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¿La tierra de los torpederos? II

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¿La tierra de los torpederos? en aquella época no. II

Por Andrés Pascual

El matancero Jackie Hernández fue un tremendo torpedero defensivo, de hecho, héroe de Serie Mundial con una jugada electrizante en el séptimo juego de 1971 que selló la victoria Bucanera contra Baltimore; pero no fue un buen bateador y eso le limitó a poca participación. Claro, era los años de 10 equipos…

Los sesentas fueron el esplendor de Versalles y Cárdenas y el inicio del de Campi.

Versalles fue el primer MVP hispano por ambas ligas cuando se le concedió el premio por su tremenda actuación en 1965. Es miembro del Salón de la Fama de los Mellizos de Minnesota junto a Camilo Pascual y Tony Oliva y lideró la Liga Americana en triples en 1963, 64 y 65 con 13, 10 y 12; también encabezo el circuito en dobles con 45 y en anotadas con 122 en 1965.

El marianense produjo 17 jonrones con 67 impulsadas en 1962; 10 jonrones con 54 producidas en el 63; 20 cuadrangulares con 64 remolcadas en el 64 y 19 palos de vuelta completa con 77 traídos al plato en 1965.

El matancero Leonardo Cárdenas pertenece al Salón de la Fama de los Rojos de Cincinnati; seleccionado para cinco Juegos de Estrellas, bateó 20 jonrones con 81 impulsadas para el Cinci en 1966 y 18 con 75 para el Minnesota en 1971. Conectó tres jonrones en un juego el 28 de diciembre de 1958 en la Liga Cubana jugando para el Cienfuegos pocos días después de haberlo hecho su compañero de club Borrego Alvarez. Cárdenas, junto a Versalles que jugaba para el Marianao, produjo mas de 10 jonrones en una campaña de la Liga Invernal, algo que artilleros reconocidos por su poder nunca pudieron hacer en Cuba.

Leonardo Cárdenas y Zoilo Versalles nunca defraudaron por lo que prometían y la forma como desarrollaron; sin embargo, a Versalles le mermó el rendimiento y el tiempo de actuación a solo 12 temporadas la lesión corporal. Cárdenas actuó 16 campañas en Grandes Ligas.

Bert Campaneris no clasifica entre los grandes torpederos defensivos cubanos que han pasado por Grandes Ligas; es decir, no es una maravilla del guante como Willy; o un gran torpedero defensivo como Cárdenas y Jackie; pero fue la gran inspiración de los temibles Atléticos de Oakland que ganaron tres Series Mundiales consecutivas en 1972, 73 y 74. Fue un verdadero terror para el pitcheo contrario en home y en bases. Sin discusión, el mejor primer bate hispano en todos los tiempos.

Si Concepción ha sido objeto de una queja porque no le incluyen en Cooperstown, lo de Campaneris es un abuso, porque el venezolano no tuvo la capacidad de liderazgo del matancero…y, según la Asociación de Cronistas, que vota como les da la gana y luego hablan cosas contradictorias al efecto, es el liderazgo una faceta primordial a la hora de revisar números y actuaciones. Campy es un pelotero que ni entre los cubanos tiene defensores más allá de sus compañeros de juego: ningún cronista ni público levanta la voz como debería para quejarse, aunque sea al aire, por esa barbaridad. Sencillamente, mejor que Concepción; sencillamente, entre los cinco mejores peloteros cubanos de la historia.

Campy lideró la Americana seis veces en robadas; pero en 1966 conectó 22 jonrones con 64 carreras impulsadas para Oakland, con quienes jugó la mayoría de sus 19 temporadas en Grandes Ligas. Es miembro del Salón de la Fama de los Atléticos y no jugó profesionalmente en Cuba.

He utilizado lo de los jonrones de estos torpederos cubanos, porque tomé una guía y revise a ver cuando conectó 18 o más el primer torpedero hispano no cubano y porque las cifras de estos no las lograron la mayoría de supuestos artilleros de poder de la época, de, Cuba o de cualquier lugar de América Latina en las Mayores.

No, Venezuela no era la tierra de los short stops y con esto no quiero quitarle brillo a quien muchos consideran el mejor torpedero de todos los tiempos, Luis Aparicio; pero hay que recordar lo nuestro, la realidad nuestra, la verdad nuestra y la grandeza nuestra; porque, de tanto que se nos ha robado, en poco tiempo, si sigue así, pasaremos de ser los pioneros en todo lo referente al juego, a un país al que todavía el béisbol no ha llegado.



