Nuestros derechos migratorios
Juan Antonio Blanco | 24/06/2009 23:40
De los muchos problemas que han sido presentados al gobierno cubano por la población de la isla hay uno que ha venido configurando un amplísimo consenso entre sus simpatizantes y opositores: la necesidad de un cambio en la política migratoria. Se haya migrado como exiliado, refugiado, o buscando libertades y oportunidades laborales para labrarse un porvenir y sostener a sus familiares en Cuba, hoy cientos de miles de cubanos somos desterrados. Once millones de cubanos en la isla tampoco pueden ejercer su derecho al libre movimiento.
Hasta hace poco el derecho de los cubanos a ejercer libremente la libertad de movimiento sin tener que pedir permiso para salir o entrar al país en que nacimos, comunicarnos de manera fluida con nuestros amigos y ayudar económicamente de modo eficaz a nuestros seres queridos estaba doblemente bloqueado. Uno de los muros ha comenzado a ser derribado por Obama; el otro sigue en pie. Al poco tiempo de sustituir a su hermano al frente del gobierno, Raúl Castro exhortó al pueblo a manifestar sus opiniones “sin miedo”. En asambleas celebradas durante varios meses de San Antonio a Maisí se repitió el reclamo por la supresión de los permisos de entrada y salida al país. El gobierno oyó, pero no escuchó. No ha dado hasta ahora muestras de querer escuchar.
Enfrentados al inmovilismo que hasta el presente se aprecia en el reconocimiento de los derechos de los migrantes cubanos, un grupo independiente de cubanos radicados en varios países decidimos asumir la iniciativa de presentar el tema migratorio cubano ante la comunidad internacional. Los que nos decidimos a dar este paso no pretendemos protagonismo alguno sino que aspiramos a ver el inicio de una amplio movimiento de activismo ciudadano en el que hay espacio para todos por el bien de todos. Lo primero que le solicitamos a quienes deseen impulsar esta causa es que divulguen esta iniciativa y pongan en marcha otras propias.
Este sabado, en el evento por el 40 Aniversario del Instituto de Estudios Cubanos en la sala 3210 del Wolfson Center (Miami Dade College), un grupo de cinco cubanos daremos a conocer los pasos que hemos iniciado para poner sobre la mesa de la comunidad internacional el tema migratorio cubano. El texto que daremos a conocer el fin de semana es un apretado resumen de un documento más extenso cuya distribución hemos ya iniciado entre organismos multilaterales y ONGs de derechos humanos. En dicho texto se reclaman tres cosas:
a) Que se abra una investigación internacional independiente sobre la situación de los derechos de los migrantes cubanos y sus familiares por los correspondientes relatores especiales en diversos organismos multilaterales.
b) Que se llame, por vía bilateral y multilateral, al gobierno cubano a hacer transparentes todas sus leyes y disposiciones migratorias.
c) Que se urja, por vía bilateral y multilateral al gobierno cubano, a proceder de inmediato a la revisión de todas sus disposiciones migratorias a fin de que sean puestas en consonancia con sus actuales obligaciones internacionales, así como con el conjunto de normas universalmente aceptadas en este campo.
En días venideros habilitaremos un sitio en Internet donde poder recibir los testimonios de aquellas personas que deseen dar a conocer sus experiencias pasadas o presentes vinculadas a esta temática.
Los que deseen contactarnos pueden hacerlo ya al buzón electrónico siguiente: libreentradaysalida@gmail.com
Enlace permanente | Publicado en: Cambio de época | Actualizado 25/06/2009 16:47
Ni justificaciones ni limosnas
Juan Antonio Blanco | 19/11/2009 1:20
Entre los que reconocen que la actual política migratoria es obsoleta hay comunistas y anticomunistas, funcionarios y oposicionistas, jóvenes y viejos, mujeres y hombres, trabajadores y profesionales, celebridades y cubanos de a pie. Si algo une a todos los cubanos es el rechazo a la política migratoria vigente.
