Actualizado: 25/04/2024 19:17
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La resurrección del aparato

A punto de cumplir 80 años, Castro intenta revivir a toda prisa los maltratados mecanismos del partido único.

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El denominado Período Especial en Tiempos de Paz sumió también en penumbras al resto del "Aparato Auxiliar". La inevitable austeridad redujo al mínimo su nutrida nómina de más de 1.200 funcionarios en la sede del Comité Central, repartidos en una docena de departamentos encargados de velar por la pureza política de las decisiones gubernamentales, supervisar la designación de sus cargos principales, y actuar como "contraparte" y guardián doctrinal de la actividad de la administración en cualquier parte del país.

La reducción del número de departamentos del Comité Central y el muy bajo perfil que en lo sucesivo adoptó en su labor supervisora del gobierno, distanciaron prudentemente al aparato partidista de los tímidos ensayos de apertura económica, confiados a "arquitectos de la reforma" que hoy parecen batirse en retirada.

Los remilgos ideológicos no impidieron, sin embargo, que una buena parte de las tropas de aquella nomenclatura ocupara posiciones en la emergente economía del dólar, convertida en fuente de privilegios y poder. Allí se encuentra todavía, acompañada, por cierto, por la nueva clase de prósperos empresarios militares. Con ellos se cuenta en muy buena medida para el éxito del proyecto sucesorio.

El proyecto del futuro poder

Los vientos soplan hoy en otra dirección. En medio de campañas contra la corrupción evidente y generalizada y las revelaciones de Fidel Castro sobre la capacidad autodestructora de los propios protagonistas de la revolución, no faltan evidencias de la intención de revivir a toda prisa los maltratados mecanismos del partido único.

Por sólo citar algunas, recordemos que en los tres últimos reemplazos gubernamentales de importancia —los ministerios de Transporte, Salud Pública e Industria Básica— los nuevos titulares fueron escogidos entre miembros prominentes de la dirección del partido, que siguen manteniendo esa condición.

Con anterioridad, y mucho más discretamente que lo anunciado ahora, fue reestablecida la Comisión de Defensa y Seguridad Nacional del Comité Central, llamada formalmente a velar de igual forma que el resto de los departamentos del aparato por el cumplimiento de la política del partido en las Fuerzas Armadas y el Ministerio del Interior.

El renovado papel que las decisiones anunciadas prevén para el Partido Comunista, completa el proyecto del futuro poder, basado en las instituciones armadas, pero necesitado no sólo del ropaje ideológico e institucional del que carecería una junta militar a secas, sino también de la experiencia en el control social y el funcionamiento adecuado de la maquinaria política que maneja el partido único. A fin de cuentas, la cúpula real de ambas instituciones se escribe con los mismos nombres.

Como era previsible, el anuncio de otra purga, incluido en la última información del Buró Político al pueblo, resultó más atractivo y comentado, fuera de Cuba por supuesto, que las oscuras claves de la reconstrucción de las formas de dirección del Partido Comunista —quizás de escaso valor real en los acontecimientos futuros—.