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Homenaje para Angel Torres

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Homenaje para Angel Torres

El Colegio Nacional de Periodistas de Cuba en el Exilio le otorgó esta tarde en la Ciudad de Miami el Premio Nacional de Periodismo 2009 al excelente periodista Angel Torres.

No solo fue el CNP el que homenajeó al habanero, Angel también recibió una carta de reconocimiento de parte del Congreso de los Estados Unidos por su labor en el periodismo por tantas décadas, así como una bandera que ondeó anteriormente en el Capitolio de Washington en premio a su labor por tantos años.

Por otra parte, los dos equipos de Grandes Ligas de Los Angeles donaron gorras y memorabilia que fueron sorteadas en el evento en una clara señal de apoyo de estas organizaciones a la actividad. Así como también, los flamantes Campeones de la reciente Serie Mundial, los Yankees de Nueva York, le otorgaron a Torres un diploma de reconocimiento.

A su vez, la Ciudad de Hialeah, cuna del exilio cubano, declaró este 14 de noviembre como el día de Angel Torres.

Torres, quien creció en el barrio de Santos Suarez, en la capital del país y es conocido como la Biblia del Beisbol por sus vastos conocimientos de este deporte, recibió además, reconocimiento de la Comisionada de Miami Rebeca Sosa, así como del Condado Miami-Dade y de los Municipios en el Exilio.

Entre las figuras que asistieron al evento estuvieron; Manny García, Director del Nuevo Herald, los periodistas Tomas García Fuste, Andrés Pascual, Cesar Temes, Angel Zayón, Gilberto Dihigo, hijo de Martín Dihigo primer cubano en ser elegido al Salón de la Fama de Cooperstown. Los narradores de equipos de Grandes Ligas; Rafael Felo Ramírez y Luis Yiki Quintana de los Marlins de la Florida. Amaury Pi-González de los Atléticos de Oakland, Ulpiano Cos Villa compañero de transmisión de Torres en la cadena Fox Sports, así como René Cárdenas, nicaragüense, que ha sido narrador de los Astros de Houston, Dodgers de los Angeles y Rangers de Texas y actualmente es dueño del sitio de béisbol La Estufa Caliente. En el evento también estaban presentes Antonio Purriños, Director del periódico La Voz de Miami Beach, así como miembros del Colegio Nacional de Periodistas del Exilio Cubano, entre otros.

En lo personal, me siento honrado de haber tenido la oportunidad de asistir a un evento como este, donde se le dio reconocimiento a un hombre que considero un gran cubano, uno de los mas grandes conocedores de béisbol cubano y en general y sobre todo, un gran amigo. Mucho esfuerzo ha dedicado Angel en mantener viva esa cubanía y no dejar morir esa historia, que desde La Habana nos han querido borrar en estas pasadas décadas.

En mi librito, Angel Torres es un Salón de la Fama aunque no esté en Cooperstown todavía. Cinco libros escritos es su mejor presentación.

¡ Felicidades Angel !



Premio Nacional para Angel Torres

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El colegio Nacional de Periodistas, otorgará el Premio Nacional a Angel Torres

 

 

MIAMI, FL - Ángel Torres, cronista deportivo de la cadena de televisión nacional por el SAP de FOX SPORTS, será galardonado con el Premio Nacional de Periodismo 2009 del Colegio Nacional de Periodistas de la República de Cuba (Exilio), reconocida organización profesional cubano-americana defensora de la libertad de prensa y de expresión en Cuba Esclava y a nivel internacional desde 1960.

 

“Nuestro colega Angel Torres es un gran periodista que ha prodigado conocimientos durante su vida en aras de informar al publico de varias generaciones sobre el Deporte Nacional, no solo en Norteamérica sino también a nuestras naciones de habla hispana”, afirman a nombre del Colegio, su decano Vicente P. Rodríguez, los vice decanos Eladio José Armesto, Jesús Angulo y el secretario Roosevelt Bernal.

 

El reconocimiento a Torres le será entregado en una recepción especial y almuerzo en su honor el sábado 14 de noviembre de 2009 a las 12 del día, en Renaissance Ballrooms, 5910 SW 8 Street, Miami, Florida. La donación para el evento es $35 por persona.

 

Para hacer su reservación,
por favor llame al decano del Colegio
Vicente P. Rodríguez al 786/287-3839
o al vice decano Dr. Eladio José Armesto
al 786/286-8787.



