Actualizado: 28/03/2024 20:07
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A Debate

Cineastas y críticos opinan

Belkis Vega, Marina Ochoa, Juan Antonio García Borrero.

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Mirar al pasado desde el presente. Creo que éste ha sido un principio para la mayor parte de las y los cubanos que hemos venido participando en este debate.

Desde que recuerdo tener uso de razón he estado oyendo una misma frase paralizante repetida una y otra vez: "Este no es el momento; éste no es el lugar…

Cuántos de nosotros, los que defendemos que ser revolucionario es ser transformador, inconforme, crítico, nos hemos también dejado postergar a la espera de ese momento y lugar que nunca llega. Y siempre por el supuestamente noble fin unificador pero también paralizante de no dar armas al enemigo; sin darnos cuenta de que el estaticismo paralizante es un arma bien eficiente.

Me ocurrió una vez más la pasada semana cuando traté —¿ingenuamente?— de llevar algunas de las preocupaciones que estamos intercambiando, al debate teórico que se estaba desarrollando en el Festival de la Televisión.

Sucedió que tampoco era ni el momento ni el lugar.

Creo que ya muchos no estamos dispuestos a esperar más. Pienso que hemos perdido muchas cosas en esta espera, la vida se nos ha ido en esta espera.

Recuerdo que durante los años más críticos del período especial un amigo me dijo que habría que preguntarle a cada cubano y cubana si quería continuar viviendo en Cuba y si la respuesta era afirmativa, entregarles directamente el carné del partido. Me pareció una idea muy acertada.

TEMA: La exaltación de ex comisarios políticos

Pienso que la mayor parte de los que seguimos aquí hemos probado y vuelto a probar que nos interesa el proyecto social de la Revolución, así, en su sentido más amplio; en tanto que proyecto humanista que pretende rescatar y defender la dignidad humana y desarrollar una sociedad que satisfaga las crecientes necesidades de sus hombres y mujeres. Esto parece elemental pero a muchos se les ha olvidado. Ni nuestra sociedad es perfecta ni tampoco ningun@ de nosotr@s lo somos. Es imprescindible hablar de errores, asumirlos, reflexionar sobre ellos y tratar de que no se repitan.

Siempre me he cuestionado quién o quiénes tienen el derecho a decidir que ellos son los garantes, los censores o los clasificadores de lo que es o no revolucionario.

Es muy sencillo buscar un diccionario y recordar cuál es la definición de revolucionario. Las ovejas no son revolucionarias. Hombres y mujeres con vocación de ovejas nunca hubieran asaltado el cuartel Moncada. Para proponerse esto, había que querer transformar el mundo. Era necesario soñar a lo grande para asaltar el cielo.

Leía el escrito de Colina y repasaba la lista que hace de los filmes cubanos no exhibidos en la TV. Recordaba también cuántos de los cineastas que comenzaron a dirigir en los Talleres de la Asociación Hermanos Saíz de los años 80 ya no están aquí. Y recordaba mis recientes noches en vela cuando trataba de encontrar una propuesta para que las obras analíticas, reflexivas y críticas de algunos de los jóvenes cineastas cubanos no se quedaran en el espacio de una muestra; para que estos jóvenes encuentren su espacio en nuestra Cuba —la de todas y todos los cubanos— y no tengan que buscarlo en otras latitudes como tantas y tantos.

Me duele, me lacera, no entiendo las políticas excluyentes.

Conocer los errores, analizarlos, aprender de ellos. Estar inconformes, querer ser mejores, criticar lo mal hecho para enmendarlo, respetar y tener en cuenta las diferencias. ¿Suena algo de esto a "no revolucionario"?

Hace unos meses un canal de TV de Miami exhibió incompleto el documental De buzos, leones y tanqueros realizado por jóvenes cineastas cubanos que estudian en el ISA . Este documental había sido reconocido en algunos festivales en nuestro país y seleccionado por la crítica especializada entre los más significativos realizados en el 2005. El canal 41 de la TV de Miami hizo un debate manipulador del contenido del mismo. El director del documental escribió al canal manifestando que consideraba una violación de sus derechos esta manipulación. Muchas personas en Cuba se enteraron por comentarios de esa exhibición en Miami que existía ese documental y han tratado de verlo pero el documental no se exhibe públicamente, circula "underground". Algo similar ocurrió con el corto de ficción de Eduardo del Llano Monte Rouge. Y con otras obras; esto son sólo dos ejemplos.

Y siempre me pregunto si no es mucho más beneficioso llevar estas obras a un debate público. Exhibirlas en la TV, hacer un panel donde los creadores de las obras puedan debatir opiniones con periodistas y otras personas. En fin, ¿vamos a seguir prorrogando la polémica sobre nuestra realidad, la que vivimos cada día, a que nos llegue un momento justo y un lugar adecuado que no aparecen nunca?


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