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Cero a la izquierda

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El silencio lo matará. Pero mientras éste no sobrevenga, y a pesar de la enfermedad que se lo come, respirará a remolque de nuestra atención, de nuestras críticas.

Esta vez volvió a cargar contra Obama. Pero sobre todo, se lamentó de lo mucho que lo criticamos por criticar a Obama.

Pero no es verdad, o no lo es completamente. En realidad lo que lo mata es la indiferencia del gran público.

Como escribí en este blog el mes pasado, el vedetismo es tradición en Cuba y en esa tradición, a nivel político, el personaje no tiene contrincante.

El veneno que por fin lo matará se llama indiferencia. Que nos tenga sin cuidado. Es preciso ignorarlo, desconocerlo, olvidarlo. Se ha dicho muchas veces, pero cabe repetirlo muchas veces. Olvídense del cero a la izquierda.

No importa cuántos periódicos insistan en reseñar sus ridículas reflexiones. En cuanto lo olvides, te sorprenderá lo rápido que se muere.

Silencio. Nos toca dar el ejemplo a los cubanos.



Fuego y reconcentración

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Esta semana José Ramón Morales pone patas arriba el discurso nacionalista con dos entradas controversiales en su blog Cuba Española. La primera aborda el delicado asunto de la Reconcentración de Weyler y las críticas de un grupo de cubanos al hecho de que una plaza de Canarias lleve el nombre de ese militar español. La segunda, la quema de Bayamo.

Para Morales, y refrendo su segunda aproximación, la Reconcentración fue una consecuencia de la política de Tea Incendiaria de los mambises, mientras la quema de Bayamo debe ser considerada un acto salvaje. Extraigo fragmentos de ambos post:

“No sé con qué derecho un grupo de cubanos pide esto en Islas Canarias (proponen que la Plaza Weyler sea rebautizada Plaza de Cuba, iniciativa liderada por la revista Convivencia, que dirige Dagoberto Valdés), cuando para los canarios Valeriano Weyler es un ídolo que hizo cosas buenas y les salvó de Estados Unidos, cuyo próximo objetivo era Canarias. No olviden esos cubanos que si ésta hoy en día es un país desarrollado de Europa donde los cubanos pueden comparar la diferencia con el nivel de vida en Cuba, es gracias a que sigue siendo España, por lo que si ellos prefieren vivir ahí en vez de en nuestra isla lo menos que pueden hacer es respetar la decisión del pueblo canario”.

En cuanto a la quema de Bayamo, Morales establece comparaciones:

“Recuerdo que en 1980 hubo una revuelta aquí en Miami de afroamericanos por la muerte a tiros de un ciudadano de la raza negra por parte de un policía blanco. Estos comenzaron a incendiar su barriada y quemaron coches y negocios que pertenecían a afroamericanos. Nosotros vimos eso como un acto salvaje, ya que estaban destruyendo su propio vecindario, y sin embargo celebramos la Quema de Bayamo como algo heroico. Nada, que al cubano no hay quien lo entienda”.

Para leer completas ambas aproximaciones, pinchar aquí.



Inglaterra da la cara: El zapatazo bueno

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Finalmente, Inglaterra ha sacado la cara por Occidente.

Ocurrió este lunes en la Universidad de Cambridge. Desde el público, un hombre le lanzó uno de sus zapatos al primer ministro chino Wen Jiabao, quien impartía una conferencia, al tiempo que gritaba "¡¿Cómo puede la universidad prostituirse con este dictador?!".

Si antes el zapatazo al ex presidente George W. Bush podía haber simbolizado una respuesta cultural del Oriente primitivo al Occidente moderno, esta vez el zapatazo a Wen podría interpretarse como una respuesta moral del Occidente liberal al Oriente totalitario.

Claro que a primera vista no luce demasiado británico el zapatazo. Habría que averiguar, como dato al margen, si el lanzador era realmente inglés o un estudiante extranjero becado, cosa harto frecuente en Cambridge. O si estaba bebido. Los ingleses se transforman con la cerveza. Pero luzca como luzca, lo cierto es que gente como Wen merece recibir, preferiblemente en la cabeza, algo más contundente que un zapato en forma de arma arrojadiza.

Y por supuesto, los millones de chinos esclavizados por la dictadura que representa Wen merecían un tirador más certero.