Supersticiones en el béisbol

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Tomado del libro "Tres Siglos de Béisbol Cubano “ del periodista habanero Angel Torres.

Incluí al camarero norteamericano Forrest Jacobs pues es uno de los peloteros extranjeros mas conocidos de la desaparecida liga profesional cubana.

Supersticiones en el béisbol

Mike Cuellar y Luis Tiant, les pedían a sus respectivos managers que no los pusieran a lanzar el uno contra el otro, porque ambos eran amigos y devotos de la Virgen de la Caridad del Cobre. Tiant iba al estadio fumándose un tabaco, vestido de blanco de pies a cabeza, con una cadena de oro puro de la Virgen y un relicario.

Por su parte, Cuellar no dejaba que nadie tocara la bola cuando iba a lanzar.

Tony Taylor se persignaba antes de batear, para no ser golpeado por un lanzamiento y además conseguir un hit.

Cuando el lanzador Caridad Poey se encontraba en el montículo en México, el bateador Rogelio “Mantecado” Linares, lo hacía temblar al sacar un pañuelo rojo del bolsillo.

Minnie Miñoso, uno de los mejores jugadores y mas pintorescos cubanos que han desfilado por las Grandes ligas acostumbraba a bañarse uniformado incluyendo los “spikes”, cuando estaba en una mala racha.

Tito Fuentes llevaba hasta 17 cadenas de oro debajo del uniforme y cada una tenía que estar alienada perfectamente. Se embadurnaba el cuerpo con tiza y grasa antes de cada partido.

El norteamericano Forrest “Spook” Jacobs, quien jugó en las GL y defendió la segunda base del; Almendares en Cuba, siempre rociaba su bate con un líquido misterioso antes de cada partido. Al pedírsele una explicación, dijo que le estaba aplicando “Murine” para que su bate viera bien la bola.



Willy Miranda, el mejor torpedero defensivo del béisbol cubano

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Willy Miranda, el mejor torpedero defensivo del béisbol cubano

Por Ángel Torres

El 24 de mayo de 1926 en Velasco, provincia de Oriente en la Cuba inolvidable del ayer, nació Guillermo “Willie” o “Willy” Miranda Pérez, uno de los mejores jugadores defensivos que han desfilado por las Grandes Ligas y sin excepción el mejor de todos los tiempos entre los nacidos en la ahora Isla esclava.

Su padre según sus propias palabras, le regaló un guante y se preocupó tanto por enseñarlo a fildear en los terrenos del Central Velasco, que nunca pudo aprender a darle en el centro a la pelota, por tanto su mérito es aún mayor, porque se mantuvo durante nueve temporadas en el Gran Circo, solamente por sus grandes dotes de fildeador.

Al respecto en una ocasión cuando fue entrevistado por Joe E. Brown (Bocaza), para un programa radial, el comediante le preguntó: “¿Y tu padre nunca te regaló un bate?”.

Hace años Tom Lasorda y Al Campanis, respectivamente ex manager y ejecutivo de Los Angeles Dodgers y Gene Mauch, ex timonero de varios equipos de Liga Mayor, declararon que Willie había sido “el mejor de todos los torpederos a la defensiva en los anales de las Grandes Ligas”. Posteriormente, Lasorda aclaró que no sabía a quien escoger entre Miranda y Ozzie Smith, el famoso “Mago de Oz”, de quien Lasorda dijo que era más acrobático, aunque reconoció que la potencia en el brazo de Willy era muy superior.

En las Ligas Mayores han participado defensores del campo corto con un potente brazo, como el de Shawon Dunston de los Cachorros de Chicago en la década de los 80 y 90, pero según los expertos no como el de Willie.

Cuando WILLY MIRANDA debutó con los Yanquis de Nueva York en 1954, se convirtió en un magnífico embajador de la pelota cubana, ante el público más exigente del mundo en el Yankee Stadium, entregándole una bandera cubana al torpedero, PHIL RIZZUTO, con quien compartió la defensa del campo corto. (Foto proporcionada por Amaury Pi-González).

