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Un voto por la decencia

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Por su trascendecia adelanto a los lectores de Cambio de Época la posición adoptada en sesión extraordinaria por Consenso Cubano en la noche del viernes y que será dada a conocer hoy en comunicado de prensa. Adjunto una lista de las instituciones vinculadas a ese foro.

www.consensocubano.org

DECLARACION DE CONSENSO CUBANO

ANTE LA PRESENTE EMERGENCIA HUMANITARIA EN CUBA

En relación con el desastre causado por el reciente huracán Gustav y la posibilidad de que esta situación se agrave aún más durante la presente temporada , Consenso Cubano declara lo siguiente:

1) Consistentes con los Pilares fundacionales de Consenso Cubano consideramos que estamos llamados a extender una solidaridad incondicional y generosa a nuestras hermanas y hermanos en la isla, guiados exclusivamente por un espíritu humanista y humanitario.

2) Llamamos a Caritas y otras instituciones que gozan de credibilidad ante todas las partes para asumir el liderazgo en esas tareas y al resto a brindarle todo el apoyo en obtener las donaciones y facilitar los envíos y su distribución. Nadie debe intentar politizar la ayuda.

3) Inspirados en nuestra Agenda Humanitaria para la Familia Cubana, nos identificamos y apoyamos sin reserva las iniciativas de solicitar al Presidente de los EEUU que se suspendan, al menos temporalmente, todas las restricciones vigentes en este país que hoy pudieran obstaculizar estos esfuerzos humanitarios e imponen dificultades a las familias afectadas para comunicarse y apoyarse.

4) Solicitamos al gobierno de Cuba que levante, al menos temporalmente, todas las restricciones vigentes que puedan entorpecer u obstaculizar estos esfuerzos humanitarios o impongan dificultades a las familias afectadas para comunicarse y apoyarse. Asimismo que apoye las gestiones de Caritas y otras instituciones humanitarias sin reservas, acepte sus donaciones desinteresadas y tome cualquier otra medida que viabilice esta solidaridad entre cubanos.

Con el más alto espíritu de unidad nacional exhortamos a todos los sectores del destierro cubano a que impulsen estas gestiones humanitarias y exhortamos a todos los cubanos en cualquier parte y a todos los pueblos del mundo a hacer lo mismo.

Septiembre 2008

Miami, Estados Unidos

ORGANIZACIONES QUE FORMAN PARTE DE CONSENSO CUBANO

Partidos políticos

Coordinadora Social Demócrata  
Partido Demócrata Cristiano de Cuba  
Partido Social Demócrata de Cuba  
Unión Liberal Cubana  
   
Instituciones académicas y culturales  
   
Bibliotecas Independientes de Cuba  
Instituto de Estudios Cubanos  
Instituto Jacques Maritain  
   
Otras organizaciones  
   
Acción Democrática Cubana  
Agenda Cuba  
Arco Progresista  
Christian Commitment Foundation  
Comité Cubano Pro Derechos Humanos  
Confederación Campesina de Cuba  
Cuba Study Group  
Flamur Cuba / Federación Latinoamericana de Mujeres (FLAMUR)  
Fundación Nacional Cubano Americana  
Grupo por la Responsabilidad Social Corporativa en Cuba  
Hermanos al Rescate  
Movimiento Democracia  
Solidaridad de Trabajadores Cubanos  
Todos Unidos  
Women For Human Rights International  
   
Organizaciones que participan en calidad de observadores  
CAUSA  
Proyecto Demócrata Cubano  
Movimiento Cristiano Liberación  
Raíces de Esperanza  


Recordar que todos somos cubanos

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Toda crisis es una oportunidad. La del Gustav nos propicia la posibilidad de recordar que todos somos cubanos, como acaba de pedirnos el disidente y preso de la primavera Negra del 2003, Oscar Espinosa Chepe. ¿Sabremos aprovecharla?