¿La tierra de los torpederos? I

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¿La tierra de los torpederos? I

¿La tierra de los torpederos? en aquella época no. I parte

Por: Andrés Pascual

Allá por 1965 y un par de años antes, era común escuchar referirse a cualquier cubano que hablara de pelota con respecto a Venezuela como “la tierra de los short stops”, ¿Por que? Hasta entrados los 70’s, la tierra de los short stops, de los pitchers, de lo catchers, de los outfielders…era Cuba y la de los coachs y managers también y, en 1975, cuando el villareño Armandito Rodríguez se convirtió en el primer hispano en actuar como arbitro en el Big Show, también fue la tierra del (no de los) umpire; cuando a Pedro Galiana durante los 50’s, por gestiones de Dan Daniel, el The New York Daily Telegraph le contrató como cronista de staff y, por gestiones del propio Daniel, que era editor de ambas publicaciones, lo hizo The Sporting News, entonces Cuba se convertía también en la tierra del (no de los) cronista.

Lejos estaban estos de hoy de los ESPN en español y varias publicaciones de importancia en Estados Unidos de poder acceder a la gran prensa en este país dirigida al creciente público hispano. Pero René Cañizares y Felo Ramírez entraron a los hogares hispanos a través de la Cabalgata Deportiva Gillette al lado del maestro Buck Canel mucho antes que se pudiera pensar en Fox en español; o en la propia ESPN para hispanos.

En 1946, Merito Acosta formó parte del consorcio que poseyó a los Havana Cubans de la Liga de la Florida; pero, en 1954, salían al terreno de juego del Grand Stadium de La Habana los Cubans Sugar Kings, propiedad de Bobby Maduro, con lo que Cuba se convertía, para Latinoamérica, en la tierra de los dueños en el Béisbol Organizado.

Pero también fue la tierra de “las Ligas Negras” para Latinoamérica por la cantidad de jugadores cubanos (mas de 100) que jugaron en ese béisbol que incluyó clubes fundados por cubano americanos como Alex Pompez, miembro de Cooperstown; también fue el primer país y el único que sostuvo series contra All Star de negros o de Big Leaguers anualmente y desde principios del siglo pasado con clubes de Tinti Molina o José María García.

A pesar de que el extraordinario jugador boricua Francisco “Pancho” Coimbra actuó en el circuito sepia con los New York Cubans durante cuatro años, en el Salón de la Fama solo están, procedentes de Ligas Negras, los cubanos Martín Dihigo, José de la Caridad Méndez y Cristóbal Torriente como jugadores y Alex Pompez como dueño y ejecutivo.

En 1911 el doctor José Enríquez hizo realidad su sueño de insertar un club “solo de cubanos” en la Liga New York-New Jersey, el Long Branch, que ganaron el campeonato ese año con 18 ½ juegos de diferencia del segundo lugar. En el Long Branch actuaron casi todos los cubanos que jugaron en Grandes Ligas durante esa década y la siguiente como Mike González y Adolfo Luque. Entonces Cuba se convirtió, para Latinoamérica, en la tierra de los clubes de pelota del Béisbol Organizado con sede en una ciudad americana.

Regresando al principio, nadie sabe la razón por la que, desde finales de los 50’s, el cubano le colgaba a Venezuela lo de “la tierra de los short stops”, cuando hasta los 70’ Cuba superaba en torpederos en las Mayores a todos los países juntos de Latinoamérica con un buen porcentaje…

Por ejemplo, cuando Alfonso Carrasquel y Luis Aparicio eran los únicos torpederos venezolanos en las Mayores, durante los cincuentas, en esa propia década actuaron, con mayor o menor importancia, con mas o menos juegos jugados, Juan Delis, José Valdivieso, Willy Miranda, Ossie Alvarez o Humberto Fernández; durante los 40’s, “El Americano” Angel Fleitas, Gilberto Torres y Mosquito Ordeñana estuvieron con el Washington y durante los 20’s Ricardo, padre de Gilberto, que funcionó como catcher e infielder.

Con el retiro de Carrasquel solo quedó Aparicio en Grandes Ligas por Venezuela, sin embargo, una marea cubana de importancia, acorde al área, invadió las Mayores.