En Cuba existieron torpederos más completos porque bateaban mucho más que Willie, pero a la defensiva a pesar de ser astros de la posición no alcanzaron la estatura de Willy, como Silvio García, Luis (Anguilla) Bustamante, Leonardo Cárdenas, Zoilo Versalles, Humberto Fernández, Bert Campaneris, Rey Ordoñez en el deporte de paga y Quilla Valdés en la verdadera pelota amateur.

En el supuesto béisbol de aficionados que se juega ahora en Cuba, el mejor ha sido Germán Mesa, extraordinario a la defensiva, pero según los scouts veteranos que trataron de firmarlo, sin la rapidez en las manos, colocación, fortaleza y precisión en los tiros de Willie.

Desafortunadamente, Mesa al igual que otros jugadores de su época, no pudo probarse en la pelota profesional y mucho menos en un nivel superior como lo constituyen las Ligas Mayores.

Pudiéramos resumirlo, diciendo, que en Cuba han nacido una notable cantidad de cantantes y defensores del campo corto, pero ninguno como Benny Moré, Celia Cruz y Willie.

Miranda, cuyo hermano Fausto Miranda fue un connotado periodista, comenzó a jugar a la pelota en 1940, con el Club Juvenil del Parque José Martí en La Habana, haciéndolo al año siguiente con los Hermanos Maristas. De 1942 a 1947, participó con el Club Teléfonos en la Liga Nacional de Amateurs de Cuba.

Ingresó en la pelota organizada en 1948 con el Sherman de la Big State League, una localidad a menos de 100 millas de Dallas. Los aficionados del lugar no querían dar crédito a sus ojos, cuando vieron fildear a Willie y llegaron a la conclusión que estaba fuera de grupo. En 1949 estuvo con el Chattanooga (Choo Choo) de la Southern League, con idénticos resultados.

Debutó en la ahora extinta Liga Profesional Cubana en 1948-49 con el Almendares, siendo seleccionado el Novato del Año, a pesar de promediar solamente .220 de average, así es que ya saben la impresión que causó con su guante, comparado con otros debutantes que le pegaron más duro a la pelota.

Se inició en la Liga Americana en 1951 con los Senadores de Washington y se mantuvo en las Ligas Mayores por nueve temporadas hasta 1959, vistiendo los uniformes de los Senadores, Medias Blancas de Chicago, Carmelitas de San Luis, Yanquis de Nueva York y Orioles de Baltimore.

En esos nueve años, participó en 821 encuentros y en 1914 veces al bate, conectó 413 hits, acompañado de 50 dobles, 14 triples, 6 jonrones y 132 carreras impulsadas, 13 bases robadas y un average de .221. Y sobre todo retiró a muchos bateadores que conectaban la bola en el hueco entre la tercera base y el campo corto, acudiendo a la potencia de su brazo y al hecho que sacaba tan rápido la pelota de su guante, que nadie en su sano juicio se explicaba como podía hacerlo.

Al respecto, durante una entrevista televisada, el ex dirigente de los Orioles, Paul Richards, declaró: “Cuando el Baltimore adquirió la franquicia de los Cafés de San Luis en 1954, no tenían nada con que interesar a los fanáticos. Pero la suerte nos favoreció y adquirimos a Miranda de los Yanquis en 1955, a quien los Mulos de Manhattan se daban el lujo de pagarle, para jugar los últimos episodios por Phil Rizzuto, con el objeto de prolongar su carrera.

Willie no bateaba… “pero que manera de fildear”. Sus atrapadas eran espectaculares, cubría un terreno enorme, poseía un brazo de privilegio y sacaba la bola del guante con más rapidez que un mago saca la carta de la manga del saco”.

“Los aficionados iban al parque para verlo recoger pelotas”, continuó explicando Richards, “y puedo asegurarles que Willie ayudó a que el cambio de franquicia no fuera un rotundo fracaso. Sin dudas que Rizzuto y Luis Aparicio eran más completos, pero no lograban hacer sobre un terreno de pelota lo que Miranda podía”.

Cuando jugó en Venezuela los fanáticos se asombraron de ver a un defensor del campo corto superior defensivamente al ídolo Aparicio, que era muy superior con el bate y corriendo las bases que Willy, al extremo que al igual que Rizzuto, ingresó al Salón de la Fama del Béisbol en Cooperstown.