¿La sabremos aprovechar los que desde el destierro sentimos la obligación de actuar de manera urgente y solidaria con familiares, amigos y cualquier cubano hoy afectado por esta tragedia? ¿La sabrá aprovechar el gobierno cubano para abrir sus muros y permitir que la solidaridad de cualquier persona sensible llegue a la isla de manera rápida y eficaz? ¿La aprovechará el gobierno de Estados Unidos para demostrar que su conflicto con el de Cuba no es más importante que el dolor de su pueblo?

“Aprovechar” la oportunidad que brinda esta crisis no equivale a manipularla para sacar dividendos de ella. No es mandar cajitas con logos y consignas de organizaciones políticas ni competir por el control de la distribución de donaciones con fines clientelistas, sean gubernamentales o de la oposición. Tampoco es lucrar a expensas de la desgracia ajena. Para que esta crisis permita recordarnos a todos que somos una sola nación tenemos que renunciar a cualquier práctica oportunista o mezquina y trabajar juntos – sí, juntos- en extender la urgente ayuda que necesitan los afectados.

Trabajar de consuno supone reglas de juego que permitan crear la base de confianza mínima que requiere el que enemigos tradicionales sean capaces de cooperar sobre un aspecto puntual de manera coyuntural y específica. Me permito sugerir algunas en ese sentido.

1) El gobierno cubano debe declarar de manera oficial que el país ha sufrido un desastre que reclama el concurso de la ayuda internacional y aceptar toda la cooperación bilateral que le sea brindada por organismos multilaterales y otros gobiernos, independientemente de sus actuales afinidades o enemistades con aquellos. Adicionalmente debe decidir cuál o cuáles instituciones humanitarias no gubernamentales (Cruz Roja / Caritas/ otras) reconoce y autoriza para que de manera directa –aunque en coordinación con las correspondientes agencias nacionales, municipales y locales-, distribuyan ayuda humanitaria y cooperen en las tareas de reconstrucción. En los próximos meses el gobierno debe suspender todo arancel sobre donaciones colectivas o individuales (traídas por pasajeros) y debería considerar la reducción, al menos temporal, de las tarifas telefónicas y la tasa de cambio de divisas. El gobierno debiera considerar invitar a las organizaciones no gubernamentales y organismos internacionales que participen de esa cooperación a la creación de una Comisión Conjunta de Colaboración y Transparencia para la Recuperación que contribuya a una mejor coordinación entre las diferentes agencias y ofrezca a los donantes, cubanos y extranjeros, una razonable garantía del uso adecuado de los recursos.

2) El gobierno de Estados Unidos debe suspender en los próximos meses las restricciones que regulan el envío de paquetes, remesas y viajes a Cuba y facilitar las licencias correspondientes a las organizaciones no gubernamentales que las necesiten para trabajar en la viabilización de la ayuda y las tareas de reconstrucción. También debe mostrarse excepcionalmente generoso en la oferta de ayuda y cooperación bilateral para los damnificados e incluso ofrecer su disposición a colaborar con las tareas de reconstrucción.

3) Las agencias que organizan viajes a Cuba o tramitan el envío de paquetes y remesas desde cualquier país debieran considerar de inmediato ofertar precios especiales en los próximos meses para facilitar que toda la ayuda y los contactos familiares fluyan de manera fácil.

El único rédito político que debe esperarse de esta cooperación es el que permite la creación de una base puntual de reencuentro y un cambio en las perspectivas sobre el demonizado “enemigo”.

Si todos somos capaces de dar un paso al frente y trabajar con reglas trasparentes en este humanitario esfuerzo es posible que dentro de unos años podamos agradecer al Gustav la oportunidad que nos ofreció para reunificar la nación.



Gorki, Gustav y otras tormentas

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Si los meteorólogos olvidaron el orden del alfabeto, el gobierno cubano se empeñó en recordarles que la “o” precede a la “u”. Gorki deberá registrarse antes que Gustav, como una importante tormenta tropical que afectó a Cuba en el 2008. Los vientos huracanados del Gorki tuvieron su origen cuando las “leyes de peligrosidad”, que sancionan delitos no cometidos, se conjugaron con la arrogante torpeza de las autoridades. Lo que alguien creyó una gota adicional de arbitrariedad terminó colmando la paciencia de muchos apacibles espectadores.