En cualquier caso, si así recibiéramos masivamente en Occidente, durante sus comparecencias públicas, a los Chávez, Castro, Ahmadineyad y compañía, muy probablemente éstos saldrían más rápido del poder de lo que usualmente lo hacen.

Por lo pronto, Inglaterra ha respondido. Ha dado la cara y ha lanzado el zapato.

Que cunda el ejemplo.



Una entrevista con Zoe Valdés

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Armando de Armas le hace esta excelente entrevista a Zoe Valdés, escritora de “personalidad apasionada, herética, erótica, crítica y frontal”, que “no rehúye la polémica y asume lo políticamente incorrecto como una premisa en tanto intelectual”. Como afirma De Armas, la autora de La nada cotidiana no necesita presentación:

Textual: Una entrevista con Zoe Valdés

La nada cotidiana es la novela que la lanza a la fama y el reconocimiento internacional, fama y reconocimiento que, rara avis, hacen justicia al valor literario. Gusana, Patria, Traidor y Yocandra, sobre todo Yocandra, son personajes arquetípicos dentro de las generaciones de los hombres y mujeres nacidos y criados a partir de los finales de la década del cincuenta en Cuba. ¿Cómo se relaciona al presente Zoé Valdés con esa obra? La nada cotidiana resulta un arco tensado en una cuerda entre el dolor y el placer. ¿Cómo logró tensar, trenzar esos opuestos, y disparar la flecha en el blanco?

Sí, es cierto, antes de La nada cotidiana había escrito esa otra novela Sangre azul, que también se publicó en Francia, incluso antes que se editara en Cuba. Yo no esperaba demasiado de La nada cotidiana, más bien poco, por esas mismas razones que esgrimes, en relación a los personajes arquetípicos, y porque además es una novela catarsis, no es para nada cartesiana. No es una novela sobre un período ínfimo y preciso de la historia de Cuba como se ha dicho para deslucirla, porque han dicho que se trata de una novela sobre el período especial; no, es una novela que empieza con un flash back, y de inmediato retoma el año 1959, y sigue hasta el año 1995. Me gusta mucho la numerología, aprecio el sentido literario de la numerología en la vida: 1959-1995. La nada cotidiana es una novela catarsis, y sí, es un arco tensado entre el dolor y el deseo, o el placer, como apuntas, pero para mí es más importante el deseo.

Precisamente estoy escribiendo la novela final que sellará la serie de seis novelas sobre mujeres cubanas: La nada cotidiana, La hija del embajador, Te di la vida entera, Café Nostalgia, Querido primer novio, y esta del cierre, que todavía no daré el título, pero que es la novela con la que redondeo el círculo. No sé si lo volveré a abrir alguna vez, porque es una espiral demasiado caótica. Y en el camino del exilio intenté recobrar un orden. Estoy muy conectada con La nada cotidiana, nunca lo dejé de estar, lo que sucedió es que exploré otros temas, otros mundos, reorganicé mis lecturas, puse cosmos en mi caos, y he regresado al tema más serena.

Siempre intento escribir una novela como si tejiera un tapiz antiguo, eso se me ocurrió hace años, mientras observaba los tapices de La Dama con Unicornio, en el Museo Cluny. Me dije: algún día me gustaría escribir una novela como mismo están entretejidos esos tapices —de hecho en Café Nostalgia la referencia por capítulos es a esos tapices—, que cada hojita hilvanara con otra hojita, y que los hilos nos contaran su recorrido laberíntico. Me gustan los libros donde uno empieza perdiéndose entre el tejido de la escritura y se reencuentra entre las piernas del amante, lo mismo doblada dentro de su pañuelo, o en la palma de su mano, o encima de su espalda. Concibo la escritura como un acto lúdico y sensual, no es una pose, intento siempre homenajear al surrealismo. Y fíjate, volviendo a los tapices de la Dama con Unicornio, son seis, y mientras te escribo advierto que la serie lleva el número seis.

“¿Quién fue esa primera y constante relación de Dánae? No hay sorpresas, fue Tierra Fortuna Munda. Por quien años más tarde ella dejará a su esposo y a sus hijas para recobrar su verdadera dimensión humana”. ¿Es su novela Querido primer novio un canto al amor lésbico, tierno e inquietante a la vez, o un canto a la madre tierra, al regreso seminal desde la urbanidad catastrófica que resulta La Habana bajo el castrismo tal un ciclón que aún no cesa? Tierra Fortuna Munda tiene unas reminiscencias de nigromancia, de culto a la kiyumba, nombre de semidiosa o capitana de caldero en prenda de Palo Monte. ¿Es usted una iniciada en alguna de las ramas de las religiones afrocubanas, eso que el sabio Fernando Ortiz denominó sincretismo y que pudiera no ser más que una de las disímiles vertientes de la gran corriente gnóstica occidental concretándose, manifestándose en el Caribe?

