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Todos ganamos en Uruguay y Honduras

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Disfrutamos una doble fiesta democrática para la región latinoamericana.

En Honduras se produjeron unas elecciones limpias, con escasos e irrelevantes incidentes y una afluencia considerable de votantes según los parámetros históricos de ese país. Cientos de corresponsales extranjeros y observadores internacionales dan fe de ello por mucho que Zelaya lance inverosímiles mentiras desde su acogedor Bed & Breakfast brasileño en Tegucigalpa. Si los comicios tampoco fueron del agrado de la Sra. Kirchner y Lula lo cierto es que Lobo estará más tiempo como presidente que el que a ellos les queda en esa responsabilidad en sus respectivos países. Estar fuera o dentro de la OEA no le ha de quitar el sueño a los hondureños en la medida en que recuperan sus principales mercados e inversionistas.

En Uruguay fue electo el candidato de la izquierda moderada, el mismo día de las elecciones hondureñas, en un ambiente de tranquilidad y concordia. Los revolucionarios de ayer han entendido el valor transformativo de la política no violenta y ejercen la democracia desde su vocación de izquierda. Es por eso que pueden compartir el mate, vino y churrasco con sus adversarios ideológicos sin considerarlos enemigos a quienes haya que aniquilar.

El conservador Pepe Lobo –que cuando joven estudió un tiempo en la Universidad Patricio Lumumba de la URSS-- viene a dar garantías a los hondureños de que la conspiración del ALBA no tendrá porvenir en tierra catracha. Su tocayo, Pepe Mujica, –que de joven fuera un combativo guerrillero Tupamaro – ofrece a los uruguayos la confianza de que se dará continuidad a la gestión administrativa eficaz y socialmente responsable del presidente Tabaré Vázquez.

Ante esos hechos, todos ganamos.

En Uruguay Pepe Mujica ya ha lanzado un llamado a impulsar un gobierno de unidad nacional. En Honduras se hace imperativo el lanzamiento de iniciativas políticas de reconciliación que aíslen a los que no la desean. Lobo no puede ahora irse a descansar y celebrar. Debería ampliar, insistir y concretar sus inteligentes declaraciones sobre planes de desarrollo con equidad social. Esa es la genuina transición democrática que los hondureños esperan iniciar –no cerrar- con estas elecciones.

jablanco96@gmail.com



Los tanques de Raúl

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Desde el 1 de agosto del 2006 los servicios de inteligencia y propaganda cubanos lanzaron el marketing del “nuevo” Raúl Castro. La imagen de un hombre pragmático, familiar, creyente en las instituciones y la dirección colectiva, reformista, abierto a negociar el fin de la confrontación con Estados Unidos y decidido a dar un vuelco a la eficiencia del régimen fue propagada dentro y fuera del país. Nos recordaban cada día una frase del jefe militar en medio de la crisis de 1994: “No me obliguen a sacar los tanques a la calle”. Pues bien, el General se ha quitado ese antifaz. Este fin de semana va a ensayar el modo de masacrar al pueblo con sus tanques y el conjunto de las fuerzas militares y represivas.

Según reporta el periódico mexicano de izquierda La Jornada, el Segundo Jefe del Estado Mayor de las FAR, General de División Leonardo Andollo, acaba de anunciar en la televisión cubana los ejercicios militares de mayor envergadura de este medio siglo: Bastión 2009. Con una peculiaridad. Los cuatro "Bastiones" anteriores (1980, 1983, 1986, 2004) respondían a la hipótesis de que la isla enfrentaba una invasión estadounidense. En esta ocasión la maniobra da respuesta a la tesis de una sublevación interna antigubernamental que luego de producirse es apoyada desde fuera por la fuerza aérea de EEUU. En otras palabras: este es un ensayo de aplastamiento y contención de una protesta popular por medio de las FAR. Y lo anuncian con toda claridad porque quieren que el pueblo metabolice la idea de que protestar sólo conducirá a una masacre como sucedió a Hungría en 1956.

En el escenario descrito por el General Andollo se prevé “el aumento de la actividad subversiva del enemigo, encaminada a provocar desorden social e ingobernabilidad, aprovechando para ello la situación que se ha creado (…) como consecuencia de la crisis financiera y económica de carácter mundial (…) los efectos del bloqueo y las serias afectaciones” por el paso de los huracanes de hace un año. Andollo no entró en detalles, pero sus palabras dieron las claves sobre la situación que el gobierno está previendo tener que enfrentar.