Seguramente hay algunos que todavía no han salido de su perplejidad. Como se diría en ingles: They just don’t get it. Han venido tolerando canciones de Hip Hop cubano – con letras nada amables hacia policías y autoridades- por su gran popularidad entre la población, pero creyeron que Gorki era un blanco fácil. “A quién puede importarle que metan en la cárcel a un pelúo que se encuera en el escenario aunque insulte a Fidel Castro”. La respuesta es: “A todos los que creemos que nadie puede ser reprimido por lo que piense o diga aunque no nos gusten su vestimenta o preferencias musicales”. Y somos muchísimos en todo el planeta. Recuerdo que después de varias peleas que tuvieron lugar en los alrededores del Patio de María entre tribus de rockeros y freakies, todos se unieron en más de una ocasión para enfrentar a la policía cuando quiso reprimirlos. Con Gorki ha pasado algo similar. Se sumaron a la defensa de sus derechos quienes usualmente critican a Porno para Ricardo o rechazan la música Punk.

Por su parte, la opinión publica internacional sigue “descubriendo” a Cuba. Hace poco se enteró de que los cubanos no podían entrar a hoteles ni tener celulares y que, si tenían suerte, podrían aspirar a tostadoras y calentadores eléctricos en un par de años. Ahora se enteran de la vigencia de las leyes de peligrosidad en la isla, invento fascista asimilado en nombre de la moral comunista. Con las ideas enviadas por ustedes en la pasada quincena, creo que pronto (quizás en uno o dos meses) podamos contribuir entre todos a poner en marcha nuevas iniciativas que también permitan que se conozcan mejor las draconianas leyes migratorias cubanas a las que luego se sumaron los obstáculos que la Administración de George W. Bush impuso en el 2004 a las relaciones familiares de los cubanos residentes en aquel país.

Informar y sensibilizar son pasos iniciales e imprescindibles para poder cambiar algo. Eso a menudo supone un esfuerzo focalizado en un tema concreto. He notado que algunos creen que el futuro de Cuba depende de un súbito Big Bang. Veo las cosas de otro modo. Pedir la libertad de Gorki no supone identificarse con las organizaciones de la oposición cubana, pero demuestra un compromiso con la defensa de las libertades individuales. El propio Gorki no es miembro de ninguna organización; como no lo son tampoco Yoani Sánchez, ni los miembros del grupo Porno para Ricardo que ofrecieron su activa solidaridad. Estamos familiarizados con la dinámica de los partidos políticos y conocemos menos la de los movimientos ciudadanos monotemáticos, en los que una persona puede apoyar varias causas o integrarse a una sola si es la que considera meritoria. Desde mi perspectiva, cien iniciativas y movimientos ciudadanos en torno a múltiples asuntos tienen más capacidad para transformar la realidad que la constitución imposible de un Partido Único del Cambio.

La vida confirma que es cierto: “Sí se puede”. Y aunque no siempre sea posible alcanzar el objetivo inmediato que nos tracemos, nunca llegaremos a saber si lo era de no intentarlo siquiera. Aun cuando se fracasa, es posible que nos situemos más cerca de nuestro propósito que al inicio.

Como dice un conocido psicólogo cubano: “Vale la pena”.

AGRADECIMIENTOS Y SOLICITUD

Ya de regreso en Ottawa comienzo por reconocer –y agradecer- a todos ustedes el haber mantenido activo este espacio en mi ausencia.

Algunos me ayudaron a recepcionar y subir los comentarios cuando me resultaba imposible acceder a Internet. Muchos de ustedes enviaron numerosos correos electrónicos con sugerencias que leí cada vez que me fue posible y más de cien dieron vida al blog intercambiando ideas en él. En los próximos días contactaré a varios de ustedes para concretar su posible cooperación sobre el tema que discutimos.

