Actualizado: 25/04/2024 19:17
cubaencuentro.com cuba encuentro
| Cultura

A debate

Pavonato, uno de los nombres del autoritarismo

Enviar Imprimir

Hasta tanto la investigación (en particular, la realizada en Cuba) no se proponga (o le sea posible) avanzar en todos estos campos, permanecerá siendo un agujero negro el entorno del ex funcionario, cada vez menos importante como él mismo; esto es verdad, en tanto gana en importancia la necesidad de comprender el diseño global del dispositivo y su manejo desde escalones superiores (al punto de que cualquier búsqueda de culpables palidece ante lo formidable del dispositivo mismo y sus consecuencias hasta hoy). Señalo esto último porque la pretensión de encontrar culpabilidades exactas, también puede funcionar como la trampa que obligue a una movilidad infinita en la telaraña de la administración y los estamentos y estructuras políticas; es decir, que junto con la pregunta en un sentido positivo (¿quién fue, enunció, definió, aceptó, estimuló, premió o hizo?) habría que también plantear lo contrario (¿quién concedió, calló, disuadió, falseó, ocultó?).

Aún borrando nombres, por piedad o con el deseo de proteger, el proponer ambas series de preguntas en un sentido meramente operacional (¿cómo fue que se…?) puede generar respuestas de interés. En caso contrario, para que las preguntas terminen en Pavón, tendríamos que aceptar la ridícula premisa de que él consiguió dirigir el sector de "la cultura" como cabeza de una suerte de gobierno paralelo del país e incluso en este caso debiéramos de preguntar cómo pudo hacerlo y dónde estaba el gobierno real.

Ahora bien, eso a lo que hemos denominado el "catálogo" abarca mucho más que el particular período de Pavón y, en realidad, amenaza con convertirse en una cantidad temporal tan larga como el tiempo de vida de la Revolución cubana hasta el presente (vuelvo a insistir en el hecho de que ninguno de los "hechos" ha sido, al menos hasta ahora y dentro del intercambio de mensajes, refutado). Se ha hablado de represión por motivos de identidad sexual (lo cual, entre nosotros, abre el camino hacia los años de la UMAP (1965-1968); "Quinquenio gris" (1971-1975, aunque algunos proponen iniciar el período desde antes y extenderlo hasta comienzos de los ochenta) y luego una larga cadena de "hechos" que llega justo hasta los días que corren.

Dando como una realidad la aceptación, por parte de los participantes, de la existencia del citado "catálogo" (que, igualmente repito, parece reunir momentos lo suficientemente verosímiles como para que nadie los haya descartado con rapidez), entonces tenemos que agregar un nuevo y mucho más agrio elemento a los análisis a realizar: la continuidad de las prácticas del denominado "pavonato", que incluso anteceden a la aparición del propio Pavón; cosa ésta última que significa, en realidad, el carácter constitutivo de dicha práctica a la cotidianeidad del socialismo cubano.

V

Condenar la aparición televisiva de Pavón (como una figura digna de elogio por su trabajo dentro del campo cultural) en un intercambio de correos electrónicos es simple e incluso elemental, aunque no implica que no sea imprescindible también. Enlazada su presencia a la de otros personajes que fueron dirigentes durante la misma época, por más que pueda ser efecto de casualidad o imprevisión, es también un mensaje o un guiño en varias direcciones; a la Historia pasada y futura, a la ciudadanía que ve regresar —de modo subrepticio e incluso sin poder, por desconocimiento, identificarla— una de sus pesadillas y, finalmente, a la alta dirección del país.

TEMA: La exaltación de ex comisarios políticos

Sería pecar de ingenuo hasta la idiotez si se desconoce la extraña situación que vive Cuba, ahora, cuando su figura líder falta de la vida pública hace más de medio año por motivos de salud; contexto donde, de pronto, empiezan a reaparecer antiguos funcionarios que parecían olvidados, gente a cuyo alrededor había una especie de pacto de silencio. Estaban, pero tan poco se hablaba de ellos que hasta ha habido quien ahora, en mitad del intercambio, se sorprende de que continúen trabajando en puestos de responsabilidad e incluso que estén vivos.