Curiosa formulación. “Aprovechando la situación que se ha creado”, dice Andollo donde debiera decir “la situación que hemos creado con nuestra desidia. inmovilismo e incapacidad”. El Estado “paternalista” abandona a su hambriento pichón sin haberle permitido volar y ahora lo amenaza con los tanques por protestar. Así termina el contrato social del régimen cubano.

Desde el 30 de julio del 2006 hasta hoy el General Raúl Castro –retórica aparte- se ha mostrado renuente a reformar el país abriéndolo al mundo y a la modernidad. Ha lanzado un portazo a las declaraciones conciliadoras de Obama con estas maniobras. Retira subsidios y aplasta la economía informal sin haber suplido sus ofertas con otras provenientes de las estructuras económicas oficiales. Insiste en rechazar ayudas internacionales a los damnificados por huracanes basándose en fobias ideológicas. No ha accedido a ninguna de las demandas básicas planteadas por la población a la que antes convocó a expresarlas sin miedo. No ha emprendido ninguna reforma estructural de calado y sistémica que permita prever una mejoría al mediano o largo plazo de la crítica situación económica y financiera que atraviesa el país. ¿Y ahora dicen que pueden producirse protestas inducidas “por el aumento de la actividad subversiva del enemigo”? Patético.

La elite de poder se muestra inquieta. ¿Qué saben? ¿Qué temen? ¿Por qué los visita Chávez coincidiendo con el arribo del dictador iraní a Caracas? Fidel Castro actúa con la misma lógica de los faraones egipcios. Considera a la isla y los cubanos su propiedad personal y quiere asegurarse que sean enterrados junto a él. Está empujando a la nación entera -con la tolerancia o complicidad de su hermano- a un estúpido e innecesario Apocalipsis.

jablanco96@gmail.com



¿Contra quién fue esta emboscada?

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¿Le interesa a Raúl Castro normalizar relaciones con Estados Unidos? No lo parece.

La primera vez que se ha usado la fuerza contra Yoani Sánchez fue cuando decidió ejercer la diplomacia ciudadana para impulsar un diálogo indirecto entre Obama y Raúl Castro. Al contestar preguntas de Yoani, el Presidente de Estados Unidos rechazó la opción militar en el conflicto con Cuba. En la isla no encontraron nada más apropiado para responderle que anunciar las mayores maniobras militares del quinquenio -en estos tiempos de penurias económicas- cuando bien pudieron haberlas pospuesto o cancelado. Cuando la bloguera escribió al congresista Howard Berman alentándolo a impulsar el levantamiento de las restricciones de viaje a la isla, en Cuba orquestaron un violento acto de repudio contra su esposo en plena vía pública.

Lo ocurrido a Reinaldo Escobar no fue un happening, sino una emboscada. La supuesta Feria del Libro, con comparsa y todo, la anunciaron después que el bloguero invitara a dialogar, en ese mismo lugar, al agente que detuvo y maltrató a su esposa el pasado 6 de noviembre. La pretendida actividad cultural era el pretexto para montar el escenario de una conocida coreografía: el acto de repudio “espontáneo”. Para ello, los imprescindibles actores de estas obras teatrales –miembros del MININT vestidos de civil y oportunistas de toda laya- fueron pre ubicados allí. El circo estaba listo, esperando por el bloguero que llegó puntual a la cita.

Pero, ¿era realmente Escobar el único objetivo de esa emboscada? ¿O lo fue también la legislación promovida por el Congresista Howard Berman (Representante Demócrata por California)? La emboscada física contra el bloguero constituía simultáneamente una emboscada política. El único blanco no era el marido de Yoani, sino también la propuesta de Berman a favor de levantar las restricciones de viaje a Cuba; la misma que había apoyado la célebre bloguera en carta a ese legislador.

Pudieron haber dejado que Escobar llegara a la cita y tuviese luego que regresar a casa sin haber encontrado otro interlocutor que los periodistas extranjeros. Fue el gobierno cubano el que prefirió -de manera consciente y deliberada- montar este salvaje espectáculo. Delante de las cámaras de los corresponsales internacionales y coincidiendo con los citados debates en Washington. Las decisiones sobre las relaciones con Estados Unidos y el “tratamiento” a Yoani Sánchez son temas centralizados por la cúspide de poder. Nada sucede en relación con ellos por casualidad.

Todo esto recuerda pasados episodios cuando La Habana desgastó a las fuerzas anti embargo en prolongadas batallas que nunca tuvo la intención de ganar y cuyo éxito saboteó cada vez que lo creyó cercano.

La emboscada militar contra las avionetas en 1996 fue también una premeditada emboscada política contra un posible proceso de distensión en la segunda Administración de Clinton. A La Habana sólo parece interesarle que le abran el crédito y mercado estadounidenses, no la normalización bilateral de todo el espectro de vínculos entre ambos países.

