Pasión y coraje del pelotero cubano
Le agradezco al periodista Andrés Pascual la gentileza de regalarles a los lectores de Palmar de Junco este interesante artículo sobre los peloteros cubanos.
Pasión y coraje del pelotero cubano
Por Andrés Pascual
Hay detalles en el auto concepto del pelotero cubano de la Isla que, tal vez, debería corregir; cosas tales como las frases "...jugamos así gracias a Fidel..."; "...dedicado al pueblo y a Fidel..."
¿Por que los peloteros cubanos deberían, por lo menos, callarse la boca ante mentiras tan exageradas como las que mencione antes? En primer lugar, porque, gracias a Fidel, perdió la posibilidad de vivir de lo que mejor sabe hacer sin compromisos ajenos al terreno de juego y su propia voluntad, que le impidieron hacer titulares de real demanda en el concierto de las Grandes Ligas; pero que, además, le impide, en los torneos internacionales, jugar libre de una presión que le asfixia y aguanta su juego; es decir, el juego del cubano histórico y, segundo, porque entre el pueblo y Fidel, porque este solo ha conseguido destruir al primero por todos los medios a su alcance, debe existir el más absoluto divorcio de voluntades posible: bien separados, como siempre ha sido la intención del dictador.
Sin pasión no hay juego; pero sin coraje no se puede demostrar la realidad de la clase profesional; luego, pasión y coraje están indisolublemente atados en el espectáculo beisbolero en cualquier nivel, circuito o latitud.
Y pasión y coraje, siempre, identificaron al pelotero cubano; el tipo de juego "a lo cubano" también ha resultado, como tantos renglones de la infraestructura nacional cubana, un robo por el resto de ese Caribe que se hace llamar "nuestro hermano"; así, el juego alegre, pimentoso, inteligente y pícaro, caliente y agresivo es patrimonio del jugador cubano; sin intermediarios, que es el cubano el exponente máximo y principal de ese estilo de juego que viene desde que Anguila Bustamante corrió un pie y medio hacia atrás una almohadilla en 1909 para hacer imposible que Ty Cobb pudiera robarle una base a quien, durante esa etapa, se consideraba el mejor receptor de Cuba: Gervasio González…
La inteligencia, la picardía, las ganas permanentes de echar a correr en bases ante el dilema del avance o la anotación segura, no se las dio Castro a esos muchachos que juegan en el llamado Clásico; no, Castro ha hecho todo lo posible por restarle clase e importancia; incluso se las ha arreglado para que su calidad descienda: fue una falta de respeto hacia sí mismo, que Omar Linares se refiriera al Duque como obligado a agradecerle quien es a Fidel, nooooo...por favor: el Duque y el mismo le tienen que reprochar al tirano quienes no son, que es otra; que hayan dejado de ganar dinero-en el caso del Duque, mas-, y que, tal vez por tal razón, nunca estén pendientes de la llamada inmortalizadora desde Cooperstown, informándoles que fueron elegidos a semejante recinto.
Esos muchachos que "sacaron del congelador" un juego contra Australia, son los mismos, con 50 años de diferencia, que metieron 7 de 12 Series del Caribe durante la primera etapa del evento; son los que, durante 75 años, superaban 25-1 al resto de los extranjeros en Grandes Ligas y que, hasta 1960, recibían 1500 visas de trabajo para el Beisbol Organizado; los mismos que perdieron con Canónico en 1941 y lo festejaron como triunfo propio; los mismos que al año siguiente mataron a palos al venezolano y no lo convirtieron en material de propaganda, respetándole a Venezuela su granito de gloria en el juego y eso se llama "sportsmanship".
A fin de cuentas, quizás Cuba no gane este evento; pero si lo gana, que nadie justifique con detalles obsoletos como que el resto "no estaban preparados", u otras razones; sencillamente, el que no se preparó, que lo hubiera hecho...que República Dominicana se entregó porque también, históricamente y al revés del cubano, escasea del corazón necesario para tamaño empeño y no por otra cosa.
Estos cubanos son representantes de la tradición y la identidad nacional que el dictador, diariamente, se empeña en pisotear; pero en el fondo de cada uno de esos jugadores, brilla el alma nacional cubana de siempre...aunque no lo sepan.
