Pelota política
Juan Antonio Blanco | 15/01/2008 1:16
La televisión local de Ciudad de La Habana, en tiempo estelar del pasado sábado, mostró el documental del realizador Ian Padrón titulado Fuera de Liga en el que se examina la trayectoria del baseball nacional y se entrevistan peloteros residentes en la isla y tres que hoy radican en el exterior: los lanzadores Orlando “Duque” Hernández y Rene Arocha, y el bateador Kendry Morales. De los 70 minutos del film se dedican diez a esas tres entrevistas. La noticia sería irrelevante en cualquier otro país del mundo, pero el que se proyectara el documental en Cuba ha sido noticia. ¿Por qué? Porque por esos diez minutos el film estuvo prohibido durante cuatro años.
Y de nuevo la pregunta es ¿por qué?
Las entrevistas revelan, aunque sea de manera indirecta, la existencia de violaciones del derecho humano al libre movimiento, que hace de Cuba una situación exótica en ese terreno. Por otro lado, la censura que persiguió al documental nos recuerda la violación de nuestro derecho a la libre expresión.
La censura se encargó de subrayar que desde hace décadas nada es debatible que no sea previamente autorizado, en el momento que sea autorizado y en el lugar que sea destinado para ello por los que monopolizan el poder. Y cuando se habla de “monopolio del poder” o de “poder absoluto” no estoy usando licencias literarias. Es un poderío que decide y regula –o más bien prohíbe o limita-, el derecho a viajar, a tener empresas propias, organizarse en asociaciones independientes, el acceso a Internet, el trabajo independiente, la creación de cooperativas autónomas, a vender y comprar propiedades (ni siquiera tu propia casa). ¡Hasta hospedar un amigo extranjero en tu hogar está regulado! Y por supuesto pensar con cabeza propia está reglamentado y hasta penado por la ley, con figuras legales confusas y kafkianas como: tenencia de propaganda enemiga; difamación de instituciones, organizaciones de masas, héroes y mártires; clandestinidad de impresos; conducta antisocial; peligrosidad predelictiva y …no sigo porque me salgo del tema.
Este poder absoluto es el que crea situaciones tan tristemente ridículas como la ocurrida con Fuera de Liga. Padrón, de manera conciente o inconciente, llamó la atención sobre la injusticia que entraña el que un gobierno declare traidores a sus emigrantes y los trate, de hecho, como desterrados, a los que expropia todas sus pertenencias y luego transforma en emigrantes definitivos, sin derecho al retorno. Qué yo sepa a Maradona no le han llamado traidor en Argentina, ni mucho menos prohibido la entrada a Buenos Aires cuando jugó con el equipo Barcelona, el de Napoli o el de Sevilla.
El documental rompe el principio de que los traidores son innombrables. Su existencia anterior –escritos e imágenes- es borrada de todo espacio público. El emigrante es un traidor y como tal pierde no sólo sus propiedades, sino también su pasada existencia. Los censores no podían dejar pasar este documental que resquebrajaba un principio vital del control que se ejerce sobre la memoria colectiva.
Ian Padrón no estuvo dispuesto a mostrarse sumiso y atenerse disciplinadamente a la “obediencia debida” que le inculcaron desde la cuna. Pertenece a una nueva generación que subsiste en la incertidumbre y desafíos de la Cuba post operatoria de su Comandante en Jefe. Tiene, al parecer, el criterio de que es su derecho decir cosas.
El joven cineasta devuelve a la pelota su condición de ser un “conector” entre cubanos de ideologías diferentes. Un espacio común a ser cohabitado. Una posible herramienta al servicio de la reconciliación nacional. Padrón no fue a EEUU a buscar exclusivamente a emigrantes “perdedores” como en ocasiones han hecho algunos realizadores de la TV cubana. Eso constituyó otra imperdonable herejía para los censores. Buscó a los que triunfaron en la Isla y luego, pese a correr la incertidumbre que rodea a todo migrante, se asentaron de manera exitosa en el país de acogida. Pero el realizador fue aún más lejos en su ruptura con los mecanismos oficiales de demonización. Al indagar los sentimientos que guardaba El Duque Hernández hacia su anterior equipo y compañeros, el lanzador estrella de los Industriales y los New York Yankees (ahora con los Mets), abrió su camiseta de los NYY –como quien se abre el pecho para mostrar el corazón- y exhibió orgulloso la de los Industriales que llevaba debajo.
El corresponsal de El País nos vende la exhibición de Fuera de Liga como señal promisoria de nuevos tiempos, mientras que el periodista de La Jornada de México nos informa que lo sucedido es el resultado de una sostenida lucha del realizador en que, al agotar todas las vías, llegó a presentar su renuncia al ICAIC. Lucha en que ya no estaba aislado, como ocurrió antes a artistas, poetas, escritores, cineastas y profesores que fueron hostilizados, censurados y hasta enviados a prisión por apenas tener un manuscrito inédito en su domicilio. Ahora la gente intuye el cambio que se avecina. No porque se lo vayan a regalar un grupo de dirigentes más iluminados, sino porque “los de arriba” no pueden dirigir ya como antes, y “los de abajo” no resisten seguir siendo dirigidos de aquel modo. Ante el despliegue combativo de una nueva “guerra de Emilios” (e-mails) en el sector intelectual, los mutiladores de ideas dieron un paso atrás. Uno solo. Pero es alentador. Como dijo el escritor cubano Leonardo Padura "los cubanos que vieron hoy la película se sienten mejor que ayer". Y llegarán a sentirse mucho mejor mañana –agrego yo- cuando puedan ejercer todos sus derechos.
Los tiempos, en efecto, son promisorios. La razón es que cada vez más personas están dispuestas a resistir los abusos de poder y defender sus derechos. Lo que realmente “se mueve” en Cuba es una nueva subjetividad ciudadana.
Un cubano recibió hace poco uno de los más altos honores vinculados al baseball. A Orestes “Minnie” Miñoso le rindieron homenaje en el Gem Theater de Kansas City por su contribución a ese deporte. Allí le dieron el galardón The Jackie Robinson Legacy Award. Robinson fue el primer jugador afro americano en Grandes Ligas y enfrentó todo tipo de discriminaciones por el color de su piel para imponerse, finalmente, por su excepcional calidad deportiva y humana. Así abrió las puertas a otros . Para orgullo de los cubanos, Miñoso hizo lo mismo por los latinos siendo además negro como Robinson. El octogenario cubano se mostró emocionado y agradecido por el homenaje y el simbolismo que lo unía al jugador estadounidense. Me siento honrado por su condición de cubano.
Enlace permanente | Publicado en: Cambio de época | Actualizado 15/01/2008 2:52