Reinaldo Escobar apenas captó una parte del mensaje de sus represores. Si para Raúl Castro es importante que los blogueros no comiencen a manifestarse también en las calles, igualmente lo es que ningún ciudadano cubano se entrometa en el tema de las relaciones de Cuba con los Estados Unidos intentando su mejoría. En la isla sólo pueden hacerlo aquellos individuos e instituciones que estén “autorizados” para ello y no se salgan de las instrucciones que les den al respecto.

En esencia, esta fue una emboscada contra la posibilidad de que el pueblo cubano pudiera finalmente desarrollar una relación soberana, pacífica y mutuamente provechosa con Estados Unidos.

Es sabido lo que se avecina en el 2010. Un genuino huracán de calamidades domésticas coincidirá con el actual agotamiento de toda expectativa popular y el cierre progresivo de la ventana de oportunidades externas que el gobierno cubano tuvo a su alcance el año que ahora concluye. Las posibilidades de un cambio en la posición respecto a Cuba del Congreso de Estados Unidos se alejarán cada vez más. Las venideras elecciones presidenciales en algunos países claves de la región parecen favorecer candidatos que no comulgan con las perspectivas e intereses del gobierno de la isla. La elite de poder cubana ha caído en la trampa que le tendiera su propia miopía y soberbia. Se han situado en la senda de Chacumbele ellos solitos.

El General Raúl Castro, sin embargo, todavía tiene opciones. Puede seguir perdiendo el tiempo para ser recordado como el represor que presidió la debacle final del actual régimen cubano. También puede -¿puede?- llegar a encontrar el coraje necesario para encauzar al país con una apertura, provechosa y pacífica, hacia otro modelo de desarrollo nacional. Si bien lo segundo es teóricamente “posible” el General ha logrado en tres años y medio convencer a casi todos de que la primera posibilidad es la más “probable”.

El implacable reloj de la Historia ya marca la medianoche.

jablanco96@gmail.com



Ni justificaciones ni limosnas

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Entre los que reconocen que la actual política migratoria es obsoleta hay comunistas y anticomunistas, funcionarios y oposicionistas, jóvenes y viejos, mujeres y hombres, trabajadores y profesionales, celebridades y cubanos de a pie. Si algo une a todos los cubanos es el rechazo a la política migratoria vigente.

En fechas recientes se han intensificado las denuncias y reclamos de los cubanos sobre este asunto. El tema ha surgido con fuerza en asambleas públicas en la isla, se ha presentado por grupos de cubanos ante organismos internacionales, recorre los sitios de la blogosfera cubana y resuena en declaraciones del exilio.

Bajo esa creciente presión, comienzan a aparecer artículos en medios de la isla y otros en el exterior afines al gobierno de Raúl Castro, en que se hacen piruetas con añejas justificaciones y se fomentan expectativas de mayor “flexibilidad”.

Comencemos por analizar las justificaciones. Entre ellas, la de proteger al país de elementos terroristas es la más socorrida. Pero Cuba no confronta más peligros de seguridad que España con la ETA, la India con los cachemiros, Estados Unidos con Al Qaeda o Argelia con los radicales islámicos, por poner algunos ejemplos. Sin embargo, ninguno de esos países ha impuesto permisos de salida o entrada a sus ciudadanos para protegerse del terrorismo.

Tampoco es ya atribuible la situación actual a las pretendidas credenciales “socialistas” del gobierno cubano. China y Vietnam son regímenes de partido único y han normalizado su política migratoria.

No puede argüirse que las normas vigentes sirven para evitar la fuga de talentos. El “drenaje de cerebros” que dice temer el gobierno cubano no es mayor que el que se autoimpuso al desterrar de por vida a más de un millón de ciudadanos en los últimos cincuenta años.

Las consideraciones financieras tampoco se justifican. Los ingresos que el estado perdería si renunciara a cobrar los permisos y rebajase los exorbitantes precios de otros trámites resultarían ampliamente compensados por los recursos provenientes de la diáspora. Todo lo que se necesita es que le permitan a todos los cubanos incorporarse al desarrollo nacional mediante negocios familiares conjuntos e inversiones en la isla, como puede hoy hacer cualquier extranjero. No debe olvidarse que los capitales y remesas de los chinos de ultramar fueron los que permitieron el despegue inicial de ese gigante.

Pasemos entonces revista a las nuevas migajas que, al parecer, quieren ahora lanzarnos.