La década de los sesentas fue prodiga en jugadores cubanos en Grandes Ligas y, si no barrió hasta hoy con la mayoría de posibilidades de juego en ambos circuitos, que hubiera podido acrecentarse por el asentamiento de un club en La Habana, fue por la aparición de una barrera contra el pelotero nacional con matices políticos para impedirle jugar aquí.

En los sesentas, Leonardo Cárdenas, Zoilo Versalles, José Arcia, Lorencito Fernández, Bert Campaneris, Jackie Hernández o Marty Martínez jugaron el campo corto de diferentes clubes, logrando connotación Cárdenas, Versalles y Campaneris, considerados entre los mejores de la posición durante la época defensivamente; pero sin dudas que entre lo mejor como bateadores que jugaban la posición incluyendo americanos.

El primer jugador cubano con una cifra notable de jonrones después de los 24 de Miñoso fue el torpedero Humberto Fernández, que bateó 20 en 1962 jugando para Detroit. Humberto fue, durante los cincuentas, el pelotero de mas promesa de la Organización de los Dodgers de Brooklyn y, cuando le canjearon a los Filis de Filadelfia, se convirtió en el eje del cambio mas caro de la historia hasta ese momento, porque los Filis cedieron cuatro jugadores por el cubano. Por las razones que fueran, Humberto no descolló en Liga Grande como se esperaba.

Mañana publicaremos la segunda parte de este artículo del periodista Andrés Pascual



El jugador cubano de los 60s

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El jugador cubano de los 60s en Series Nacionales

 

 

Por Andrés Pascual

 

La pelota de la primera mitad de la década de los 60’s no era lo mejor que el público cubano podía disfrutar; porque los grandes peloteros criollos de la época estaban fuera de Cuba jugando como profesionales en diferentes circuitos del Béisbol Organizado; se incluyen en el grupo de peloteros de Grandes Ligas y Triple-A a varios que no se les conoció nacionalmente, de La Habana o del interior, porque nunca jugaron en el champion como José Cardenal, Tito Fuentes, Tani Pérez y Tony Oliva; o como el cátcher Paulino Casanova, que quedó en el circulo de espera del Almendares cuando Enrique Izquierdo se convirtió en el ultimo out de la gloriosa Liga Cubana.

 

En el medio, muchos jugadores que tuvieron poco tiempo de juego como miembros del roster de los cuatro equipos el ultimo año de la Liga Invernal por lo que el fanático no los vio desarrollar y debido a eso son poco conocidos: Luis Tiant, que resultó el Novato del Año pitcheando para los Leones del Habana; el pitcher zurdo de tremendas condiciones Marcelino López, que tenia 16 años cuando lanzó para el Almendares en la última temporada 1960-61; Martin Rossell, infielder del Marianao; Ramón Villar, jardinero del Almendares; Iván Davis, pitcher también de los Azules; Lorencito Fernández, Marianao; Oscarito Flores, infielder Marianao; Máximo García, Lorenzo “Habichuelas” Gómez, José Arcia, Jacinto “Jackie” Hernández, Dagoberto Blanco “Campy” Campaneris, José Arcia, Aurelio Monteagudo…En La Habana, mayormente fueron conocidos aquellos novatos por la pelota juvenil y en el interior en ligas populares, municipales; o en Pedro Betancourt.

 

Estos, además de los consagrados como profesionales, en Liga Grande o no, eran la cantera del béisbol nacional mas lo que apareciera con el paso de los años desde 1961 hasta el presente.

 

Sin embargo, cuando Castro creó las Series Nacionales, a las que se les pretendió imponer como “el mejor béisbol del mundo”, los jugadores que conformaron los iníciales cuatro equipos, eran muy pocos que no quisieron firmar como Mario González, Jorge Triguora y Mariano Alvarez, dentro de la mayoría que no se profesionalizó porque los scouts y entrenadores de la Liga Cubana y de los Cubans Sugar Kings no le veían las condiciones que la categoría exigía, entre estos, Miguel Cuevas, Daniel Hernández, J.J. Alvarez o Rolando “El Gallego” Valdés, que probaron con los Cubans en Morón más de una vez y no recibieron ofertas de contrato; o como Raúl “Guagüita” López, Antonio “Nico” Jiménez, Urbano González, Pedro y Diwaldo Antón, Antonio “Chucho” Rubio, Isidro Borrego, Aquino Abreu y muchos otros, que se presentaron a las pruebas en el Cerro de los clubes del Champion más de dos veces cada uno, amén de al Ferroviario a probar con los Azucareros de Bobby Maduro.

