Obamofobia
Juan Antonio Blanco | 13/04/2009 2:52
La Obamofobia no es una patología limitada a los afiliados al KKK y algunos republicanos radicales. En Caracas y otras capitales se padece por igual de ese síndrome. La simpatía que irradia el actual presidente de Estados Unidos es motivo de profunda preocupación en los círculos de la izquierda autoritaria.
Por estos días, Chávez parece dedicado a concertar una acción durante la próxima Cumbre de las Américas dirigida a destruir la credibilidad y aminorar la atracción del presidente de Estados Unidos.
La popularidad mundial del nuevo ocupante de la Casa Blanca es de tal magnitud que Chávez y su inseparable abuelito en La Habana se han visto obligados a hacer alardes de hipocresía para que su mensaje sea, al menos, escuchado. Del Obama cómplice del “genocidio” contra el pueblo palestino, según una de las primeras “reflexiones” sobre el presidente estadounidense del Primer Secretario del PCC, ahora se habla de otro sincero y con buenas intenciones al que hay que tratar de ayudar. Lo que sucede es que el modo con el que se pretende “ayudarlo” es algo extravagante. Se le exige, por ejemplo, que demuestre su sinceridad y voluntad de cambios levantando unilateralmente el embargo y liberando de manera inmediata a los “Cinco Héroes”,
¿Confunden Chávez y Fidel el sistema constitucional estadounidense de poderes separados con el que reina en la isla, donde un hombre hace y deshace sin respetar ninguna norma jurídica? ¿Acaso lo que realmente se procura con esas demandas es “demostrar” que Obama es más de lo mismo porque no accede corriendo a sus reclamos?
La forma en que piensan “ayudar” al Presidente de Estados Unidos parece ser la de armarle un gran “escándalo” durante la Cumbre de las Américas en Trinidad y Tobago en torno a la demanda del embargo. Para ello hay dos anillos de concertación “artillera”. El primero lo integra Chávez con sus homólogos de un grupo de países. Pero si bien el rechazo al embargo es una demanda ampliamente compartida, no lo es el deseo de arrinconar a Obama, por lo que los “duros” no están seguros del todo de hasta donde el resto de los participantes les permitirá llegar con su show en el foro multilateral.
El segundo anillo de presiones lo constituye la Cumbre de los Pueblos que –como es usual- va a ser instalada en Trinidad y Tobago como tribuna paralela a la de los jefes de Estado. Allí, además de los respetables representantes de organizaciones no gubernamentales legítimas, desfilarán también los activistas profesionales del radicalismo bolivariano, exigiendo definiciones inmediatas a Obama y “desenmascarándolo” por no levantar de manera unilateral e incondicional, el embargo a Cuba.
Es probable que la prensa -que detesta las Cumbres por aburridas e insulsas- se dé un festín reportando las confrontaciones folklóricas de los “duros” con los “blandos” y asegurando –para satisfacción de Chávez y su cómplice habanero- que los titulares de la Cumbre informen de “la primera derrota política de la actual Administración de Estados Unidos”. Particular placer derivarán del hecho los dos compadres por coincidir las fechas con las de la batalla de Playa Girón. Pero el placer, aun cuando se obtiene, es siempre efímero y hay victorias pírricas.
¿Le conviene a Raúl Castro formar parte de esas piruetas de su hermano y el presidente venezolano? No lo creo. Puede apoyarse en Lula para que lo ayude a escapar de ese entuerto. Pero si conflicto es lo que busca debiera saber que debe llevar dos jabas y, muy probablemente, olvidarse de toda perspectiva futura de mejorar las relaciones con Washington.
Enlace permanente | Publicado en: Cambio de época | Actualizado 13/04/2009 3:50