En fechas recientes se han intensificado las denuncias y reclamos de los cubanos sobre este asunto. El tema ha surgido con fuerza en asambleas públicas en la isla, se ha presentado por grupos de cubanos ante organismos internacionales, recorre los sitios de la blogosfera cubana y resuena en declaraciones del exilio.
Bajo esa creciente presión, comienzan a aparecer artículos en medios de la isla y otros en el exterior afines al gobierno de Raúl Castro, en que se hacen piruetas con añejas justificaciones y se fomentan expectativas de mayor “flexibilidad”.
Comencemos por analizar las justificaciones. Entre ellas, la de proteger al país de elementos terroristas es la más socorrida. Pero Cuba no confronta más peligros de seguridad que España con la ETA, la India con los cachemiros, Estados Unidos con Al Qaeda o Argelia con los radicales islámicos, por poner algunos ejemplos. Sin embargo, ninguno de esos países ha impuesto permisos de salida o entrada a sus ciudadanos para protegerse del terrorismo.
Tampoco es ya atribuible la situación actual a las pretendidas credenciales “socialistas” del gobierno cubano. China y Vietnam son regímenes de partido único y han normalizado su política migratoria.
No puede argüirse que las normas vigentes sirven para evitar la fuga de talentos. El “drenaje de cerebros” que dice temer el gobierno cubano no es mayor que el que se autoimpuso al desterrar de por vida a más de un millón de ciudadanos en los últimos cincuenta años.
Las consideraciones financieras tampoco se justifican. Los ingresos que el estado perdería si renunciara a cobrar los permisos y rebajase los exorbitantes precios de otros trámites resultarían ampliamente compensados por los recursos provenientes de la diáspora. Todo lo que se necesita es que le permitan a todos los cubanos incorporarse al desarrollo nacional mediante negocios familiares conjuntos e inversiones en la isla, como puede hoy hacer cualquier extranjero. No debe olvidarse que los capitales y remesas de los chinos de ultramar fueron los que permitieron el despegue inicial de ese gigante.
Pasemos entonces revista a las nuevas migajas que, al parecer, quieren ahora lanzarnos.
Algunos ya comenzaron a hablar de la supresión del permiso de salida del mismo modo que –dicen – se suprimió antes el permiso de entrada, o sea, “habilitando” el pasaporte. Las llamadas “habilitaciones” constituyen en realidad permisos múltiples de entrada o salida que se otorgan a capricho y se pueden retirar de igual manera y sin que medie explicación alguna. Con ellos se continua violando el derecho de los cubanos a salir y entrar libremente al país en que nacieron sin pedir permisos sean ellos múltiples u ocasionales. ¿Cambiaremos después de cinco décadas la libertad de movimiento por controles de nuevo tipo? No, gracias.
La otra carnada es comercial. Algunos creativos funcionarios creen haber encontrado una fórmula para traspasar recursos de nuestros bolsillos al estado cubano. ¿Cómo? Ofreciéndonos pagar seguros médicos para ser atendidos en la “potencia médica” cubana. El socialismo cubano tiene la inveterada costumbre de crear productos y servicios de dudosa competitividad antes de averiguar si a alguien realmente le interesan. Esta no ha sido la excepción. Pero eso no es lo más grave. Para ofertar un sistema de atención médica dolarizada a la diáspora tendría que romperse el principio de universalidad en el acceso de los cubanos a esos servicios. Los que se acogieran a semejante oferta traicionarían un derecho básico de sus familiares y amigos en la isla. ¿Se trata acaso de que el gobierno quiere abandonar la “gratuidad” de la medicina y este es el primer paso?
En resumen: Es bueno que sepan que en esta ocasión no podrán escapar del debate con viejos pretextos, ni resultan aceptables nuevas limosnas.
Mi mensaje a los inmovilistas: no sigan perdiendo el tiempo. Hagan lo único decente e inteligente en este caso; respeten el derecho de libre movimiento de los cubanos.
Enlace permanente | Publicado en: Cambio de época | Actualizado 19/11/2009 1:28