escribir: silencio y soledad.

Ahora, me digo a veces cuando me veo correr delante de los espejos de las tiendas, he logrado ser uno de esos personajes de las películas que veía en Cuba: formo parte de una ficción retrospectiva.

AA. ¿Considera que ha habido algún cambio en la percepción de las elites culturales en Francia respecto al régimen militar cubano, por un lado, y respecto a sus víctimas, por el otro?

AV. El cambio de visión en Francia del régimen cubano, es relativo. Siempre se acompaña de un insoportable PERO…"la educación", "la salud", los Estados Unidos, etc. Es cierto que los principales medios de difusión en Francia se refieren a Cuba como una dictadura. Sin embargo no hay que pedirles demasiado: el tema de los prisioneros políticos, de la existencia de una oposición interna y sobre todo, lo relativo al exilio de Miami, sólo se conocen y aprueban en restringidos círculos.

AA. Cuénteme un poco de esa antología de la narrativa cubana en que trabaja actualmente.

AV. Lo de la antología de cuentos cubanos es un proyecto que hago con Liliane Hasson, la más conocida traductora de escritores cubanos en Francia. Pero bueno, no avanzo nada. Sólo que hay una veintena de escritores cubanos de todas las latitudes y corrientes.

AA. Usted cuenta con una obra que incluye poesía, narrativa y estudios académicos, ¿en cuál de esas vertientes de la escritura se mueve mejor Armando Valdés-Zamora?

AV. En realidad son placeres diferentes que se complementan. Yo sé que mucha gente que me conoce no va a creerme, pero lo que más placer me provoca es escribir literatura de ficción. Mi tesis de 7 años interrumpió una segunda novela que tenía avanzada y de la cual saltaron personajes a exigirme cuentos. La crítica literaria, los ensayos, forman parte de la pasión que tengo por valorar de otra manera y divulgar en Francia nuestra literatura. Creo que tengo el azaroso honor de haber podido pasar años en las universidades y en las bibliotecas francesas y me apasiona leer la escritura cubana desde ángulos que creo inexplorados.



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Autor: Armando Añel

Armando Añel

Escritor, periodista y editor. Reside en Miami, Florida.
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