La primera y constante relación de Dánae fue una niña, igual que ella, una adolescente. Mi novela Querido primer novio es un canto al amor lésbico, tierno, inquietante, como apuntas, y también un canto a la madre tierra. Yo deseaba hacerle un homenaje al campo cubano, a los taínos, y a la kiyumba. Soy una iniciada, mi abuela era santera, y por mi padrino estuve muy relacionada con el Palo Monte, viví esa relación maravillosa entre los cultos afrochinocubanos (africano, chino y cubano) y la poesía que se desgaja de ellos. Nunca viví nada de eso con terror, lo asumí como algo natural. Pero lo asumo más como literatura, como lo hizo Lydia Cabrera, que como concepto exclusivamente religioso. A mi juicio la mayor narradora cubana se llama Lydia Cabrera. Querido primer novio es un homenaje a la obra de esta gran mujer, gran antropóloga e intelectual. A mí me interesan mucho los cultos de la tierra, la Diosa Blanca, la fertilidad, creo que esa relación fantástica, en el sentido mismo de la palabra, entre la tierra, el río, el mar, constituye el origen de nuestra riqueza artística, cultural, y que aún estamos muy absorbidos por la ciudad, por el asfalto. Yo soy muy de asfalto, sumamente urbana, pero mi cuerpo necesita de un buen revolcón en la tierra para poder escribir, en el sentido metafórico y en el literal.

Hábleme del libro La ficción Fidel, de cómo lo concibió y de las dificultades que le ha acarreado publicar ese texto. ¿Por qué cree que ha molestado tanto?

La ficción Fidel es un libro que ha venido escribiéndose desde hace años, porque no sólo en él reuní un conjunto de artículos que fui publicando aquí y allá, en el periódico El Mundo, en El Nuevo Herald, entre otros medios de prensa. También hay conferencias, o sencillamente existía el germen de otro libro muy personal, ficción pura, cuyo propósito era contar los sueños que los escritores cubanos han tenido con Castro, o sea, perdón, más bien las pesadillas. Y de este modo decidí reunirlo todo, pesadillas, artículos, conferencias, y principalmente, cotejar la historia tal como la he vivido, contada a mi manera. No me interesa la historia como no sea para escribir ficción. Lo explico en el prólogo. Yo fui un testigo bastante huidizo. Yo huía de la peste, en todos los sentidos, pienso que eso me libró de comprometerme con la basura. Mi modelo es Camus, Albert Camus, no Sartre. Las dificultades de este libro no han sido numerosas, pero sí profundas. Todas tienen que ver con la visión de algunos sobre mi supuesta intención de desprestigiar a una figura que para ellos supone el nec plus ultra de lo grandioso.

Yo no creo en sacralizaciones, mucho menos en el culto a la personalidad. Siempre he sido más bien sacrílega, hereje. Y te confieso que serlo, en contra de un dictador que ha durado cincuenta años en el poder oprimiendo a nuestro país, ha sido de un placer telúrico. Nunca me sentí mejor que cuando tecleaba afiebradamente ese libro en mi cabeza. Lo que importaba en aquel momento era narrar literariamente, y no pasar cuentas de manera científica, y en toda regla de pulcritud. La literatura es subversiva o no lo es. Tú lo sabes, la practicas con tu obra. Escribiste un texto maravilloso sobre mi amigo Fernando Arrabal. Un día, jugando con Arrabal, porque con él siempre se juega, no se habla, se juega, me comentó que uno de los momentos más orgiásticos de su vida fue cuando escribió su Carta abierta a Fidel Castro, antes le había dirigido una al General Franco. Es cierto, hay una especie de orgía entre los sentidos, entre lo prohibido y lo oculto, entre lo que se puede y lo permitido, en el momento en que escribes en contra del odio, de la muerte, en contra de los dictadores, y más cuando ese dictador es de izquierdas, innovación a la cubana.