Willie jugó 12 años en Cuba con el Almendares, con la excepción de su última campaña en 1959-60, la que dividió vistiendo las franelas de los Alacranes y los Rojos del Habana. En total bateó para un promedio de .236 en los torneos cubanos, el producto de 523 hits en 2214 veces al bate, con 224 anotadas, 145 remolcadas, 57 dobles, 26 triples, tres cuadrangulares y 15 estafas. En sus mejores temporadas bateó para .304 en 1953-54 y .294 en 1950-51.

Ingresó en 1983 al Salón de la Fama de la pelota cubana en el exilio.

Participó en cinco Series del Caribe con el Almendares bajo la dirección de Fermín Guerra en 1949 y 1950, Bobby Bragan (1954 y 1955) y Oscar Rodríguez en 1959.

Miranda falleció el sábado 7 de septiembre de 1996 en Baltimore, de un enfisema pulmonar, como consecuencia en parte a que diez años antes, al salvarle la vida a cuatro de sus vecinos en un incendio, tuvo que ser ingresado en un hospital, por causa de las inhalaciones de humo, lo que afectó su salud por el resto de su vida.

Los servicios fúnebres se realizaron en Rucks Funeral Home, Baltimore, y el entierro el martes 10 de septiembre en el Garden of Faith Cemetery de esa ciudad.

Willy fue “Capitán’ de los Azules en la extinta Liga Cubana de Béisbol y “General” en cualquier terreno a la hora de fildear una pelota.





La odisea de Euclides Rojas

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El Mundo del Béisbol: de Ángel Torres.

LA ODISEA DE EUCLIDES ROJAS

Por: Angel Torres

Recientemente en “La Estufa Caliente” y “Terreno de Pelota”, publicaron una entrevista que Fernando Vilá le hizo al ex lanzador cubano Euclides Rojas, para su blog Palmar del Junco, que desató una verdadera controversia con relación con sus opiniones.

De inmediato me comuniqué con Vilá para decirle si sería de su agrado que yo publicara acerca de las vicisitudes que pasó Rojas para escapar a tierras de libertad y sus experiencias iniciales en el exilio sobre un terreno de pelota.

Parte del artículo lo reproduzco de mi quinto y último libro “El Legado Deportivo de Angel Torres”.

Así tenemos, que el lunes 2 de diciembre de 2002, se produjo la noticia que Euclides Rojas de 35 años, líder en juegos salvados de la Serie Nacional en Cuba con 90, había sido firmado por las Medias Rojas de Boston como su nuevo entrenador de lanzadores relevistas (bullpen coach).

Rojas se había desempeñado como instructor en la organización de los Marlins de Florida en 1996, actuando posteriormente en 12 encuentros como instructor de taponeros de los Peces en 1999, cuando tuve la oportunidad de saludarlo nuevamente durante uno de mis viajes a Miami. Todo un triunfo para el joven que escapó de Cuba a bordo de una balsa en agosto de 1994.

Cuando el ex jonronero cubano José Canseco visitó la Base Aeronaval de Guantánamo en octubre de 1994, relató que entre los miles de cubanos presentes se encontraba Rojas en compañía de su esposa María y de su hijo Euclides de dos años de edad. Al respecto Canseco exclamó emocionado: “El pudo haber sido el que salió de la Isla esclava y yo el que me encontrara ahora en su lugar”.

Euclides recuerda y agradece la visita de Canseco, al igual que la de su amigo René Arocha, Rubén Sierra, Alex Rodríguez, Willie Chirino, Gloria Estefan y otros que fueron a brindar un poco de alegría a los balseros.

Desde entonces la situación cambió notablemente para Rojas, quien gracias a su pequeño hijo pudo viajar a los Estados Unidos junto a su esposa, donde su ex compañero de equipo en Cuba, René Arocha, de los Cardenales de San Luis en aquel momento, se convirtió en su patrocinador.

“Jamás podré pagarle a René todo lo que ha hecho por mí”, me dijo Rojas en una entrevista que le hice el viernes 24 de marzo de 1995 en Palm Springs, California. “Inclusive él me recomendó a sus agentes en aquel momento, Gus Domínguez, al ex tercera base de los Dodger Ron “El Pingüino” Cey y al abogado Steve Schneider, quienes se encargaron de conseguir mi primer contrato profesional con los Soles de Palm Spring de la Western Baseball League”, finalizó diciéndome Euclides.

