La Isla de los Viejos
Juan Antonio Blanco | 15/11/2009 14:06
Cada disparatada “Reflexión” del Asesor en Jefe confirma el problema de la gerontocracia. Una solución sería reubicarla en la Isla de la Juventud. Después de todo, para que la República pudiera nacer en 1902 hubo que prescindir de la soberanía sobre ese territorio hasta la década del treinta. Renunciar de nuevo a ella por algún tiempo podría ser un precio razonable a cambio de rescatar al resto del país del medioevo. ¿Qué mejor lugar para esos viejos que una isla llamada “Juventud”?
El problema que tenemos trece millones de cubanos es que un puñado de ancianitos reaccionarios se empeñan en transformar nuestra patria en un museo socialista. Han decretado el Fin de la Historia y hecho de Cuba “la Isla de los Viejos”. Mientras un nuevo proceso civilizatorio se abre paso ellos insisten en rodearse de masas que griten consignas que no creen, periódicos que mienten y gente que los alabe aunque deseen su muerte.
Entonces, ¿por qué no transformar la Isla de la Juventud en un inmenso museo sin muros –cual zoológico sin rejas- donde celebren sus unánimes congresos y televisen sus insoportables discursos? La idea del filme Bye, bye Lenin, pero a gran escala. Piénsenlo por un instante. Una Isla de la Juventud para vejetes intransitables. ¡Claro que sí! De ese modo podrían vivir inmersos en sus fantasías y tontos útiles de toda latitud geográfica desfilarían por allí a saludarlos.
Eso sí, tendrían que ser consecuentes. Entre los aspectos museables del socialismo cubano están las normas migratorias vigentes. Si, por ejemplo, quisieran visitar amigos y familiares que hubiesen dejado atrás necesitarían de un permiso de entrada al resto del archipiélago cubano y otro de salida de su islita, que difícilmente podrían obtener además de que serían muy caros. Tampoco tendrían acceso a Internet y las tarifas telefónicas desde ese territorio serían las más altas de todo el orbe. Cualquier remesa que recibieran sufriría un desmedido sobrecargo.
No soy ajeno al problema que este proyecto acarrearía a los actuales habitantes de la Isla. Pero a ellos podríamos ofrecerles asilo –sea con pies secos o mojados- y un generoso Ajuste Cubano. A fin de cuentas, el tramo en balsa de Nueva Gerona a Batabanó es más corto y seguro que de La Habana a Miami.
¿Quién sabe? Quizás la Isla de la Juventud podría llegar a ser una “potencia geriátrica” y Cuba una sociedad dinámica.
Enlace permanente | Publicado en: Cambio de época | Actualizado 15/11/2009 14:11