O sea que las dificultades vinieron después de publicado el libro, en cuanto supe que esas dificultades empezaban me alegré, porque me dije, no pasará inadvertido, les molestará. Una vez más conseguí hincar con la palabra ahí donde les duele. Se supone que es nuestro cometido, ¿no?

He leído que trabaja en una novela sobre la vida del ex gobernante, y general cubano, Fulgencio Batista y Zaldívar. ¿Cómo marcha ese trabajo? ¿Qué la motivó a escribir acerca de Batista? Alguna vez le oí decir que escribiría una novela basada en la vida del prócer independentista Carlos Manuel de Céspedes. ¿Abandonó ese proyecto o simplemente lo demora? ¿Qué tal una novela sobre José Julián Martí Pérez?

Trabajo en tres novelas, en la sexta de la serie de mujeres cubanas, de la que te hablé en mi primera respuesta a esta entrevista; también trabajo en la de Fulgencio Batista y Zaldívar, y en una tercera que constituye la segunda de una trilogía en la que ya involucré a Remedios Varo, en La cazadora de astros. Esta segunda será sobre otra mujer del surrealismo. Y la tercera sobre una cubana del surrealismo. Pero esa cuarta está sólo en el pensamiento.

Escribo mucho porque tengo miedo de quedarme muenga de una mano, o paralítica, o perder la memoria, que ya me sucedió en una ocasión, y porque tengo ganas de hacerlo. No se puede escribir sin ganas. Es algo muy relacionado con el sexo, sin ganas no se puede, sin amor cuesta trabajo. Mis modelos son muchas y muchos. Pero siento una fragilidad muy grande cuando pienso en Jean Rhys, tengo mucho en común con ella, o tal vez viva en un momento donde deseo aferrarme a ella, a su obra. Tuve un tiempo en el que viví muy agarrada a Baudelaire, otro a Proust, otro a Yourcenar, a Anaïs Nin, otro correspondía más bien a François Rabelais, o a Gustav Flaubert. De todos soy deudora. De Fernando Pessoa, de Octavio Paz, de Sándor Márai...

De Fulgencio Batista sencillamente me motivó su infancia. Stefan Zweig, que es otro de mis idolatrados, trató como nadie la infancia en las biografías que escribió. Y luego, me hechizaron en ese orden: la transformación del personaje, sus años brillantes, los menos, hasta el final. Pero no se trata de una biografía, es una novela pura, donde la dificultad que enfrento es que casi todo está dicho, escrito, incluso por él mismo, y lo peor: todo el mundo posee una opinión sobre el personaje, y con frecuencia, errada.

Carlos Manuel de Céspedes, pues, mira, trabajé en sus dos diarios de campaña, los dos últimos, hasta su muerte. Es una figura fascinante. Pero en cuanto a la novela, aparté la idea, de todos modos, Raúl Chao ya escribió una novela insólita, magnífica, sobre Céspedes, se titula Contramaestre, y se puede encontrar en la librería Universal.

En la novela que estoy escribiendo, casi terminada, hay una aparición muy teatral de José Martí, no sé si los lectores la apreciarán, porque como aparición es sumamente atrevida. De Martí siempre me gustó esa manera tan ardua, apasionada y urgente que tenía de escribir. Y su poesía amorosa, erótica, y aquel poema homosexual de Martí, titulado Alfredo, que han querido tanto esconder. Yo soy muy martiana, me considero una mujer de Martí, tal como las describió Gonzalo de Quesada y Miranda, en Mujeres de Martí. Entre la elocuencia y el delirio, que se pueden expresar de disímiles maneras.

¿Cómo es su vida en París? ¿Cómo es la relación con su hija Luna? ¿Quién se ocupa en el hogar de los tediosos menesteres de llevar las cuentas, o cambiar un bombillo que se fundió, Zoé Valdés o su esposo Ricardo Vega?

Mi vida es muy sencilla en París, la mayor parte del tiempo trabajo, hago periodismo, imparto cursos, ahora formaré parte de un proyecto cultural que me interesa mucho. Luna y yo somos madre e hija, e intento ser amiga, creo que lo conseguimos. Pero vigilo el más mínimo detalle de ella, la escuela, las salidas, soy una madre cubana, ya sabes. No tan impertinente, tampoco tan permisiva. Los tediosos asuntos de las cuentas, bueno, tenemos un contable. Pero de los papeles se ocupa Ricardo, y de cambiar los bombillos los dos. Yo con más frecuencia, porque soy muy ferretera, y estoy en el detalle de la lámpara que se fundió, etcétera. Yo de niña siempre andaba en una chivichana, o con una carriola de madera, o me tiraba de las lomas de la Habana Vieja sentada en un patín. Siempre fui muy marimacha, de grande me gusta mecaniquear, pero no he sido dotada lo suficiente, y la mayoría de las veces provoco accidentes nefastos.