Mientras tanto tengo algo que solicitar de ustedes.La necesidad de que los cubanos nos demos la mano -desde donde quiera que estemos- para ayudar a los damnificados por Fay y Gustav representa una urgencia a la que debemos responder de manera inmediata. Para ello se impone echar a un lado toda consideración que no sea estrictamente humanitaria. Los invito a pensar en esto para discutirlo próximamente.

Gracias a todos.



Normalizar las relaciones

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Cuando se discute sobre la “normalización de relaciones” generalmente nos referimos a Cuba y los Estados Unidos. Pero las relaciones que resulta imprescindible “normalizar” son las del país con su diáspora. Urge poner fin a los permisos de entrada y salida y al destierro que hoy acompaña el acto migratorio.

El momento para darle solución a este problema parece haber madurado.

En este mundo globalizado se ha hecho visible, en toda su arbitrariedad, el anacrónico régimen migratorio que impera en la isla. Frases como “fulanito se quedó” son concebibles sólo allí donde existe la obligación de obtener un permiso de viaje. La canadiense Celine Dion vive en EEUU. Nadie la llama “quedada”. Maradona ha jugado para equipos de varios países sin que nadie lo llamase “traidor”, ni se le prohibiera retornar a Argentina. Los chinos viven orgullosos de atletas como Yao Ming, que juega para el NBA de Estados Unidos sin que eso le impida presidir el desfile olímpico al frente de su país.

Grupos de ciudadanos cubanos radicados en el exterior y algunas organizaciones de exiliados han venido abordando el tema. Ese es el caso reciente de la Declaración de Concordia, suscrita por cerca de un centenar de cubanos en Canadá, EEUU, América Latina y Europa, así como de la Agenda Humanitaria para la FamiliaCubana avalada por dos docenas de influyentes organizaciones del exilio que integran el llamado Consenso Cubano. Otras iniciativas sobre este asunto han sido impulsadas por las organizaciones pertenecientes a la Comisión Cubano Americana por los Derechos de la Familia.

En Cuba el problema de los permisos de entrada y salida también ha sido planteado con mucha fuerza durante el proceso asambleario que tuvo lugar a lo largo de la isla. También provocó un fuerte debate en el reciente Congreso de la UNEAC. Dirigentes y celebridades oficiales coinciden en este asunto con líderes de la oposición a favor de derogar las trabas al libre movimiento de los ciudadanos.

Se percibe con claridad que el tema conecta a personas de diferentes ideologías y perspectivas. Cada vez son menos las voces que en Cuba o Estados Unidos se alzan contra este clamor colectivo.

Quienes desean residir en su patria no quieren sentirse que lo hacen como rehenes. Por su parte, los que preferirían probar fortuna fuera de ella no creen justo que les confisquen desde la bicicleta hasta la vajilla, los llamen traidores y les exijan luego pedir permiso para visitar su propio país sin poder nunca más relocalizarse en él. Los deportistas, artistas y profesionales desean poder desarrollar a plenitud su potencial humano sin que se les imponga distanciarse de su patria.

Estoy persuadido de que ya existen entre los cubanos ciertas zonas de coincidencia en algunos asuntos –como parece ocurrir en este caso- aunque sigan vigentes importantes diferencias en otros temas. Es necesario en este instante focalizar las primeras.

Hay que ahora reunir lo que antes se quebró. Necesitamos cambios dirigidos a la protección y fomento de relaciones familiares fluidas y normales entre cubanos de la isla y la diáspora mientras se encuentra una salida, justa e integral, a la situación del país.

Piénsenlo por un instante. ¿Por qué cuando ciudadanos mexicanos, canadienses o españoles viajan a Cuba sin prácticamente ninguna restricción, los también ciudadanos de esos mismos países, pero nacidos en Cuba, no pueden hacerlo igual? El equipo infantil Peregrinos de Vermont pudo, finalmente, jugar pelota con el equipo Santos. ¿Por qué no aspirar a que los niños cubanos que hoy crecen en Hialeah puedan hacerlo también sin necesidad de permisos de entrada ni autorizaciones de viaje de Estados Unidos ni ningún otro gobierno extranjero? ¿Por qué no demandar que los niños del equipo Santos puedan luego responder a una invitación de los de Hialeah sin tener que pedir un permiso de salida al gobierno cubano?

