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¿Derechos de los inmigrantes?

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Me pareció formidable que el canciller cubano dijese a la Troika de la Unión Europea que su gobierno quisiera incluir en la discusión sobre la situación de los derechos humanos en Cuba la de los inmigrantes en Europa. Como Felipe Pérez Roque no tiene un mandato global de ninguna institución multilateral para representar a millones de inmigrantes radicados en el Viejo Continente, sus palabras han abierto la puerta para que se ponga sobre la mesa la situación específica de los migrantes cubanos. Aquellos que migran desde la isla para devenir inmigrantes y desterrados en múltiples destinos y regiones geográficas. Es acerca de ellos y sus derechos sobre lo que puede conversar el canciller. Muchos esperamos sus explicaciones.

Discutir la situación de los derechos humanos de los migrantes supone el examen integral de los atropellos a que son sometidos tanto por el país del que salen ( emisor) como por aquel al que llegan ( receptor). El caso cubano promete un diálogo interesante.

Los interlocutores europeos de Pérez Roque pueden responder su solicitud con un listado de preguntas tan específicas como incómodas.

Algunas interrogantes que pudieran planteársele al canciller cubano en su reunión con la Unión Europea son las siguientes.

¿Por qué el cubano que desea viajar o migrar tiene que pedir un permiso de salida al gobierno de su país, además de la visa al que desea viajar?

¿Por qué existe un status de salida definitiva para aquellos que desean probar fortuna en otras latitudes y no cuentan con el beneplácito del gobierno?

¿Por qué su aspiración de emigrar se transforma en destierro al serle impuesta la salida definitiva y tener que solicitar permiso para visitar el país en que nació?

¿Por qué se le confiscan todas sus propiedades y pertenencias, incluso antes de salir del territorio nacional?

¿Por qué no son públicas y trasparentes todas las leyes, regulaciones y “orientaciones” –verbales y escritas- que norman los procesos y casos migratorios?

¿Por qué el gobierno que rompió lanzas por la reunificación de Elián González con su padre impide la de otros familiares con sus parientes en el exterior, incluso cuando el país receptor les ha extendido las correspondientes visas?

¿Por qué el gobierno que reclama de Washington que levante las restricciones a sus ciudadanos para que puedan ir de turistas a Cuba impide con frecuencia que personas en grave estado de salud puedan ser visitadas por sus parientes radicados en el exterior -como ocurrió en el caso de Celia Cruz al fallecer su madre- aunque ya sean ciudadanos de otro país?

¿Por qué los trámites migratorios se cobran a precios desmedidos para el salario medio cubano?

¿Por qué la empresa telefónica cubana tiene una de las tarifas más altas del planeta para llamadas de larga distancia, complicando de ese modo la comunicación entre familias en un país donde la tasa de conexión a Internet es una de las más bajas del mundo?

No es una lista exhaustiva, pero permite dar comienzo a esa interesante conversación a la que ha invitado Pérez Roque al sacar un tema en que el gobierno de Cuba tiene techo de cristal.

En realidad la mejor pregunta sería otra. ¿Por qué no arreglan Cuba para que no salgan tantos cubanos hacia Europa y cualquier otro destino pese a no tener una Ley de Ajuste Cubano que los beneficie al llegar? Desde África hasta Alaska, desde Europa hasta Sri Lanka y Australia, pasando por el Medio Oriente, los isleños se las han ingeniado para “escapar y resolver”.

Los cancilleres de la Unión Europea deberían disponer de la traducción a sus respectivos idiomas de las palabras de Fidel Castro el 4 de enero de 1959 en Camagüey. Podrían entonces orientar que sea sobre esa base que se conduzca la discusión con el canciller cubano sobre el tema que él mismo ha propuesto.

Cito:

¿Cómo vamos a decir: “esta es nuestra patria”, si de la patria no tenemos nada? “Mi patria”, pero mi patria no me da nada, mi patria no me sostiene, en mi patria me muero de hambre.

¡Eso no es patria!

Será patria para unos cuantos, pero no será patria para el pueblo. Patria no solo quiere decir un lugar donde uno pueda gritar, hablar y caminar sin que lo maten; patria es un lugar donde se puede vivir, patria es un lugar donde se puede trabajar y ganar el sustento honradamente y, además, ganar lo que es justo que se gane por su trabajo. Patria es el lugar donde no se explota al ciudadano, porque si explotan al ciudadano, si le quitan lo que le pertenece, si le roban lo que tiene, no es patria.

Precisamente la tragedia de nuestro pueblo ha sido no tener patria. Y la mejor prueba, la mejor prueba de que no tenemos patria es que decenas de miles y miles de hijos de esta tierra se van de Cuba para otro país, para poder vivir, pero no tienen patria. Y no se van todos los que quieren, sino los pocos que pueden. Y eso es verdad y ustedes lo saben.