 

En 1961, Cuba perdió increíblemente la Serie Mundial Juvenil en el Cerro contra México después que Manolo Hurtado y Manuel “Amorós” Hernández rindieron faenas increíbles como pitchers. Estos dos serpentineros, que recibieron ofertas, no saltaron porque los padres consideraron que “todavía están muy jóvenes, vamos a esperar hasta el año próximo”…hasta hoy. Lo mismo le ocurrió al outfielder Rigoberto Rosique y a otro outfielder, Angel “Jabao” Suarez, entonces fueron algo de clase que se quedaron involuntariamente e hicieron un poco mejor aquella caricatura de pelota que presentaba la dictadura.

 

La Serie Mundial juvenil que debió jugarse en México en 1962, no se efectúo por lo de la Crisis de Octubre; pero de aquella Serie Mundial y del Nacional que se jugó en Las Villas, salieron peloteros como Justino Gavilán, Félix Smith y, sobre todo, Félix Isasi. A aquella nacional juvenil asistió con solo 15 años el pitcher pinareño Emilio Salgado, quien también estaría en el equipo nacional en 1964 y 1965 que efectúo encuentros con una representación canadiense en Cuba y en Canadá, al lado de Armando y José Capiro, Fermín Laffita, Oscar Romero.

 

A partir de la entrada de Félix Isasi y Rosique, con la adición posterior de los juveniles del 64 y 65, que jugaron la Serie Nacional de Segunda Categoría en Camagüey, es que comienza a fortalecerse el béisbol de Castro, al que también habría que añadir a Agustín Marquetti, después a Julián Villar, a Silvio Montejo y a los juveniles de 1966 que tampoco viajaron al exterior y que colocó en Series Nacionales a Wilfredo Sánchez, a José A. Huelga y a Rodolfo Puente, entre varios.

 

Cuando se entró a 1969-70, con muy pocos descartes del profesionalismo activos, se pudo decir que se estaba en presencia del inicio de la cantera abortada por el castrocomunismo que, con clase y en cantidad, alcanzó hasta finales de los 80’s.

 

En las manos de Changa Mederos, de Capiro, de Legón, de Isasi, de Marquetti, de Roberto Valdés, de Puente, de Owen Blandino, de Oscar Romero, de Wilfredo, de Rosique, de Roberto Valdés, de Huelga, de Rolando Macías, de Legón, de Lázaro Santana, de Villar…estaba una etapa del juego que continuó hasta 1989 y que acaso pueda considerarse la ultima de real fuerza jugada en Cuba en todos los 47 anos de beisbol castro comunista.



Una serie memorable Cuba - Venezuela 1977

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Una serie memorable, Cuba- Venezuela 1977

Por Andrés Pascual

En 1976 se efectúo la Serie Mundial de Béisbol Amateur en Colombia, como siempre a partir de 1969, el equipo de Castro se llevó, no sin antes “cancanear” en el camino, el primer lugar; en el medio, la Nicaragua somocista volvió a convertirse en el celebre “coco” de los cubanos y Porfirio Altamirano los blanqueó 5 x 0; tanto miedo le tenían al equipo de la tierra de Stanley Cayasso los paisanos de Raúl Castro que, a pesar de que le conectaron 11 hits con cinco dobles incluidos, el nerviosismo fue tal que perdieron por un increíble mal corrido de las bases con más de cuatro outs en home tratando desesperadamente de anotar; o pretendiendo alcanzar una imposible base mas…Julito Cuaresma se banqueteó poniendo outs a aquellos profesionales de estado en segunda.

Pero el equipo cubano era superior a Nicaragua y, si no barría como un huracán categoría 5 todos aquellos torneos, era sencillamente porque jugaban con una presión extra imposible de soportar: no podían perder; porque Castro sabía, aunque dijeran lo contrario allá, que profesionales, en el sentido de dedicar su tiempo laboral plenamente al béisbol durante el año, eran ellos.

En cuanto a preparación, el único otro equipo preparado, pero no a la altura del cubano, era el de juveniles de college de Estados Unidos, que tenía como director a Ron Frazier, y mayoría de jugadores de colegios del Estado de la Florida.