Los muros que -erigidos en Cuba o levantados en Estados Unidos- obstaculizan las relaciones familiares y dificultan la reunificacion nacional debe ser derribados sin condicionamientos, cortapisas, excusas ni dilaciones.

En el momento que vivimos es imprescindible que todos los cubanos de buena voluntad, donde quiera que estén, se den la mano y echen a andar. Es urgente e imprescindible decidirnos a dar un primer paso conjunto. Su alto contenido ético y el amparo que le otorga la legislación internacional, hacen de este tema de derechos migratorios el terreno adecuado para avanzar.

Muchos creen imposible que los cubanos aprendan a conversar sus diferencias y concertar sus voluntades. Pero el progreso humano responde al permanente cuestionamiento de aquello que en un momento dado es considerado imposible. En este caso no hay mucho que perder con el intento. Entonces, ¿qué hacer?

NOTA

Estoy fuera de Canadá en este momento. Tengo la buena intención –ya veremos si es factible- de seguir subiendo textos los martes mientras estoy de viaje pese a que tendré acceso limitado y esporádico a Internet. Pero se me va a hacer muy difícil en esas circunstancias poder atender de manera adecuada la continua llegada de sus comentarios. Les ruego que sean comprensivos y pacientes al respecto.

Por otro lado aquellas ideas concretas que deseen aportar en relación con el tema de la normalización del flujo integral de relaciones entre la isla y la diáspora pueden también enviarlas directamente a mi correo electrónico (jablanco@rogers.com) Por favor, para evitar que su mensaje sea suprimido automáticamente como spam, describan el “asunto” ( subject) del correo poniendo la palabra BLOG. ¡Gracias a todos!



¿SUMISIÓN O UNIÓN?

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Creo reconocer -hay manierismos inconfundibles- al autor del ovejuno mensaje firmado con el titulo de la obra teatral Esperando a Godot que fuera enviado al post anterior y publicado por mi entre los comentarios de Unamos la nación al que iba dirigido. Allí aparecen, íntegros, mi llamado a la unión y su mensaje de sumisión para quien desee releerlos.

La respuesta –que haré dividiendo por partes su texto- ha resultado extensa para este espacio, aunque no para lo que mereciera decirse a quien la envió. Pero creo que, al final, el tema interesa a todos.

1) “Esta retórica blanquina sobre la nación huele mal”

Ese es el derecho de su olfato. En mi caso tiendo a sentir mal olor cada vez que recibo o leo un mensaje que pretende ser agudo y perspicaz sembrando misterios sin ser claro. Si tiene algo que decir sobre mi o mis intenciones dígalo aunque se oculte detrás de un pseudónimo. Con claridad le digo que creo su texto oscuro por las razones que, párrafo a párrafo, explicaré a continuación.

2) “Está concentrada en trabajar desde arriba, en forma vertical, quitando y poniendo políticas que reacomodan el dominio de aquellos que ya tienen el poder, sea en Cuba o en Miami. En otras palabras, lo que propone Blanco es una alianza entre las élites políticas y culturales, no una transformación democrática que se genere a través de todo lo largo y ancho del espectro social. Ése modelo si avanzado en los setenta y parte de los ochenta, hoy está agotado”.

Creo que lo que le molesta es precisamente lo contrario de lo que usted afirma. En efecto, son las sociedades civiles las que deben tener el protagonismo en esta nueva época y por eso promuevo su capacidad de acción autónoma sobre la base de intereses prioritarios y comunes. Como la nación cubana está fragmentada de diversas formas, y una de las más importantes es la que se ha producido con el destierro masivo de cientos de miles de personas, pretendo contribuir a identificar sus intereses comunes para hacerlos valer contra aquellas estructuras de estado y gobierno que los afectan.

3) “La sociedad cubana no es la misma de hace veinte años, ni el mundo tampoco”.

No pierdo la esperanza de que algunos dirigentes cubanos lleguen a entenderlo.