Luego, hay que arreglar la República. ¿Aquí algo anda mal o todo anda mal?

(Cita tomada del sitio oficial de Cuba http://www.cuba.cu/gobierno/discursos/. Apúrense a verlo allí antes que de lo quiten).

La respuesta que el público dio a gritos aquel día fue: “Todo”. Lo mismo pudiéramos gritar hoy, cuando se aproxima el 50 aniversario de aquel discurso.



No somos el enemigo

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El ping pong político de la ayuda humanitaria se va complicando. Fidel Castro tiene una larga lista de "enemigos" a quienes pretende bloquear su apoyo a los damnificados cubanos por las recientes tormentas Gustav y Ike.

Fragmentos de la noticia sobre la cuarta oferta de Estados Unidos

El secretario de Comercio de Estados Unidos, Carlos Gutiérrez, dijo este domingo que Washington ha realizado una cuarta oferta de ayuda a La Habana, y pidió al gobierno de la Isla que ponga "los intereses del pueblo cubano por encima de las diferencias políticas", informó EFE.

"Nuestra oferta más reciente fue una respuesta directa al pedido del gobierno cubano para materiales de construcción", explicó Carlos Gutiérrez.

La Agencia Estadounidenses para el Desarrollo Internacional (USAID) "está preparada para entregar, por aire y mar , suministros de construcción y albergues que puedan dar vivienda temporal y permanente" para unas 48.000 personas.

Según informes de prensa y de organismos de socorro que han visitado la Isla, hasta 2,5 millones de cubanos estarían sin hogar.

El paquete de ayuda más reciente de Estados Unidos, dijo el funcionario, incluye el envío aéreo de 8.000 equipos para albergues de emergencia y para el hogar, seguido por el envío de materiales complementarios, como techos de zinc y madera para reparaciones residenciales.

Fragmentos de las declaraciones del Comisario Europeo de Desarrollo y Ayuda Humanitaria, Louis Michel

El comisario europeo de Desarrollo y Ayuda Humanitaria, Louis Michel, visitará Cuba entre el 22 y el 25 de octubre para negociar la posible reanudación de los programas de cooperación del Ejecutivo comunitario con el gobierno de la isla, una asistencia que el régimen de La Habana rechaza desde 2003.

Por otra parte, Michel informó hoy (septiembre 16) de que la CE se ha puesto en contacto con Cuba para ofrecer ayuda tras el paso de los huracanes "Gustav" y "Ike", que asolaron en las últimas semanas la isla, y aseguró que Bruselas se encuentra a la espera de la respuesta de las autoridades cubanas.

"Ya no depende de nosotros, les corresponde a ellos decirnos si la desean o no", insistió el comisario, que recordó que en casos de asistencia como este es necesaria la autorización del país receptor.

Mientras la gente hace colas delante de ollas colectivas o vive desplazada en casas ajenas y carpas improvisadas, Fidel Castro se da el lujo de seguir rechazando, según sus propios criterios, la ayuda que no sea de su agrado y lanza las primeras amenazas contra quienes no piensen igual que él.

El pasado 16 de septiembre escribió en el Granma:

Es obvio que el gobierno de ese poderoso país no puede comprender que la dignidad de un pueblo no tiene precio. La ola de solidaridad con Cuba, que abarca a países grandes y pequeños, con recursos y hasta sin recursos, desaparecería el día en que Cuba dejara de ser digna . Se equivocan rotundamente los que en nuestro país se disgusten por ello.

En su ultima “reflexión” del domingo, aquel que continúa trazando el camino de Cuba hasta que se demuestre lo contrario, dice:

También se producen blandenguerías en algunos ciudadanos que se habitúan a recibir y dedican poco tiempo a meditar, leer periódicos e informarse de las realidades. El enemigo conoce sobradamente bien las debilidades de los seres humanos en su búsqueda de espías y traidores

El bien atendido, cobijado y alimentado Primer Secretario del Partido Comunista ya anunció que esta batalla apenas comienza y dio a entrever que su próximo blanco serán las donaciones procedentes de la diáspora que tampoco sean de su agrado (o sea, casi todas). Sus envíos pueden ser “confiscados”, amenazó en ese mismo texto.

¿Quiere EEUU dar una buena imagen? Seguro. Eso, en efecto, conviene a sus intereses políticos inmediatos, aunque lo que más beneficiaría a ambas naciones sería una revisión a fondo de sus políticas bilaterales. También le conviene ayudar a asegurar condiciones mínimas en Cuba a los damnificados para que no piensen en largarse para EEUU. Tampoco quieren que se les responsabilice con la hambruna que acecha a la vuelta de pocos meses. ¿Es todo eso hacer política? Seguro. ¿Debe anteponerse el objetivo igualmente político de La Habana de impedir que los EEUU "queden bien" al alivio que supone esa ayuda para los damnificados? No, mil veces no. No es ético hacerlo. Esa falta de ética en la postura asumida en esta situación por Fidel Castro es la que resta fuerza persuasiva a sus argumentos. Si al ofrecer el envío de una brigada médica a New Orleans dijo que la ayuda humanitaria debería estar por encima de la política, ahora no ha sido capaz de aplicar esa norma moral en beneficio de los cubanos.