En 1977 se produjo la fractura de la FIBA (Federación Internacional de Béisbol Amateur) por discrepancias con la delegación cubana; Castro adujo “circunstancias de orden político” y, encabezado por el nicaragüense Carlos García y un grupo importante de países afiliados, nació una nueva organización, la FEMBA (Federación Mundial de Béisbol Amateur) con un evento internacional para jugar ese año en Taiwán; por supuesto, Cuba ni integró el nuevo organismo; ni, por tal motivo, participó en el evento.

Entonces se acordó un enfrentamiento contra una selección de profesionales venezolanos, la mayoría jugadores de Grandes Ligas y todos de la Liga Invernal de ese país en el mes de octubre. En juegos de preparación entre escuadras A y B, o rojo y azul, de preseleccionados cubanos, el pitcher derecho matancero, Rafael Rodríguez, lanzando por el team B, dejó sin carreras a lo que era prácticamente la selección, eso sucedió en agosto y los entrenamientos habían comenzado ese propio mes.

Como que jugar contra profesionales les quitaba la presión ajena con la que siempre arrastraron en el compromiso aficionado; porque nadie de la dirigencia ni del pueblo soñaba que pudieran ganar, pues los All Stars de Venezuela verían enfrente la verdadera clase de aquellos jugadores, quienes, con la excepción de David Concepción, eran muy superiores a todo el resto del club maracucho y, posiblemente, no solo aquellos jugadores; hasta un tercer equipo cubano de esa época valía mas que aquellos con nombre en Grandes Ligas.

Por esos días, cumplimentando una invitación de Concepción, estaba en Venezuela Pete Rose, por quien pidieron permiso para que jugara la tercera base de los venezolanos y no fue aceptado por la delegación cubana. Como en México en 1982, Tony Oliva estuvo en el dugout castrista al lado de su hermano, el pitcher del equipo cubano Juan Carlos.

La novena venezolana incluyó, entre otros, a Baudilio Díaz, a Gonzalo Márquez, a Luis Salazar, a Cesar Tovar, a Ossie Olivares, a David Concepción, a Antonio Armas, a Pastor Blanco, a Luis Peñalver, a Paulino Torrealba, a Manolo Sarmiento…

El equipo de Castro tenía a Pedro Medina y a Alberto Martínez en la receptoría, a Agustín Marquetti y a Antonio Muñoz en primera, a Alfonso Urquiola y a Rey Vicente Anglada en segunda, a Rodolfo Puente (dato curioso, hijo de Puente Pi el fotógrafo de Marianao y sobrino del inmortal del boxeo profesional cubano Armandito) en el shortstop, a Osvaldo Oliva en tercera, a Wilfredo Sánchez como designado, a Bárbaro Garbey en el leftfield, a Fernando Sánchez en el centro y Muñoz también patrulló los jardines.

Armando Capiró no viajó con la justificación de una lesión, pero en realidad fue la intervención en su contra de Oscar Fernández Mell que, para 1980, declaró en el antiguo Vedado Tennis Club que Capiró podía seguir jugando si quería; pero “avión no cogía mas” y esos fueron los males del gran pelotero y no otros, como se ha comentado…la serpentina incluyó, entre otros, a Julio Romero, a Braudilio Vinent, a Rogelio García, a Juan Carlos Oliva, a Omar Carrero…

Desde que el anunciador voceó los nombres de cada pelotero para la colocación por cada banda del cuadro, se sabía, sin tirarse una bola, que el único team que había allí era el cubano, mayúscula decepción para las legiones de anticastristas que esperábamos una derrota antillana por circunstancias conocidas…

 

Dos horas antes del juego, en la prisión política, el Dr. Gabriel Soto Cuesta, ex Secretario de Prensa de la Liga de Pedro Betancourt, y ex delegado del equipo Calimete en ese circuito, me dijo ¿Que crees de esta serie a ver…? Yo, dejando, como muchísimos cubanos de entonces y no solo presos políticos, que “el corazón ocupara el lugar de la razón”, le dije que el equipo de Castro no podía estar arriba un solo inning y Soto, con paciencia y sapiencia de 77 años cumplidos, que viajó a Estados Unidos a ver Series Mundiales desde 1926, que fue amigo del Caballero Oms y de Dihigo, además de otros muchos jugadores cubanos y americanos como Oliver Marcelle, Barney Serrell, Cool Papa y Leon Day, fue a la carga con: “…recuerda que estos peloteros no están Grandes Ligas porque no los dejan y los contrarios, los mismos venezolanos de siempre…

