Zelaya “el simbólico”
Juan Antonio Blanco | 27/07/2009 17:16
Tags: Honduras, Manuel Zelaya, Fidel Castro, Venezuela, Cuba
Como si fueran pocos los problemas que atribulan a Fidel Castro y Hugo Chavez por estos días ahora tienen que cargar con un personaje “simbólico”. Eso me dijo un amigo centroamericano al ver que el depuesto presidente hondureño se hizo presente en la frontera de su país con Nicaragua sólo para “halar la cadena”. Cuando hice un esfuerzo por comunicarle el importante papel de la simbología en el acontecer político mi interlocutor soltó una carcajada. “Usted siempre con sus doctrinas intelectuales. En Honduras le llamamos simbólico al que carece de “bolas”! ¿Me entiende?” Al instante comprendí su agudo enfoque.
No hay comparación entre la incontenible marcha de Mussolini sobre Roma y la aspavientosa caravana de Mel con sus autos refrigerados repletos de prensa internacional y diplomáticos venezolanos. Eso de exhortar a sus seguidores a “arriesgar la vida” para juntos emprender el “apoteósico” camino de Tegucigalpa ya era una desconsideración. Por varios días, los “zelayistas” tuvieron que atravesar a pie montes y ríos para evitar los retenes militares y reunirse con su líder. Pero Mel no llegó siquiera a tocar territorio hondureño –lo que en realidad pisó fue la franja internacional que separa a ambos paises- y dejó a su esposa y seguidores “embarcados” del otro lado. Allí, parado frente al país al que ha llamado a la insurrección para que le devuelvan la poltrona presidencial, Zelaya “el simbólico” haló la cadena….y su heroica imagen desapareció cual agua albañal.
Al pobre hombre no le van bien las cosas. Sus patrocinadores dan señales de exasperación. Al parecer no están dispuestos a acomodarlo indefinidamente en hoteles cinco estrellas. “Que se joda. Pónganlo a acampar en la frontera a ver si recapacita”. No sería extraño que su esposa Xiomara albergase preocupaciones más personales. “¿Será que Mel no tiene motivación suficiente para acudir a la reunificacion familiar? ¿Tendrá la Patricia Rodas algo que ver en eso?” Por lo pronto Mel decepcionó a quienes desearían elevarlo a la categoría de caudillo remacho cuando decidió interrumpir una conferencia de prensa en la frontera para parlamentar por celular con su esposa. Cada cual sabe sus problemas, ¿no?
Pero lo que más debe irritar a Caracas y La Habana es que las indecisiones de Mel han complicado los planes para provocar una masacre. Sin muertos no hay sed de venganza y sin odios no hay insurreciones.
La prensa oficial en Cuba y Venezuela insiste en historias terribles que hablan de cientos de muertos y miles de detenidos. Ellas nutren los blogs de ciertos “movimientos de solidaridad” que las difunden sin verificarlas. Hasta el presente sólo hay reconocidos dos muertos: uno en el aeropuerto cuando Zelaya exhortó a tomarlo desde un avión venezolano y otro en la frontera nicaraguense desde donde Zelaya (sin cruzarla hacia Honduras) exortaba a la insurrección. Y existe un debate inconcluso sobre la autoría de esos dos homicidios. El pasado domingo 26 – a apenas 24 horas del show mediático de Mel- en un estadio situado en las inmediaciones de Tegucigalpa murieron dos personas y otras seis fueron internadas en hospitales con heridas de bala tras un tiroteo entre hinchas de los equipos contendientes. Al parecer el retorno de Zelaya desata menos pasión que un partido local de fútbol.
Mel haría bien en buscarse otra cobija. El todavía no sabe con que clase de gente ha venido a dar. A estas alturas Fidel puede estar evocando sus días del Bogotazo y sopesando si sería preferible hacer los arreglos pertinentes para “modificarle la salud” y transformarlo en un nuevo Gaitán. En su desespero –no hay que subestimarlo- puede recurrir, como otras veces en su vida, a ideas disparatadas. ¿Quien sabe? A lo mejor hasta obliga a Mel a retar a Micheletti a un partido de fútbol en la esperanza de que surja la chispa que anda buscando.
Enlace permanente | Publicado en: Cambio de época | Actualizado 27/07/2009 19:36