Ese día Rojas fue presentado durante una conferencia de prensa en el estadio de Palm Springs por el copropietario del equipo Don Di Carlo, con la ausencia por estar enfermo del gerente general de la novena Al Campanis, quien había ocupado igual cargo con los Dodgers de Los Angeles y dirigido a los Elefantes de Cienfuegos de la extinta Liga Cubana de Béisbol durante el campeonato de 1953-54.

Rojas con 6 pies de estatura y 190 libras de peso, nació el 25 de agosto de 1964 en La Habana y comenzó a destacarse como “apaga-fuegos” de los Industriales en 1983, cuando contaba solamente 16 años de edad. En 1987 pasó a formar parte de la Selección Nacional Cubana de Béisbol y con ella lanzó en los Juegos de Buena Voluntad de Seattle en 1990. Impuso una marca en los torneos cubanos de 60 partidos con 15 salvados en 1993. Hasta el momento de su huida, mantenía marca de 90 juegos salvados, 68 victorias, 31 derrotas y 2.39 carreras limpias permitidas en 342 salidas al montículo.

Desde su visita a Seattle, el serpentinero cubano había decidido escapar del sistema oprobioso que desgobierna a Cuba, pero los compromisos familiares se lo impedían. El hecho de que su madre, esposa e hijo no pudieran salir, lo ataron hasta que su mamá le recomendó que no desaprovechara una nueva oportunidad.

Esta se presentó cuando el gobierno cubano autorizó construir balsas y a los descontentos lanzarse al mar a raíz de los acontecimientos acaecidos en el Malecón de La Habana, donde miles de manifestantes protestaron por las calles de la capital cubana, provocando que el tirano comprendiera la necesidad de crear una válvula de escape para aliviar su precaria situación.

Pronto miles de cubanos se lanzaron al mar, poniendo en peligro sus vidas en busca de libertad, pero confrontaron la desagradable sorpresa de ir a carenar a la Base de Guantánamo, de donde poco a poco lograron salir todos cumpliendo sus ansias de independencia.

La odisea de la familia se inició en agosto de 1994, cuando navegando en una frágil embarcación con 17 personas a bordo, el motor dejó de funcionar a solamente cinco millas de la costa cubana. Los cuatro hombres a bordo incluyendo a Rojas, comenzaron a remar el resto del camino, hasta que fueron recogidos cinco días después por un guardacostas norteamericano a 23 millas de la Florida.

Durante el trayecto vieron muchas balsas a la deriva o volcadas y se produjo un increíble acontecimiento, cuando se enfermó uno de los niños a bordo de la improvisada nave, quien fue atendido por un médico que viajaba en otra de las docenas de balsas que les acompañaban. El doctor al momento de su viaje aprovechó para llevar consigo algunos antibióticos que posiblemente le salvaron la vida al pequeño.

Su actuación como serpentinero en los estados Unidos fue efímera, pues tras su actuación en la Liga Independiente de Palm Springs, actuó para el sistema de sucursales de los Marlins de 1995 a junio 2 de 1996.

Rojas no pudo lograr su sueño de llegar a las Grandes Ligas como lanzador, no sé si debido a que el nivel fue muy alto para él, pues siempre recuerdo las palabras de José Contreras, quien me dijo que los bateadores de las Ligas Mayores eran mucho más fuertes que a los que él se enfrentaba en Cuba, siendo sus palabras textuales las siguientes: “Si no pones la bola donde debes: PUM va para afuera”.

Igualmente existe la posibilidad, que se haya arruinado su brazo de lanzar mientras remaba hacia la libertad, tal como le había ocurrido con anterioridad, “según se dice”, al zurdo Amorós Hernández.

Sin embargo, Rojas, llegó a las Grandes Ligas como entrenador a base de trabajar muy duro y en la actualidad como coordinador de escuchas para los Piratas de Pittsburgh, con la satisfacción de no haber arriesgado en vano su vida y la de su familia, cruzando el Estrecho de la Florida, infestado de tiburones y tormentas tropicales, que han cercenado la vida de muchos de nuestros compatriotas.



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Béisbol cubano, cubanos en las Grandes Ligas y ligas profesionales.

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Autor: Fernando Vilá

Fernando Vilá Chao

Escritor, Director Ejecutivo de Pasión Magazine. Escribe desde Miami,FL
palmardejunco@gmail.com

 

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