Algunos ya comenzaron a hablar de la supresión del permiso de salida del mismo modo que –dicen – se suprimió antes el permiso de entrada, o sea, “habilitando” el pasaporte. Las llamadas “habilitaciones” constituyen en realidad permisos múltiples de entrada o salida que se otorgan a capricho y se pueden retirar de igual manera y sin que medie explicación alguna. Con ellos se continua violando el derecho de los cubanos a salir y entrar libremente al país en que nacieron sin pedir permisos sean ellos múltiples u ocasionales. ¿Cambiaremos después de cinco décadas la libertad de movimiento por controles de nuevo tipo? No, gracias.

La otra carnada es comercial. Algunos creativos funcionarios creen haber encontrado una fórmula para traspasar recursos de nuestros bolsillos al estado cubano. ¿Cómo? Ofreciéndonos pagar seguros médicos para ser atendidos en la “potencia médica” cubana. El socialismo cubano tiene la inveterada costumbre de crear productos y servicios de dudosa competitividad antes de averiguar si a alguien realmente le interesan. Esta no ha sido la excepción. Pero eso no es lo más grave. Para ofertar un sistema de atención médica dolarizada a la diáspora tendría que romperse el principio de universalidad en el acceso de los cubanos a esos servicios. Los que se acogieran a semejante oferta traicionarían un derecho básico de sus familiares y amigos en la isla. ¿Se trata acaso de que el gobierno quiere abandonar la “gratuidad” de la medicina y este es el primer paso?

En resumen: Es bueno que sepan que en esta ocasión no podrán escapar del debate con viejos pretextos, ni resultan aceptables nuevas limosnas.

Mi mensaje a los inmovilistas: no sigan perdiendo el tiempo. Hagan lo único decente e inteligente en este caso; respeten el derecho de libre movimiento de los cubanos.



La Isla de los Viejos

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Cada disparatada “Reflexión” del Asesor en Jefe confirma el problema de la gerontocracia. Una solución sería reubicarla en la Isla de la Juventud. Después de todo, para que la República pudiera nacer en 1902 hubo que prescindir de la soberanía sobre ese territorio hasta la década del treinta. Renunciar de nuevo a ella por algún tiempo podría ser un precio razonable a cambio de rescatar al resto del país del medioevo. ¿Qué mejor lugar para esos viejos que una isla llamada “Juventud”?

El problema que tenemos trece millones de cubanos es que un puñado de ancianitos reaccionarios se empeñan en transformar nuestra patria en un museo socialista. Han decretado el Fin de la Historia y hecho de Cuba “la Isla de los Viejos”. Mientras un nuevo proceso civilizatorio se abre paso ellos insisten en rodearse de masas que griten consignas que no creen, periódicos que mienten y gente que los alabe aunque deseen su muerte.

Entonces, ¿por qué no transformar la Isla de la Juventud en un inmenso museo sin muros –cual zoológico sin rejas- donde celebren sus unánimes congresos y televisen sus insoportables discursos? La idea del filme Bye, bye Lenin, pero a gran escala. Piénsenlo por un instante. Una Isla de la Juventud para vejetes intransitables. ¡Claro que sí! De ese modo podrían vivir inmersos en sus fantasías y tontos útiles de toda latitud geográfica desfilarían por allí a saludarlos.

Eso sí, tendrían que ser consecuentes. Entre los aspectos museables del socialismo cubano están las normas migratorias vigentes. Si, por ejemplo, quisieran visitar amigos y familiares que hubiesen dejado atrás necesitarían de un permiso de entrada al resto del archipiélago cubano y otro de salida de su islita, que difícilmente podrían obtener además de que serían muy caros. Tampoco tendrían acceso a Internet y las tarifas telefónicas desde ese territorio serían las más altas de todo el orbe. Cualquier remesa que recibieran sufriría un desmedido sobrecargo.

No soy ajeno al problema que este proyecto acarrearía a los actuales habitantes de la Isla. Pero a ellos podríamos ofrecerles asilo –sea con pies secos o mojados- y un generoso Ajuste Cubano. A fin de cuentas, el tramo en balsa de Nueva Gerona a Batabanó es más corto y seguro que de La Habana a Miami.

¿Quién sabe? Quizás la Isla de la Juventud podría llegar a ser una “potencia geriátrica” y Cuba una sociedad dinámica.



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Autor: Juan Antonio Blanco

Juan Antonio Blanco

Juan Antonio Blanco Gil. (Cuba) Doctor en Historia de las Relaciones Internacionales, profesor universitario de Filosofía, diplomático y ensayista. Reside en Canadá.
Contacto: jablanco96@gmail.com

 

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