Actualizado: 25/04/2024 19:17
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El rey del eufemismo

La más reciente 'Información del Buró Político' hace que la 'Retórica' de Aristóteles sea un ejercicio de preescolar.

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Tenebroso, diabólico, serían los adjetivos más cercanos a la certeza de que permite las "manifestaciones" porque mientras cualquier funcionario está haciendo como que trabaja, robándole al gobierno o sin coger lucha, sencillamente no está conspirando, no es un enemigo del Poder.

"La utilidad práctica de métodos que introducen un cambio verdaderamente alentador en el propósito de eliminar al máximo posible las indisciplinas y conductas incompatibles con los principios socialistas" —señala el siguiente párrafo.

Y enseguida los cuadros que leyeron u oyeron la "Información" comprenden que como los huracanes pasará rápido, pero que por lo menos durante una o dos semanas habrá que repetir la consigna, habrá que redactar un plan de trabajo bien severo, habrá que releer a Giuseppe Tomasi de Lampedusa, cuando en El gato pardo hace decir al príncipe Fabrizio Sabina: "Si queremos que todo siga como está, es preciso que todo cambie".

Subordinando eficiencia a confiabilidad

La advertencia contra los militantes del Partido que no muestran una absoluta docilidad, y un no menos absoluto silencio cómplice ante los desvaríos inmovilistas, se concretiza en la restauración del Secretariado, que como "órgano de dirección auxiliará al Buró Político en la labor diaria del Partido y se encargará de organizar y asegurar la ejecución y cumplimiento de sus acuerdos, así como de velar por la correcta aplicación de la política de cuadros tanto del propio Partido como de las demás instituciones de nuestra sociedad".

Aquí la proposición esconde, sin mayores exigencias semióticas, la prueba de que las promociones siguen siendo por amiguismo. Edulcora la dependencia del burócrata a un grupo y su líder, que a su vez pertenece a un grupo más elevado, hasta llegar al que está cerca del Inmarcesible. La dinámica de grupo se mueve como las células de la mafia, de la guerrilla, siempre subordinando la eficiencia a la confiabilidad.

Viene entonces la noticia de que se amplía "el número de departamentos que forman parte del Aparato Auxiliar del Comité Central, aprobándose la creación de tres: los de Cultura, Salud Pública y Ciencia, que se suman a los diez existentes". La lectura de los respectivos ministros, viceministros y directores, es tan diáfana como cuando a la amante se le llama amiga: Los van a inspeccionar más.

A su 'Grupo de Apoyo del Comandante en Jefe' —supra Consejo de Ministros— le añade otra estructura paralela. Ahora la competencia entre los estratos burocráticos será más intensa, las sospechas y recelos se multiplicarán en beneficio de su absolutismo.

El texto concluye —como era de esperar— con un chivo expiatorio: Juan Carlos Robinson Agramonte, miembro del Buró Político y para colmo uno de sus escasos negros.