Tampoco han sido muy coherentes las posturas asumidas por La Habana ante la ayuda ofrecida por diversas fuentes.

¿Por qué se consideró que la oferta inicial de 100,000 dólares por EEUU representaba una cifra "ridícula" pero ese no fue luego el caso con los 300,000 de China, país mencionado por Fidel Castro entre sus agradecimientos? ¿Por qué el envío de equipos de evaluación ofrecidos por Venezuela y México no fue rechazado por "humillante", pero la idea de recibirlo de EEUU, resultó intolerable? ¿Por qué se insiste todavía en rechazar la ayuda estadounidense después que esa condición fuera retirada y multiplicada 50 veces la cifra inicial? ¿Y cuál es el problema ahora con la Unión Europea? ¿Bajo cual lógica se rechaza la ayuda de ese bloque regional de 27 países pero se le acepta a dos naciones –Bélgica y España, que no son mencionadas siquiera entre los agradecimientos de Fidel Castro- que envíen la suya?

El convaleciente Primer Secretario del Partido Comunista de Cuba, desde su cómodo aposento, no tiene moral para hablar en nombre de los que ahora nada tienen y a los que ni tan siquiera se les reconoce el derecho de aparentar "desánimo" o de poner cara "hosca" en presencia de Raúl Castro, sobre todo si se tiene presente que su escolta exhibe rostros hoscos a quienes no sonrían al paso del General. Las donaciones, en última instancia, no son para el gobierno cubano, sino para los damnificados. Recibirlas es su derecho a la vida.

Mientras seguimos demandando el levantamiento de las restricciones de remesas y viajes a los cubanos en Estados Unidos hay que exigirle al gobierno en la isla que deje entrar toda la ayuda humanitaria de emergencia disponible, incluida la de la Unión Europea, -que nunca impuso un embargo económico a Cuba y cuyas sanciones políticas del 2003 fueron levantadas hace meses. Ese bloque ya dio 2 millones de Euros (cerca de 3 millones de dólares) a Haití en ayuda humanitaria por el Gustav y el Ike mientras La Habana primero guardaba silencio frente a la interrogante europea sobre si aceptarían o no la ayuda y ahora pretende ocultar su negativa a recibirla alegando que no existe todavía un acuerdo marco de cooperación –que es un asunto diferente al de la ayuda de emergencia que ahora está en juego- entre la Unión Europea y Cuba.

Hay quienes me dicen -con razón- que pierdo el tiempo solicitando una postura ética a quienes carecen de ella sea en La Habana, Miami o Washington. Pero no es para ellos que escribo. Es para los estadounidenses y cubanos decentes en ambas orillas que deben saber con claridad lo que sucede, conocer las opciones existentes y participar, juntos, en defensa de los intereses de los damnificados.

Prefiero que sean El Discípulo & B, quienes -con rap y lógica popular- respondan tanto al Asesor en Jefe como a aquellos políticos que desde cualquier latitud geográfica o ideológica juegan con la suerte de las víctimas de esta tragedia. Frente a ellos –en defensa de la genuina dignidad y la ética- hay cubanos y norteamericanos que, poniendo a un lado nuestras diferencias, demandamos unidos el derribo de todos los muros que hoy entorpecen esta operación humanitaria.

Nosotros no somos el enemigo.

NO SOY EL ENEMIGO (El discípulo & B)



En Macondo siempre es 26

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Raúl Castro vistió verde oliva y decidió hacer feliz a su hermano y no al pueblo. Después de dos años de una siembra intensiva de expectativas, el General pronunció un discurso dirigido a desmovilizar la esperanza. Y lo ha logrado. En eso sí ha tenido éxito.

La consigna de “siempre es 26” adquirió esta vez otro significado: el de Macondo. La gigantesca imagen de Fidel Castro con el lema “Victoria de las ideas” como telón de fondo también era mal augurio. El triunfo de sus ideas condujo a un pozo. Persistir en ellas es la opción del suicida.

El estado, dice el General de Ejército, no tiene recursos para responder a las necesidades y expectativas planteadas por la población, ni para enfrentar los sombríos tiempos que se avecinan.