El Dr. Soto se sentó entre el comandante Ricardo Montero Duque y yo, éramos sus acompañantes preferidos; entonces, cuando se produjo el desfile y aquellos venezolanos con figura de alfeñiques se colocaron al lado de los cubanos, sin estampa y opacados por una era de peloteros que fue un crimen que no pudieran saltar, Soto me miró con una expresión de indudable afirmación de lo que me había sugerido; pero cuando Luis Peñalver le abrió, con aquella, sin velocidad, con una slider inofensivo y Wilfredo Sánchez casi le arranca la cabeza con una línea de hit al center, el gran amigo y “maestro de muchas cosas”, hermano mayor en la prisión política, Gabriel Soto Cuesta, sin mirar a nadie, dijo como para el: “…esos venezolanos no son peloteros al lado de estos cubanos…no van a ganar uno y en este tienen que traer una carreta para echar las que le van a hacer…”

Ese primer juego terminó 9 x 1, con Pedro Medina y Fernando Sánchez adivinado dos y sacándolas a 400 pies por todo el centerfield del Estadio Universitario de Caracas.

El único juego que ganó Venezuela fue con el zurdo Ramón Lunar en el montículo y marcador 4 x 5, no sin antes pasar un susto tremendo cuando Agustín Marquetti bateó una línea soberbia al right center que Armas atrapó contra la cerca de 405 pies del home.

Con marcadores de 6 x 0, 11 x 2, 9 x 1 y 5 x 4 se produjeron las victorias cubanas, sin ningún tipo de duda, Antonio Armas no lucía lo que Fernando Sánchez en el terreno y, aunque era la época de Marcano Trillo, yo hubiera querido ver en Grandes Ligas a Urquiola y a Anglada a ver que pasaba.

 

No hubo libertades para los bateadores venezolanos; no pudieron batear el slider de Vinent ni la velocidad de aquellos pitchers que, todavía, lanzaban con inteligencia y control de profesionales, solo que obligados por circunstancias acaso ajenas a su voluntad, a pernoctar en aquel béisbol de Cuba que les asfixiaba y liquidaba sus tremendas condiciones naturales para el juego.

Ninguno de estos equipos de hoy, ni los pitchers ni los jugadores de posición pueden compararse a aquellos, que bateaban en una época en que el bate era de madera y el pitcheo milla y media mejor que el de hoy allá. Yo diría que, hasta finales de los ochentas, fue la última etapa de cantera cubana por la cantidad y por la clase de aquellos peloteros.

La serie contra Venezuela concluyó con un rotundo 4 x 1 a favor de los antillanos que, desde ese momento, por aquel papelazo venezolano, pusieron a pensar a todo el mundo en Cuba que quizás las Grandes Ligas ya no era lo que fueron. Parte del problema, la imposibilidad por decreto arbitrario del dictador de mantener al país fuera de esa competencia…

 

 



¿Le quedará gasolina al Duque Hernández todavía ?

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Le agradezco al periodista Andrés Pascual la gentileza de ofrecer a los lectores de Palmar de Junco su análisis sobre Orlando Hernández.

¿Le quedará gasolina al Duque Hernández todavía?

Por Andrés Pascual

Se oyen cada barbaridades dichas por cubanos de mas o menos relativo poco tiempo por Estados Unidos que…es el desconocimiento y la forma de pensar que les imponen allá y las pocas ganas que exhiben de sacudirse el polvo maligno e inútil para cualquier empeño en condición no de libres; si no de libérrimos.

He leído opiniones como las siguientes, dejadas por fanáticos con muy poco tino a la hora de opinar alrededor del Duque y su breve estadía en la Organización del Texas: “…los Vigilantes no quieren cubanos allí…” sin embargo, Leonardo Cárdenas, Bert Campaneris, José Canseco y Rafael Palmeiro jugaron en ese club…también algo como: “…Texas es racista…” habría que definir que entienden por racistas esos que amparan su critica contra el club sureño porque, sencillamente, el jugador decidió, por acuerdo de ambas partes, abandonar el equipo y salir a jugársela a la agencia libre si para el 20 de julio no lo reclamaba el conjunto matriz.

Yo creo que El Duque no estaba a punto; como acaso si estaban otros de liga menor que se les manejaba como adiciones para el mes de julio también; de cualquier forma, el club tejano no se decidió por el habanero y este ejecutó la opción de su libertad incondicional. Hasta aquí, todo lo que se puede decir y, cualquier otra cosa es especulativa.