Tres contra el estereotipo

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El anterior post ha dado lugar a comentarios jugosos. Varios de ellos se concentran, de una manera u otra, directa o indirectamente, en la crítica a los estereotipos nacionales, o al menos eso me ha parecido. Puede llegar a ser tarea ingrata esta de seleccionar entre textos disímiles, pero igual cabe arriesgarse. A continuación tres comentarios que supongo pueden resumirse en este post:

F. Hebra: El pensador vulnerable

"El que mucho abarca, poco aprieta". Este refrán popular es demoledor si leemos a Martí, pensador y poeta particularmente vulnerable a ser usado por el moralista de turno. Él mismo, con su tendencia a moralizar y opinar sobre todo, sirvió en bandeja de plata su obra a los oportunistas de siempre.

Hoy también yo descubrí el nuevo slogan de que habla el Chico del Este (“el trabajo nutre, la pereza encoleriza y enloquece”). No creo que haya sido inventado por el Comité Central, debe estar perdido en algún escrito de ese gran hombre lleno de buenas intenciones.

No sé, pero eso de que la pereza enloquece y encoleriza me recuerda cosas como que "la masturbación provoca acné", o a los seguidores ortodoxos de la Biblia, esos que insisten en que el mundo se hizo en una semana y que una costilla puede convertirse en tu pareja sexual.

Acepto los malabarismos lingüísticos y la oportunidad de sacar ideas fuera de contexto, pero la solidez de un pensador también se mide por la vulnerabilidad que tenga a ser usado tan descaradamente por el oportunista del momento.

Joe Julian Gómez: De espaldas a Occidente

También las elites son parte del choteo, y los que están conscientes de esto lo asumen, porque además somos un país gregario, incluyendo a sus "elites". Léase el artículo de Carlos Alberto Montaner sobre las huellas morales de la revolución cubana.

Desgraciadamente en Cuba no germinan las convicciones, entre otras cosas, por ser el nuestro un pueblo sin verdadero arraigo religioso, tal como lo es el polaco, por citar un ejemplo. La santería no es una religión que unifique a un pueblo para luchar contra una dictadura, pues carece de un código ético y, más bien, lo que hace es fomentar la división y la desconfianza entre las personas. Nuestros valores éticos y morales ya no son los de la civilización de la que deberíamos formar parte: Occidente. En Cuba predomina una subcultura y las supuestas elites son sus apologistas.

Isabel Guerrero: El Partido Diversionista

Hablando de gozadera. Mi tesis es que la revolución fue traicionada no por lo que se ha dicho hasta ahora, sino porque en lugar de asumir las esencias de lo cubano se transformó en una burocracia al estilo soviético, represora y conservadora a más no poder. Yo y varias amigas y amigos pensamos que el camino para hacer la verdadera revolución cubana, que barra con lo foráneo y asuma nuestra verdadera naturaleza cultural, es fundar un partido de la gozadera. Le hemos llamado, provisionalmente, Partido Diversionista (derivado de diversión), y nuestras bases pasan por una reestructuración de las prioridades nacionales.

Creemos firmemente que el futuro cubano pasa por gozar, sin caer en la indisciplina colectiva y con mucha responsabilidad, de nuestras playas, nuestra música, nuestros hombres y mujeres, nuestro ritmo, nuestros bailes, nuestros juegos, nuestras ridiculeces, etcétera. Esa es la prioridad. Una economía basada en la gozadera. ¡Cuba es un producto cultural de primer nivel!

Se aceptan sugerencias. De hecho, la presidencia aún no está constituida, así que los aspirantes a presidir el partido, o formar parte de la membresía, pueden escribirnos a:

partidodiversionista@rocketmail.com

Ilustra este post José Martí y la niña de Guatemala, del pintor Pedro Ramón López



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El Reducto que los ingleses se negaron a canjear por la Florida

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Autor: Armando Añel

Armando Añel

Escritor, periodista y editor. Reside en Miami, Florida.
letrademolde@gmail.com

 

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