El retorno de Yayabo
Juan Antonio Blanco | 23/06/2008 0:28
El renovado activismo del Asesor en Jefe me recordó una canción cubana muy popular de mi infancia.
Curiosamente, un nuevo bloggero “independiente” y “no lucrativo” ha emergido en el espectro del Internet oficial. A Fidel Castro ya no le basta con Granma y Juventud Rebelde, ahora quiere competir en “la red de redes” con Generación Y. Habiendo apenas recuperado un poco su salud arremetió contra la bloggera Yoani Sánchez, la científica Hilda Molina, el músico brasileño Caetano Veloso e intensificó su labor de zapa contra el mejoramiento de relaciones gestado por la cancillería cubana con la Unión Europea y México. Su recuperación coincidió también con nuevos arrestos y actos de repudio así como con la primera movilización de protesta realizada frente a la Sección de Intereses de Estados Unidos desde que cayó enfermo.
Y eso que algunos por Miami decían aquello de que “Yayabo no salía más”. Como fantasma que retorna, parece ser que “Yayabo está en la calle con su último detalle y su ritmo sin igual”.
Es un dato inescapable el hecho de que coinciden en tiempo una desaceleración de las reformas e incremento de actos represivos con el renovado activismo del célebre convaleciente quien ha sostenido por estos días tres reuniones de trabajo con jefes de estado extranjeros y publicado cinco artículos. En ellos no se expresa como prudente asesor que aconseja y sugiere, sino como Jefe de Estado que dictamina y juzga hechos sobre los que todavía el gobierno no se ha pronunciado siquiera. Enarbolar, a tales efectos, el derecho a ejercer democráticamente las libertades de pensamiento y expresión que él ha negado siempre a los demás mortales es, a todas luces, una obscenidad.
Lo más novedoso y significativo es que ahora atiza, en evidente juego fraccionalista, corrientes de opinión conservadoras en el seno de la elite en lo que aparenta ser su último esfuerzo por obstruir los cambios que el país reclama.
Ante esos hechos creo justa la creciente demanda nacional en el sentido de que Raúl Castro demuestre tener la lucidez y el coraje requeridos para ponerlo en su sitio a fin de que el país pueda comenzar una etapa, mejor o peor, pero de algún modo “nueva”. Él –que controla a plenitud las FAR y el MININT- debiera trasmitir a todos, con claridad inequívoca, su determinación de ejercer el cargo de Jefe de Estado de manera plena, responsable y creativa.
El apotegma de que “no puede hacerse nada mientras Fidel viva” es impresentable. Actuar o dejar de hacerlo es siempre una opción. Insistir en semejante excusa –cuidadosamente cultivada en meses recientes por agentes de Influencia y compañeros de viaje- sólo convencería finalmente a todos de que estamos en presencia del clásico juego entre el policía “bueno” y el “malo” para justificar el continuismo del status quo.
Al margen del actual torrente de variopintos pronósticos, la historia valorará si el inevitablemente breve mandato de Raúl Castro llegó a establecer una diferencia con el de su predecesor o fue más de lo mismo. No pretendo prejuzgarlo. Solo apunto que se agota el tiempo para que muestre y demuestre la especificidad de sus intenciones.
Como recuerda la Biblia: por sus obras los conocerán. (Mateo, Capitulo 7; 15-20)
Enlace permanente | Publicado en: Cambio de época | Actualizado 23/06/2008 7:16