¿Estará El Duque Hernández en condiciones de poder ayudar a un club de Liga Mayor? Habría que ver; pero muchos equipos no se la juegan con pitchers de lesiones recurrentes o de otras con aparición frecuente y, el Duque está en ambos casos.

Fue una lastima que este lanzador que nació para el béisbol con el valor y la inteligencia del astro, no hubiera podido jugar en Grandes Ligas desde que tuvo 20 años; nadie sabe que hubiera hecho si hubiera alcanzado este béisbol a esa edad; porque El Duque Hernández tenia un poco de más velocidad en edad juvenil que ahora y todos los otros recursos que muestra ya los tenia también; así que, ¿Que hubiera pasado si…?

Sencillamente, El Duque no es mas ni menos que un desperdicio de esa caricatura de béisbol que es el castrista, de igual forma que muchos otros peloteros.

El Duque se agotó completamente en la asfixia que produce un béisbol atrasado y sin estímulos de categoría universal y, cuando me refiero a esto, hablo de los millones que, obligatoriamente, cualquier atleta de béisbol gana si nace en otro país que no sea el paraíso castrocomunista.

Son muy buenos algunos de estos cubanos que llegan; así lo reconoce el Béisbol Organizado…tan buenos son que les firman por millones a una edad en que ya se están recogiendo las pertenencias de la habitación del hotel para seguir, caso de que se logre un contrato, en la Liga Mexicana o en el débil béisbol japonés, que es a donde van los descartes de Grandes Ligas a continuar luciendo cuando ya aquí no pueden sacar el bate ni sacar un out; a pesar del espejismo de los mal llamados Clásicos.

El cubano es el único jugador que puede llegar a Grandes Ligas después que lo liquidaron en su país física y anímicamente, en edad solo antes conocida en el caso de Conrado Marrero y jugar, hacerlo bien y ganar millones…ningún otro país del área ni de fuera puede darse ese lujo y todo eso es debido a la gran historia del béisbol cubano en la época de “Cuando Cuba reía”; el impacto de Miñoso, de Luque, de Versalles, de Cárdenas, de Tiant, de Oliva, de Cuellar, de Consuegra, de los peloteros cubanos de Ligas Negras…fue tan grande y efectivo, que dejó un rastro salvador para estos nuevos que, a fin de cuentas, no nacieron en China.

Y Orlando El Duque Hernández es el mejor pitcher cubano que haya jugado en Grandes Ligas procedente del béisbol castrista; pero, en Cuba, tampoco tenia nada que envidiarle a nadie.

En cuanto al problema de lesiones, el caso del Duque es similar aunque diferente al del extraordinario lanzador derecho de los Elefantes del Cienfuegos y de las Grandes Ligas, Camilo Pascual, que comenzó a sufrir problemas en su brazo de lanzar en 1959, a los 25 años de edad, que se agravaron en 1964, y a la edad que tiene el Duque hoy, emprendía el camino del retiro. Camilo no ganó más de 200 juegos por esa lesión y por el desperdicio de sus facultades con los sotaneros Senadores de Washington de la década de los cincuentas.

De igual forma que Hernández no tiene más de 100 ganados ya por las lesiones que le han aquejado; mala suerte de dos grandes virtuosos del box del único país fuera de Estados Unidos cuyo béisbol ya está constituido en leyenda. A pesar de todo, El Duque Hernández ha dejado huella como competidor soberbio, sobre todo, por haber ayudado a los Yankees a estar en 4 y ganar 3 Series Mundiales. El ganó su cuarta con los Medias Blancas de Chicago.

¿Le quedará gasolina al Duque para continuar la carrera en el béisbol mayor?

Quien sabe.

Pero lo que se opine nada tiene que ver con los resultados prácticos en el terreno, que están acondicionados a las decisiones de los conjuntos de Grandes Ligas; por el momento, Texas entendió no subirlo ni como relevista, que debería ser el refugio del cubano para protegerse de las inclemencias que han dejado en su cuerpo esas lesiones originadas en un béisbol, como el régimen que impera allá, asesino y abusador.



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Béisbol cubano, cubanos en las Grandes Ligas y ligas profesionales.

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Autor: Fernando Vilá

Fernando Vilá Chao

Escritor, Director Ejecutivo de Pasión Magazine. Escribe desde Miami,FL
palmardejunco@gmail.com

 

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