La tremenda frase de Voltaire ("La casualidad no es, ni puede ser, más que una causa ignorada de un efecto desconocido") nos convoca, sin embargo, a continuar todavía más hondo. ¿Qué puede significar la aparición de este grupo de cuadros de mando de un ejército desaparecido? Por más que haya mensajes del intercambio que intentan convencernos de que "todo es igual", es una verdad auto-evidente que la vida del país ha cambiado (y mucho) con respecto a la atmósfera represiva de aquellos setenta; claro que se me puede responder que el cambio sólo sirve para introducir la continuación, bajo nuevas formas, de la misma e idéntica atmósfera represiva anterior, mas aunque sea se puede conceder que los signos exteriores cambiaron.

Puesto que con la anterior directiva del país parecía haber el acuerdo de que "lo Pavón" viviera, hasta físicamente desaparecer, en una suerte de "perfil bajo", ¿cuál otro destinatario puede tener el mensaje que no sea la directiva actual? Como recientemente escuché, imaginando un muy turbio escenario, habría la posibilidad de un juego posicional de poder o pequeño clamor traducible a un marcial: "¡las tropas están listas!" (claro que para un presunto regreso). Siguiendo la broma, y dentro de un alcance mayor, quedaría entonces como tarea lo más interesante, localizar aquel sector que nunca dejó de cepillar los caballos y planchar con almidón el traje con entorchado guardado en el escaparate para el instante del retorno; no sólo los "viejos", sino la fusión de esta ala dura con los nuevos de hoy que, en el fondo, comparten idénticas ideas sobre los modos de gobernar (en verdad, disciplinar) una Nación y la vida de sus habitantes (que, por esencia, dejan de ser ciudadanos dentro de proyectos semejantes).

VI

Conviene ahora imaginar una posibilidad bien distante, viajar al otro lado del globo y que alguien —que no nos conozca— despierte de su sueño y nos lea; es un aborigen australiano que está aprendiendo el idioma español, tal vez ni siquiera sepa muy bien dónde, con exactitud, se encuentra Cuba, no tiene emoción particular alguna respecto a nuestras vidas. Simplemente nos lee, somos texto ante sus ojos, debe de enfrentar dos series de significado que corren en paralelo e intentará formar una opinión sobre eso; en una carrilera va el país de la celebración oficial, en otra el de la queja de sus intelectuales y hay varias preguntas: ¿qué es aquel (este nuestro) mundo? ¿cuáles sus leyes de funcionamiento? ¿qué vale o no de él? ¿puede ser cambiado lo que no vale y cómo?

Si supongo esta posibilidad medio disparatada es para que el traspaso de un límite nos revele lo que realmente está en juego con esta "rebelión" de los intelectuales, esta puesta en escena del dolor que —por primera vez en muchísimo tiempo— no sólo ha tenido lugar, sino que se ha ido abriendo, cada vez más, a campos en los que tal vez no se pensó durante los primeros mensajes; en este punto llamo la atención sobre que alguno de los mensajes llama a controlar el ámbito geográfico que debiera de abarcar el circuito (sólo dentro de Cuba) y que otro explica la no participación de quien lo escribe con el argumento de no dar armas al enemigo externo.

Más allá del particular período del denominado "pavonato" o sus efectos, lo que se encuentra en juego es el juicio sobre la vida (cultural y social) en el universo de la Revolución cubana, desde sus orígenes y hasta hoy. Pudiera parecer un acercamiento sumamente extremo, pero si una de las series opera como negación tácita del esplendor u opacidad de la otra, ¿cuál visión tener finalmente? (por ejemplo, ¿qué preguntas esperar de nuestro aborigen australiano el día que nos conozcamos personalmente?)

Si bien la indignación ante el homenaje al ex funcionario Pavón es justa, la aspiración a impedir cualquiera otro episodio semejante en el escenario de la televisión cubana (y, por extensión, medios de difusión masiva del país) deja el raro regusto de los sabores ambiguos; uno se siente incómodo aplicando, al antiguo funcionario, las mismas directivas que éste, en el pasado, promulgaba. A fin de cuentas, por mucho dolor que haya podido ocasionar, no se trata de Adolf Eichmann organizando la "solución final" dentro de la cual murieron millones de judíos y seres humanos de otras nacionalidades durante la Segunda Guerra Mundial (en este punto, y esto es importante para el ser humano, corresponde pedir perdón a Pavón por el uso excesivo de su nombre, ya que sólo fue una pequeña figura dentro de la marea que contribuyó a desatar y administrar).