El estado totalitario que rige en Cuba, ciertamente, no tiene los recursos necesarios porque dilapidó los recibidos de la URSS y hoy sigue siendo incapaz de crear riquezas con eficiencia. Los recursos de todo tipo están en la sociedad civil; en la gente. En esa población, artificialmente empobrecida por un sistema disfuncional, y en aquella parte de la nación desterrada y esparcida por todo el planeta. Sus ideas e iniciativas, las de todos, son las que se necesitan hoy.

Permítase la unión de la nación y libérese la capacidad de soñar, hoy privativa de la elite de poder. Ahí sí hay recursos humanos y financieros para salir del pozo:

· Nuevos productos, servicios y empleos que pueden generarse por decenas de miles de iniciativas individuales y cooperativas.

· Remesas –hoy la segunda entrada de divisas al país- que pudieran ser capitalizables en microempresas urbanas y rurales si éstas se legalizan.

· Recursos humanos emigrados que pueden hacerse disponibles para proyectos productivos y sociales a través de diversas organizaciones no lucrativas (que además aportarían capitales adicionales sin esperar su restitución).

Las decisiones a tomar por el gobierno para que el país acceda a esas posibilidades tampoco requieren de recurso alguno:

· Transformar las actuales empresas y servicios estatales ineficientes en cooperativas de sus propios trabajadores y permitirles que operen como empresas mixtas autónomas con capitales estatales y extranjeros. Las empresas –al igual que las tierras- deben socializarse en favor de quienes las hacen producir. La capacidad de recibir remesas no es la línea inescapable entre el empresario y el trabajador cuando el segundo puede ser también copropietario y accionista de las empresas en que trabaja por obra de un plumazo gubernamental. Por eso es hipócrita el actual esfuerzo por atizar envidias hacia el trabajador por cuenta propia y el receptor de remesas.

· Legalizar la pequeña y mediana empresa en lugar de malgastar el erario público en perseguirlas. Así podrían dedicarse a actividades productivas los recursos que hoy se invierten en su represión.

· Legalizar el traspaso real de las propiedades en bienes raíces y automóviles a sus actuales “usufructuarios” para que puedan valerse de ellas como herramientas para prestar servicios y garantizar el sustento familiar.

Raúl Castro retoma el cansino discurso del estado paternalista. Ése que explica su impotencia para resolver los problemas por causas siempre ajenas a su voluntad: el bloqueo, los ciclones, el cambio climático, las fluctuaciones de la economía mundial o hasta la potencial invasión por extraterrestres si la de los americanos se hace poco creíble. Sin embargo, nadie pide hoy al estado que lo haga feliz, sino que permita a los ciudadanos ejercer la libertad de buscar la felicidad en su propio país. Ante un estado y equipo de gobierno que se declaran impotentes para resolver los problemas del pueblo puede respondérsele: ¿Y quién les ha dicho que los necesitamos?

La “carga” que Cuba reclama ahora –ya que se recurre a los versos de Villena- es contra los muros que por medio siglo han dividido la nación y frenan sus fuerzas productivas. Bribones son los que insisten en mantener dividida a la nación y secuestrados los medios de producción. Derriben los muros del apartheid que permite sólo al estado y a los inversionistas extranjeros participar en la gestión de la economía. Levanten de una vez –sin subterfugios ni cortapisas- los abominables permisos de entrada y salida al país, que no están vinculados a las fluctuaciones de los precios en el mercado mundial. La nación es una sola y la patria es de todos.

La “normalización de relaciones” de la que Cuba está más urgida no es con Estados Unidos o la Unión Europea, sino con aquella parte de la nación que fue desterrada. Las demás caerán por su peso una vez se resuelva esta división. La resurrección de la retórica de los cañones, cuando puede llegar a la Casa Blanca alguien dispuesto a conversar sin precondiciones, indica que están inquietos ante la eventualidad de que pueda “estallar” la paz. Es posible que, como antes han hecho más de una vez, en las próximas semanas y meses se las ingenien para fomentar situaciones, internas e internacionales, que contribuyan a posponer o descarrilar esa posibilidad.

Acudiendo a otras metáforas poéticas pudiera afirmarse que nadie –ni sus hijos- tiene ya interés en permanecer atado “a su viejo gobierno de difuntos y flores”. Por eso emigran aunque ello implique el destierro. El discurso del General de Ejército el pasado 26 de julio no incrementará la productividad, pero sí la cifra de los que planean abandonar la isla.

Para abrir las verjas del futuro quizás se haga imprescindible “un rabo de nube”. Esa parece ser la conclusión a la que invita el discurso de Raúl Castro.



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Autor: Juan Antonio Blanco

Juan Antonio Blanco

Juan Antonio Blanco Gil. (Cuba) Doctor en Historia de las Relaciones Internacionales, profesor universitario de Filosofía, diplomático y ensayista. Reside en Canadá.
Contacto: jablanco96@gmail.com

 

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