4) “Lo que tenemos que hacer es acabar con nuestros prejuicios contra las posibilidades de cambio dentro de las estructuras gubernamentales cubanas, por mínimas que estas sean, y ver cómo la sociedad civil puede integrarse a ellas críticamente. Y afuera, presionar para que las relaciones bilaterales pongan a la gente común por encima de los gobernantes”

El que suscribe ha examinado en múltiples ocasiones la potencialidad y sobre todo necesidad de cambios en la sociedad cubana. Si ese no es el rumbo que vienen tomando las cosas me parece exagerado cargarlo a los prejuicios que algunos puedan tener sobre “las posibilidades de cambio de las estructuras gubernamentales cubanas”. El que hizo el discurso el pasado 26 de julio fue Raúl Castro, no yo. Tampoco tengo responsabilidad alguna en la promoción de José Ramón Machado Ventura.

El que me acusa de intentar hacer política elitista hace un llamado ovejuno a darle un cheque en blanco de fe (otro más después de medio siglo) al gobierno cubano, para entonces “ver como la sociedad civil puede integrarse” a las medidas que decidan “por mínimas que estas sean”. Y luego pretende calificar esa integración al añadir que se realice “críticamente”, intentando posar de defensor de una autonomía a la que ya renunció de antemano.

O sea, ver qué decide hacer el gobierno y entonces veremos –VEREMOS- cómo (si se lo permiten y hasta dónde se lo permiten) se “incorpora a ellas –incorporarse es siempre lo “políticamente correcto”, nunca oponerse. Para cerrar ese malabarismo verbal se agrega “críticamente”, palabra que no alcanza a ocultar el espíritu sumiso, elitista y pro gubernamental de este enfoque.

Toda la concepción anterior –que intenta pasar por actualizada y democrática- no revindica el papel autónomo de la sociedad civil ni el ejercicio de la soberanía popular, sino es un sumiso canto al vanguardismo leninista –elitista trasnochado del que ningún intelectual de izquierda que se respete hace ya la defensa.

Pero me llama aun más la atención el hecho de que su mensaje, al tiempo que llama a quitarnos los prejuicios sobre el inmovilismo gubernamental (al cabo de 24 meses del ascenso de Raúl Castro) se conjugue con una exhortación tan típica del gobierno cubano como la de que los que estamos “fuera” debemos callarnos la boca sobre lo que ocurre en nuestro país y volcar todos nuestros esfuerzos a reclamar un cambio en las relaciones bilaterales. Que conveniente, ¿no?

Eso –sin misterio- es tramposo. Ese “zapatero a tus zapatos”, que implica una suerte de “trabaja para quitarme el embargo y no hables ni opines de un país al que ya no perteneces” ha sido una de las peores expresiones de la estulticia y arrogancia gubernamental. Execrable división del trabajo la que se pretende imponer a los desterrados cubanos y el “misterioso” mensajero nos propone seguir.

La mediocridad patética de estas sugerencias no puede ser revestida con baratas piruetas intelectuales. Es usted quien espera por Raúl “Godot” Castro para ver cómo se logra integrar a sus decisiones “por mínimas que sean”. Ese es su problema.

5) “Tarde o temprano, estos pasan, la nación perdura”.

Plenamente de acuerdo. Se acerca el día en que esa aseveración será confirmada, -para algunos de manera poco amable-, por los hechos.

Una CODA para los encargados de la propaganda desde cualquier latitud geográfica.

Veo que resienten este llamado a la unidad nacional. Gracias por hacerlo saber.

La nación con todos y para el bien de todos –que incluirá también a personas como ustedes- será una realidad más temprano que tarde. Gústele a quien le guste y pésele a quien le pese.

Sigan llamando a la sumisión, que yo no me cansaré de convocar a la unión.



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La sociedad cubana ante el cambio

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Autor: Juan Antonio Blanco

Juan Antonio Blanco

Juan Antonio Blanco Gil. (Cuba) Doctor en Historia de las Relaciones Internacionales, profesor universitario de Filosofía, diplomático y ensayista. Reside en Canadá.
Contacto: jablanco96@gmail.com

 

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